domingo, 27 de noviembre de 2016

Cartucho de memoria Saturn

Si molas tienes una Saturn. Si no no molas.


Si ya molas de verdad tienes una japonesa. Si no tienes una normal.

Molar es coto de caza de unos pocos privilegiados. Molar tiene que ver con un sentido desarrollado que no tiene todo el mundo. Molar, en definitiva, es una cuestión de pedigrí.


Mi raza es superior por muchas cuestiones. Primero, porque es necesario, alguien ha de guiar a las masas ciegas, de ojos de topo, seres miserables. Segundo, por adornar. Es muy bonito que seres como yo pueblen el planeta Tierra, lo mismo que es muy bonito que haya rosas en un jardín de margaritas. Visten. Visten mucho.

Dios nada hace al azar. A mi me colocó aquí para guiaros, consciente de vuestra ceguera galopante, os podríais apuntar a la ONCE. Allí os recibirían con los brazos abiertos ya que andan bastante escasos de efectivos últimamente. Pero como os negáis por orgullo os guío yo, fantástico.


Molar es un talento natural, no se puede aprender. Las personas apuntadas al IED están perdiendo el tiempo. Allí buscan un resplandor que jamás tendrán. Los dueños lo saben y les sacan el dinero. Pobres.

Molar, más bien, es un don. Puedes ser Mozart o puedes ser Salieri, tú mismo. Pero yo creo que para ser Salieri mejor no ser nada.


Tiene que ser desesperante ser Salieri. Tú ahí venga a esforzarte, venga a esforzarte y, llega Mozart, se tira un pedo, y lo hace mejor que tú. Por eso digo que si eres Salieri dedícate a otra cosa. Hazte frutero. O panadero. El panadero hipster que ha abierto la panadería enfrente de mi casa es como Salieri. Al menos lo admite y ha puesto una panadería.

Todos los Salieris de las profesiones creativas se han rendido y han puesto panaderías o tiendas de bicicletas. Bien por vosotros. Por lo menos lo admitís.