¡Aliada! ¡He aquí una marca que
podría ser mi mujer! Esta es una marca dulce, de casa, que tiene
calor de hogar. ¡Aliada! ¡Esta marca es tu aliada, no tu rival,
aquella con la que mantienes interesantísimas batallas
intelectuales! No hay nada que más que agote que una zorra que crea,
equivocadamente, que tiene algo que hacer contra mi.
Coronar las alturas intelectuales igual
a ti te parece una cosa como muy guay. A ver, sí, lo es, pero cuando
lo has hecho todo lo intelectual te atufa. No quiero ni un dato más
en mi cerebro. Vamos, no es que no lo quiera, es que no cabe. Yo
poseo todo el conocimiento del universo. Así, pum, te lo creas o no.
¿Ves? Ese es tu problema. Que que yo te diga que soy muy inteligente
para ti supone una ofensa.
¿Por qué diablos? ¿No crees que
alguien tiene que ser el más inteligente del mundo? ¿Alguien tendrá
que ser, no? Bueno, pues soy yo. Fin de la historia.
Me temo que lo que buscas es un rival
más a tu altura, lo mismo que yo busco a alguien lo suficientemente
satisfecho con su inteligencia como para no buscar rivales. Hulk
Hogan probablemente no busque en una mujer una tía cachas, porque él
es el Campeón Mundial de Pressing Catch y a él eso del Pressing
Catch pues, oye, como que lo tiene dominado y tal. Buscará a alguien
que alimente otras partes de él que no vemos en el ring.
Yo busco a Aliada, esa mujer que compra
en El Corte Inglés y que no ha abierto un libro en su vida. La busco
porque compra en El Corte Inglés, porque sabe que en El Corte Inglés
está lo mejor para tu hogar, y eso es lo que yo quiero, un hogar, no
un despacho en el que discutir, por enésima vez, qué fórmula
política es la más adecuada para la tesitura actual. Yo, mientras
me saco un moco, ya he llegado a la fórmula política más adecuada
para la tesitura actual.
De buscar una mujer de ese tipo sólo
daría con molestias, y no quiero más molestias, que ya te tengo a
ti, en exclusiva.
Aliada no ha abierto un libro en su
vida y no sabes lo contento que estoy con eso. ¡Por fin una mujer
hogareña! No ha abierto un libro en su vida porque ha estado ocupada
limpiando y adecentando la casa para mi, que llego cansado con mi
enorme cabezota llena de conocimientos y necesito un buen sillón
donde reposarla.
Y todo eso no le supone ninguna ofensa,
como se supone que tienen que suponer las mujeres hoy en día, porque
los hombres, pues ya se sabe, somos muy malas personas, nuestra
virilidad es la causa primigenia de todos los males del planeta y es
imperativo que un ejército de zorras nos planten cara, ya que somos
los malos de la película, sin ningún tipo de discusión, por
supuesto.
Quizás si yo fuera uno de esos hombres
garrulos y de cerebro chiquitito necesitaría una mujer de ese tipo,
porque alguien tendría que pararme los pies. Pero como no es ese el
caso que nos ocupa lo que necesito es una mujer tan cariñosa como
yo.
Así que me quedo con Aliada, esa marca
discreta y que evoca algo dulce y bucólico en mi cabezota de melón.
¡Discreción! ¡Qué cualidad tan denostada hoy en día! Qué bella
ironía que el tipo más molón del planeta busque una compañera
para su vida cuyo rasgo distintivo sea la discreción.
Otrora el tipo de mujer imperante era
tipo Aliada, por eso antes lo que molaba eran las zorras locas. Pero
hoy como ya sois todas unas zorras locas lo que mola de verdad son
las mujeres Aliada.
Haced caso al Rey de la Molonidad,
arrodillaos a sus pies, si es que vuestro orgullo os lo permite, y
alabad su manera sublime de tomar las decisiones. Si alguien sabe
aquí de molonidad soy yo, espero que eso haya quedado ya
perfectamente claro, y como Rey de la Molonidad digo que la mujer que
mola es Aliada.
¡Fin de la cuestión! ¡Que vengan los
bufones! ¡Necesito divertirme! ¡Vamos!