No me gustan a mi mucho las
enciclopedias de cosas. Siempre las dejo a las pocas páginas.
Supongo que leer una pequeña
descripción de un montón de obras, no se, se me antoja superficial.
Siempre acabo pensando que debería estar leyendo esas obras en vez
de estar leyendo sobre ellas.
El mismo principio no se aplica a los
youtubes de videojuegos, algo con lo que me pasa al revés. Prefiero
ver youtubes de videojuegos que jugar videojuegos.
Jugar a un videojuego como Dios manda
exige no hacer nada más por, por lo menos, un par de horas al día.
Y yo no sé si es que estoy mayor o que hay demasiados videojuegos o
demasiado largos.
No creo que la respuesta sea hacer
juegos para móviles. Esa burbuja ya está pinchada y gracias a Dios.
Supongo que la respuesta es seguir
haciendo lo mismo que hasta ahora pero teniendo en cuenta pequeños
detalles: que ya no me apetece tanto jugar a videojuegos y que son
demasiado largos.
Hacer juegos más cortos abarataría su
coste de producción y, por tanto, su precio final. Y así a lo mejor
nos animamos a comprar más.
Supongo que mi óptimo de hoy sería
una consola que pudiese ejecutar todos los sistemas hasta la PSOne y
que los juegos costasen entre 10 y 15 euros. Y que vinieran en
cartuchos. O en tarjetas de memoria grandes que se parecieran un poco
a los cartuchos. Por razones prácticas y estéticas.
A lo mejor que los cartuchos se
pudiesen comprar vírgenes y se pudiesen “llenar” con el juego
deseado en puntos de venta físicos, como la FNAC, en máquinas
expendedoras de juegos similares a las que sacaron con la Famicom
Disk System. Y que a la vez imprimieran una etiqueta con la carátula.
Pero estoy divagando.