Combate de lanchas. ¿A día de hoy es
recomendable jugar a combates de lanchas?
Después de ver la última de Los
Vengadores un combate de lanchas se me queda ingenuo. Después de ver
el nivel de destrucción que nos propone Disney, un combate de
lanchas es un aperitivo.
Yo si no puedo destruir el universo ya
no me pongo cachondo. Un combate de lanchas es para bebés, para
aficionados a la violencia. Hoy en día creo que hemos conquistado
todos los picos de la violencia. ¿Qué fantasías violentas vamos a
tener ahora? No lo sé.
Puede que tenga que aceptar la terrible
idea de ponerme cachondo con soft skills, no con hard skills. Eso
huele tanto a madurez que me están entrando ganas de vomitar. No
quiero ser un respetable señor, quiero ser un respetable punky.
¿Tendré que volver a ver Frasier? ¿La
nueva cota del sadismo pasa por tomarte un jerez ante la chimenea?
Canastos, menudo coñazo. Esto de hacerse mayor es la cosa más
estúpida que nunca imaginé.
En fin, tendré que aceptar lo
inevitable. Tendré que aceptar que he coronado todos los picos de lo
hardcore y formar una familia. Como todos los deportistas, yo quería
ganar todas las Copas de Europa posibles antes de irme a vivir a
China porque mi gente tiene ahí negocios con vinos.
Si tú, como yo, eres deportista,
sabrás que uno no puede retirarse así por las buenas. Uno tiene que
haber pisado todos los cráneos enemigos que le pedía el cuerpo
antes de pasar a ser un cuñado. ¿Cuándo te convertiste tú en un
cuñado? Me temo que te he vuelto a vencer.
Juan, el pentacampeón de Europa, hace
las maletas no sin antes haberte dejado tan en ridículo que lloras
sangre. No te enfades, amigo mío, son cosas del fútbol. El fútbol
es así.
Juan coge el avión hacia China
agitando un pañuelo para despedirse de ti. Ey, espera, no es un
pañuelo. Es mi dedo corazón mientras me parto la caja.
¡Jajajajajaja! ¡Adiós, pringado!