miércoles, 31 de agosto de 2016

Avecrem Pollo


Avecrem le da a tus guisos ese toque de sabor que tu pericia culinaria no es capaz de darle. Ese podría ser lo que se podría llamar “un slogan honesto”, pero estos sloganes no valen. Oh. Lo siento.


Yo cuando abro una fabada Litoral siempre le echo mitad de una pastilla de Avecrem por consejo de mi madre. Tirar de Avecrem me parece el camino fácil, como ya he dejado claro en mi slogan, pero mira, a veces no estoy para “pureza de las formas” y sí para glutamato.

Yo conozco tres Avecrems, Avecrem Pollo, Avecrem Carne (o Ternera, como sea el protocolo mercadotécnico) y Avecrem Verduras. Siento que esta clasificación de Avecrem es una completa fantasía y creo que la mía es la de verdad: Avecrem Sabor Medio (Pollo) Avecrem Sabor Fuerte (Carne) y Avecrem Sabor Suave (Verduras).


El Avecrem no es más que un intensificador del sabor, como los polvos que les echan a las Ruffles y que hacen que sepan a lo que hoy conocemos como “Jamón”, “York´eso” o “Campesina”. Son unos sabores completamente ficticios, que nada tienen que ver con el jamón, con los sandwiches de jamón york y queso o con los productos que pueda haber en la casa de una campesina. Sin embargo están más ricos que cualquier manzana.

Si algo tiene de bello la civilización para mi es esta reversión, completamente osada, de lo que uno pueda pensar que es natural o no. No quiero pasar por el tema de que si el “Sabor Jamón” lo ha creado el hombre, y el hombre es natural, ese sabor también ha de serlo. Siguiendo esa lógica todo lo que existe es natural ya que existe.


Eso me temo que son debates para aprendices de filósofo y si algo aprendes de ellos es por mera casualidad. Aquí lo interesante para mi es que el Señor Matutano tenga los santos huevos de inventarse un sabor en su laboratorio de sabores y le salga de las pelotas llamarle “Sabor Jamón”.

¿Cómo rayos se hace el “Sabor Jamón”? ¿Reducen un jamón a sus partes esenciales y, desde ellas, reconstruyen un sabor sintetizado? ¿Qué productos son los que componen el “Sabor Jamón”?


Yo lo que me imagino (lo que me imagino) es una gran sala llena de botes completamente iguales. En estos botes hay etiquetas que ponen E-000, E-001, E-002... Así hasta E-999. Esto es lo que pone en la composición de las cosas, unos fantasmagóricos productos que todos son una E y un número de tres cifras.

Imagino que cada uno de estos botes debe tener unos polvos diferentes, como si de pica-pica se tratare. Imagino que el experto creador de sabores artificiales debe ser como un maestro perfumero, pero que en vez de desarrollada la nariz lo tiene el paladar. Este maestro de los sabores sabe perfectamente a qué sabe el E-149 y el E-221, conoce sus sutiles matices y las sensaciones que provocan en nuestras bocas. Asimismo, sabe que si mezclas E-671 con E-420 te sale un sabor que se parece a cómo sabe una gamba. Pero si a esa mezcla añades E-828 conseguirás, súbitamente, algo que sabe parecido a la cebolla.


Lo que no entiendo es de dónde salen los E-XXX primigenios. Imagino que ocurrirá como en los perfumes, que tienen unas esencias clave destiladas y toda la industria juega con las mismas esencias, como yo juego con el amarillo, el rojo y el azul y a partir de estos colores esenciales aparecen cientos, millones de ellos.

Imagino, también, que estos maestros del sabor no deben ser científicos chiflados, aunque alguno haya, como en todas las profesiones, y que su voluntad no es envenenarnos. Al menos, esa voluntad no la tienen. Que ocurra por circunstancias es otra cosa. No lo sé.


Así que yo, por mi, acepto estos sabores como parte de mi vida, como miembro de una civilización que ha llegado a destilar sabores como quien destila perfume de naranja.

Aún con todo, echar Avecrem me parece facilón.

La Cigala Salvaje Arroz Exótico y Original


Francamente, a mi daría mucha vergüenza ir diciendo por ahí que mi producto es “exótico y original”. Exótico todavía me atrevo, pero original... ¡Qué original soy! Cuando uno dice que es original deja de serlo. ¿No?


En fin, como yo he tratado con algún que otro responsable de marketing de este mundo de Dios, pues chico, aunque pusiera “Arroz me cago en tu puta madre hijo de puta” pues me quedaría igual que estoy. Porque sé que en esos mundos la lógica no existe, las normas allí son inventadas, absurdas. No llegues allí con sensatez porque te vas a tropezar en los dos primeros minutos.

En los mundos del marketing el miedo ha creado un mundo aparte, como Satanás inventó unas reglas aparte de las de Dios porque le dio el punto de que estaba cansado de tener que obedecer siempre a Dios. Al ser Satanás un tipo muy brillante, según cuentan las Escrituras, pues claro, se le piró un poco la pirulilla. Lo que tenemos la peña brillante es eso, que se nos puede pirar un poco la pirulilla si no tenemos los cojones bien plantados en la tierra.


