A mi los esloganes me encantan. Siendo
finos se les llama “claims”, pero a mi me gusta más la palabra
eslogan porque me recuerda al Tío Gilito, porque él utilizaba
eslóganes para anunciar sus muchos productos. Café, verduras, pasta
procesada... Gil Pato era un gran hombre.
Este eslogan es especialmente
simpático. “Conducimos” porque es una revista de coches, de
máquinas que se conducen. Y “pasión” porque a todo el mundo le
gusta la pasión. Puede que seas el ser más gris de la faz de la
Tierra pero, oye, si alguien apela a la pasión, tú escuchas.
Además este eslogan tiene una de estas
mezclas de laboratorio, lo racional y lo emocional ¡juntos! ¡Por
fin! Gracias, revista Autopista.
A la gente les encantan las cosas que
mezclan lo racional y lo emocional. Les hacen sentir seguros, como
que tienen todo el pack. Lo racional está muy bien, pero mucha
racionalidad ¡qué rollo! ¡También quiero pasión! Bueno, pues no
te preocupes, porque la revista Autopista te escucha.
Pero claro, mucha pasión es peligrosa,
porque ¿quién sabe a dónde te puede llevar? No, no, no, mejor
ponme mitad de racionalidad, que no las tengo todas conmigo.
Y así se construyen los eslóganes. ¿A
que es divertido?
Una barbaridad.
Y nada, y así pasa la vida. Entre lo
racional y lo emocional.
Qué desastre.