Quería pasar unos días sin escribir,
dedicándome a modernísimos youtubes, pero no aguanto más. Me han
dado este puto folleto por la calle y no aguanto más.
Esta campaña es el epitafio de la
publicidad. La publicidad ha dado lo mejor que tiene y en vez de
balas ha salido aguachirri de la pistola. Esta es una campaña
perfecta, inmaculada. Hecha con escuadra y cartabón. No tiene un
puto pero. Y, sin embargo, es la mierda más insultante que ha
existido nunca y que nunca existirá. ¿Cómo puede ser eso? Pues
porque el libro se terminó hace años y todavía no os habíais dado
cuenta.
Yo, que molo que te flipas, y así lo
he puesto en mi perfil de Google+, me di cuenta de que esto iba a
pasar. ¿Cómo no iba a pasar? Pero vosotros, ¿a qué estáis? ¿A
qué? Porque a molar no estáis. A las pruebas me remito. Esto son
hechos, no teorías del Juan. ¡Hechos! ¡Esta campaña es una
mierda! ¡Una mierda! ¡Taláis árboles para darme esta mierda
pinchada en un palo! ¡Pero bueno! ¿Vosotros de qué vais?
Primero, que me la lanzáis como un
teaser, como si viviésemos en 1999. Pero a ver, hijo de mi vida, ¿tú
en qué mundo vives? ¿Cómo es ese mundo prehistórico en el que
habitas en el que un teaser todavía te hace cosquillas en la
barriga? No, cuéntamelo. Que la arqueología me fascina. Explícame
qué colosales animales habitan ese mundo. ¡Debe ser fascinante!
¿Los dinosaurios han evolucionado en pájaros o todavía no hemos
llegado a ese punto? Porque yo diría que no has llegado ni de coña.
¡Pero ni de puta coña!
Luego, que, oye, imagínate que el
teaser resulta que precede a un producto fantástico. Ese que estoy
esperando. Oye, pues me callo la puta boca. Claro que sí. Pero
resulta que Love resulta ser... ¡Tatachááááán...! ¡Servicios
integrados de Orange! ¡Ole tus cojones! ¡Joder, qué interesante!
¡Lo nunca visto! ¡Menos mal, Orange, que has llegado con tus
servicios integrados, porque yo, de verdad, ya no sabía qué hacer!
¡Cuántas facturas diferentes! ¡Una de móvil, una de Internet...!
¿Es que nadie sabe arreglar este complicado desastre? ¡Una
solución, quiero!
Y ya, de postre, una jovencita gordita
preciosa me da este puto folleto delante de una tienda de Orange.
Bueno, vale. Dame el puto folleto. Yo a ti te cojo lo que quieras,
preciosa. ¡Lo que me dejes! Pero oye, si sólo me dejas el folleto,
pues sólo el folleto, no hay problema. Abro el puto folleto. Bueno,
pues por lo menos que me salgan fotos de móviles, que eso siempre
mola mirarlo, las últimas novedades. ¡Naranjas! ¡Una descripción
conceptual de la campaña! ¡Un power point hecho folleto para el
consumidor final! ¡Oye, y que ni sonrojarse! ¡Con papel de este de
puta madre! ¡Que habrás tenido que talar una secuoya para hacer el
puto folleto! ¿Pero esto qué es?
Esto lo que es es una puta vergüenza.
Un puto desastre. Una campaña que ya no es 360, sino 720, es la
mierda más mierda que ha parido madre. ¿Y si falla esto? ¿Qué
hacemos? ¡Nada! ¡Nada, retrasados, que os lo tengo dicho! ¡Que no
hay nada! ¡No hay nada más allá! ¡Se acabó el camino! ¡Más
allá hay un precipicio, por Cristo bendito, que os lo tengo dicho!
Pues no, habéis querido seguir hasta que os habéis caído. Ole
vuestros cojones.
Hombre, yo ahora podría regodearme,
pero ni ganas tengo ya. Ya bastante tenéis con lo que tenéis. Con
el vacío cerebral, la confusión más neutra, ese lugar en el que
todo es blanco en el que Neo cogía las armas. ¡Nada! ¡Habéis
llegado al vacío más absoluto! ¡A la perversión completa! ¡Y
luego el pervertido soy yo porque me gustan las gordas! No hay
derecho, hombre.
Esto es, de verdad, una puta vergüenza.
UNA PUTA VERGÜENZA. Y sobre todo por lo del folleto que es casi de
papel glossy. Vestir de gala aquello que no es nada. No, no es que
sea un poco, es que no es nada de nada. ¡Nada! Porque el humo aún
es algo. Esto no es nada. Esto es la Nada que arrasaba el reino de
Fantasía en La Historia Interminable. Un desastre. Una mierda.