Este es el libro de una exposición que
visité en Barcelona en 2003, según la contraportada del libro. Ese
año era el Any del Disseny.
Al disseny hay que ponerle un año
porque si no nadie se acordaría de él. Por eso se hacen años de
cosas, porque nadie da una mierda por ellas. Por qué va a ser si no.
En este libro se reivindican diseños
sencillos, como el clip o la goma elástica. Vaya. Algún día
reivindicaré yo las pelotillas de mi culo y nadie me podrá decir
nada. Si me lo dicen les enseñaré este libro.
En Estados Unidos son mucho más
honestos y llaman a estos libros coffee table books. O sea, esos
libros que pones en la mesita de centro del salón para que los vean
las visitas y piensen que eres la polla. Para eso, y para nada más,
sirven esta mierda de libros.
Yo, que no tengo tal coffee table, los
tengo en una repisa de mi cuarto para pensar que soy la polla o algo.
Cuando es mucho más fácil mirarme al espejo. ¿A que sí?
La putada es que los tengo que ver de
canto cuando en una mesita de café vería la portada. Y como la
portada es más grande que el canto te hace sentir más la polla.
Cuanto más grandes sean las cosas que tienes más la polla eres. Eso
lo sabe todo el mundo. ¿Tú no?
La putada también es que la estantería
está así medio escondida y un supuesto visitante al que le invitase
a entrar a mi cocina creativa igual no vería mis putos libracos.
Puede que fuese avispado y entendiese que lo hago para no dármelas
de guay, pero dudo que encuentre nunca a alguien de esa categoría.
Está difícil.
De los que van de avispados todos los
que quieras. Pero avispados-avispados no.
Qué cruz.