Este libro me gusta porque le gustaba a
mi padre. Me pasa lo mismo con el Real Madrid.
Al igual que el Real Madrid, de no
haberle gustado a mi padre este libro no me gustaría nada, primero
porque es un libro y segundo porque dicen por ahí que fue el típico
libro “gimmicky” que complació al típico lector sin cerebro de
la época.
Sin embargo, como le gustaba a mi
padre, este libro es increíble, espectacular. Sin haberlo leído ni
nada. Pim pam.
Cuando por fin llegué a tercero de
carrera pude empezar a estudiar esas asignaturas que me interesaban y
no me la sudaban abiertamente, como Comportamiento del Consumidor.
Sospechaba que la gente compraba por motivos ocultos.
Hoy en día está asumida la
vinculación emocional con las marcas, pero por aquel entonces era
algo tabú. Todo el mundo te daba vagas excusas funcionales para
explicar una compra.
Durante toda esa asignatura me pasé
diciendo “¿Ves? Lo que yo decía”.
Sin embargo, cuando el público general
adopta algo ese algo se vuelve mentira. Se vuelve superficial, ya que
el público general es superficial. Mi amigo Daniel llama al público
general El Hombre Masilla, masilla por la masa, la masa de personas.
Dani siempre tiene una caída de
desprecio en sus palabras, por eso mola tanto.
Total, que ahora qué tú sabes mucho
sobre la vinculación emocional con las marcas es hora de buscar otro
vínculo. Porque nadie en sus cabales se quiere parecer a ti, El
Hombre Masilla.