El Cybernoid es un juego que a mi nunca
me llamó la atención, he tenido que saber cuál es buscándolo. Era
uno de esos juegos que venían en caja pequeña, del mismo tamaño
que los discos de mi Spectrum +3. Lo que molaba de los juegos
antiguos es que venían en unas pedazo cajas que hoy serían edición
de lujo. Menudo derroche. Hoy a los editores de software de
entretenimiento de los 80 los podemitas se los comían vivos.
Lamentablemente, yo tiré todas esas
putas cajas y ahora me encantaría tenerlas. Ah, la nostalgia, esa
enemiga de mi madre.
Por ejemplo, el Capitán Trueno venía
en una caja grandota, llena de colores, con una ilustración que te
cagas. Era cuando Dinamic ya empezaba a molar menos, como todo el
software español, pero bueno. Mola igual.
El Navy Moves también venía en caja
enorme, como el After the War. Eran todos unos juegos alucinantes. Y
mucho más baratos que los de ahora.
Qué bello es algo al principio. Por
eso nos comemos los brotes de soja, porque cuando la soja está mayor
le cuelgan las tetas y los lóbulos de la oreja. Es asquerosa. No hay
quién se coma eso.
No sé, siempre la puedes operar, pero
yo qué sé. Una pelleja es una pelleja. Eso es así. Y andar toda la
vida comiendo pelleja es una putada. Mejor una jovencita, ¿no? Todo
el mundo sabe eso.
Hablo de la soja, vamos.
No sé. Una jovencita está más rica.
Es más tonta pero es más rica. La soja no es para tener
conversaciones. ¿O sí? No sé, yo creo que no.
Tampoco te creas que sé yo mucho de
soja.