Qué cómodas son estas instrucciones
resumiditas, que te vienen en un plegable en seis idiomas. Así sólo
tienen que producir un folleto, porque en ese folleto están todos
los idiomas de los potenciales consumidores.
Sin embargo que sean un plegable no es
muy cómodo. No me gusta desplegar las instrucciones como si fueran
un mapa. De igual modo no me interesa desplegar mapas, parece que voy
pidiendo por favor que me roben la cartera.
Yo prefiero seis papelitos pequeños
distintos en seis idiomas distintos. Y si tuvieran la delicadeza de
empaquetar el producto con un solo papelito en mi idioma, el mío,
ya sería perfecto.
El packaging es una ciencia menor. Se
habla mucho de la “experiencia de unboxing” pero a mi eso me
parece como super 2006. Yo creo que el 2017 invita a unboxings
correosos, para poder aplicar todos los conocimientos que hemos
aprendido durante la Crisis.
Yo si tuviera que empaquetar ahora un
producto lo haría dificilísimo. Retaría a tus convicciones
estéticas pegando las cosas con celo y con esa cinta marrón que
sirve para cerrar paquetes. En realidad ya lo he hecho pero no se me
ha entendido.
Pero como el destinatario del packaging
era un señor de un pueblo de Andalucía se lo perdoné, porque no
tiene el avanzado adiestramiento estético que tenemos en la ciudad.
Además, ser incomprendido es una buena cosa, porque quiere decir que
estás haciendo cosas que todavía no se le han ocurrido a nadie.
Ser incomprendido es una cosa muy buena
porque yo ya lo comprendo todo. Y no sabéis lo aburrido que es eso.
Sin embargo como vosotros no
comprendéis una mierda de lo que pasa alguien os lo tiene que
explicar. Y ahí entro yo.
Mi inteligencia celestial está
justificada por vuestra estupidez de los avernos. Así debe ser.