jueves, 1 de septiembre de 2016

DIY time with Tommy Walsh PVA Wood Glue


De Dealz me gusta (¿Qué no me gusta de Dealz?) que hagan estas marcas propias con tanta cara dura. Es como si un mendigo va diciendo de sí mismo que es el Conde de Romanones, como Don Jaime de Mora y Aragón. Dealz, en vez de hacer un bote de cola que ponga “Cola”, de forma humilde, ya que no da para más, paga a un tal Tommy Walsh (que sabe Dios quién será) y presta su imagen para la marca DIY time.


Yo no siento en absoluto que esta cola sea mejor que otra que simplemente ponga “Cola”, lo que siento es que le estoy comprando la cola a unos caraduras muy divertidos. Ese es el valor añadido que me da a mi Tommy Walsh, este anónimo Manitas en Casa.


Ser un caradura muy divertido hay que reconocer que tiene cierto mérito. No dejas de ser lo que eres, un mierda, pero al menos le echas algo de sentido del humor a la vida. ¿Por qué ir por la vida con la cabeza agachada como un perro cuando puedes ser un perro que tiene más cara que espalda? Echarle cara a la vida es gratis y por lo menos tienes un juego al que jugar.

Supongo que el matiz es si eres un caradura que sabe que lo es y, de alguna forma, pide perdón por ello, o si eres un caradura que encima se cree que los demás le debemos algo. El segundo eneatipo (que ahora se le llama así a los tipos de persona, según dice LinkedIn, esa red social tan profunda) es un eneatipo indeseable, que te la puede liar ya que no distingue la realidad de la ficción.


El primer eneatipo vive en una película de ficción pero lo sabe y deja entrever a los demás que lo sabe, lo que de alguna manera le redime. El segundo eneatipo quiere hacerte creer que la que es una ficción es la realidad y que el cuento que tiene él metido en la cabeza es la verdadera realidad. Como los locos, este tipo de persona es peligrosa porque se rige por unas normas que sólo conoce él y por tanto nunca se puede saber por dónde te puede salir.

Al segundo eneatipo le puedes ayudar a cruzar la calle y, como premio, te tira ácido a la cara, porque quizás en su mundo de ficción eso significa una afrenta, ya que le has humillado prestándole ayuda cuando él cree que no necesita ninguna. La necesita más que nadie, eso lo podemos ver todos, todos excepto él.


El primer eneatipo diríamos que es un artista menor, que ya que no puede hacer arte útil para los demás, que los eleve y les haga mejores personas, al menos vive su vida como si fuese una continua obra de teatro. Él es el héroe, aunque en la realidad sea ese al que nadie mira, y como héroe vive despampanantes aventuras que tú sólo puedes soñar. No deja de ser una vida triste, porque es como el que se cree que es una de las Chicas de Oro, pero al menos está entretenido.

El segundo eneatipo vive su ficción desde el enfrentamiento, tiene un conflicto con la realidad. La realidad le adjudica un puesto que él no está dispuesto a aceptar bajo ningún concepto. Por tanto vive en lucha con ella, aunque sea una lucha desigual. La realidad siempre gana a un loco que cree que puede vaciar el mar. El primero sabe que está intentando vaciar el mar y eso es una locura pero ¿qué va a hacer? ¿Ir al comedor social a sentarse en su puesto? Casi mejor estar sentado en la orilla del mar intentando vaciarlo porque eso es más divertido que estar sentado en un comedor social.


Ambos eneatipos, francamente, son indeseables. Es como que qué prefieres, si mierda o mierda con caca. Pues hombre, si hay que elegir, mierda normal, está claro. Pero el primer eneatipo lo puedes mirar con ternura, con cierta compasión triste, y eso te alegra la vida. Por lo tanto el primer eneatipo, de alguna manera, cumple cierta (cierta) función social.

El segundo no, el segundo tienes que mirarlo con miedo y apartarte de él con prudencia, porque al pertenecer tú al mundo real y él tener un enfrentamiento encarnizado con la realidad tú eres su enemigo. Tu sencillo éxito, del que no presumes nada porque eres una persona normal, para él es un Gran Leviatán que hay que vencer, como Don Quijote. Y lo mismo te ensarta con una lanza a la que te descuides.


Afortunadamente, esa lanza no es más que un palillo para limpiarse los dientes, porque ¿de dónde va a sacar ese matao una lanza?