El caso es que el director de marketing, como Satanás, ha inventado un mundo que contraviene todas las reglas que Dios inventó para que fuésemos felices por toda la Eternidad. En este mundo tú puedes tirarte mucho el pisto y decir de ti mismo que eres la hostia, el mejor de todos, porque en este mundo la gente en vez de pensar que eres un gilipollas y que te vayas a tomar por culo, subnormal, lo que va a pensar es que eres la hostia, el mejor de todos.

Como ves es un mundo no exento en absoluto de candor.


En este mundo puedes tratar a la gente como si fuesen ovejas, ya que en este mundo las personas son como ovejas. Si les dices que hagan algo lo harán, porque al no tener capacidad de pensamiento crítico no se les pasa por la cabeza, ya que no tienen, hacer algo distinto a lo que tú les hayas ordenado.

En este mundo la seducción no tiene sentido porque es un gasto de energía inútil. Sugerir que tu producto, quizás, sea muy bueno no tiene sentido cuando puedes afirmar rotundamente que tu producto es muy bueno. Que esto sea cierto o no no tiene importancia porque en este mundo la gente ni busca ni compara, lo que se hace es ir donde va Vicente. Y como Vicente dice que esta es la mejor opción de todas las que hay sobre la mesa debe ser porque esa opción es la mejor.


Este mundo es maravilloso si te dejas llevar por él como si fueses al parque de atracciones. Cuando dejas de creer que vives en un mundo donde el norte está al norte y el sur al sur podrás disfrutar de centelleantes paradojas de la física sin que te pueda ocurrir nada malo, ya que es un mundo de fantasía y todo lo que ocurre en él está en tu imaginación.

Puedes aceptar las locas reglas del director de marketing y venderle mierda a millón el gramo, ya que en este mundo la mierda es oro y el oro es mierda. Así pues puedes dedicar tu vida a otras cosas que sean de tu interés ya que, 5 minutos antes de la reunión con el director de marketing, puedes ir al baño de la empresa y cagar una suntuosa mierda que te van a comprar por muchísimos euros, entusiasmados.


Una vez superada la infantil esperanza de que el mundo del director de marketing tenga en absoluto sentido real podrás robarle todo su dinero a cambio de ningún esfuerzo, porque en este mundo el esfuerzo es castigado y la vagancia recompensada. Puedes entrar y salir de él como si de Matrix se tratare y sacarle todo su oro y usarlo para fines con sentido real en el mundo de Dios. Esta, y no otra, es la maestría en el mundo del director de marketing.

Mira, me están entrando ganas de ir a cagar. ¡Por fin! De mi cajero automático anal van a salir lucrativos billetazos de 200. ¿Qué compraré con ellos? ¿Un viaje para mi mujer? ¿Una reforma de la casa para mi madre? ¿Un automóvil para transportar a mis familiares y amigos? Cualquier cosa que tenga una utilidad real, naturalmente.


Y todo a cambio de una olorosa y suntuosa mierda.

Knock, knock, Neo.

Betafar alcohol 96º reforzado


Yo el alcohol lo uso para limpiar cosas, no para curarme nada. Si, pongamos por caso, me cae la tinta en la mesa, me emociono porque eso me permite sacar el alcohol y el algodón o el papel de water (según cómo anden los negocios en cada época y convenga gastar más o menos) y ponerme a limpiar como una hormiguita.¡Cómo me lo paso!


Limpiar cosas con alcohol es muy divertido. La suciedad no es tal ante el alcohol. De una pasada ¡ras! adiós suciedad. El problema es que el alcohol es un producto muy agresivo y si con él limpias, imaginemos (imaginemos, ¿eh? No es que me haya pasado a mi, no, no) un laser disc, pues te lo va a desgraciar en enorme cuantía y tendrás que inventar algo para hacer que ese laser disc siga molando. Porque si no la gracia se esfuma. Afortunadamente tengo recursos. Vamos, los tendría si me llegase a pasar, que ya te digo que no me ha pasado. No.

Hay dos productos de limpieza estrella: KH-7 y Cillit Bang. KH-7 es más industrial, cuando usas KH-7 parece que estás en una fábrica con maquinaria pesada. ¡Las turbinas tienen que quedar limpias porque el teniente vendrá pronto a pasar revista! ¡Cómo emociona limpiar con KH-7! Te crees que eres muy importante cuando eres un puto mierda.


El otro es Cillit Bang. Cillit Bang es KH-7 domesticado. Es George de la Jungla cuando lo traen a la ciudad. Tiene un agradabilísimo color rosa que da ganas de comerte el producto y huele como mejor. Pero no te engañes, es KH-7 que se ha hecho homosexual. KH-7 ha venido a la ciudad y se ha dado cuenta de que en la ciudad uno tiene más éxito si se viste de homosexual. Y como de tonto KH-7 no tiene un pelo se ha vestido de homosexual.

¿Cuál es mejor? Hombre, yo pienso que un producto de limpieza tiene que ser más como KH-7, porque lo que quieres es arrancar la grasa y no invitarla a té. Pero, claro, si tu mujer te dice que vale ya con tus asuntos de mecánico que tienes toda la casa que esto parece un taller más que una casa pues casi mejor que uses Cillit Bang y así tienes a tu chochito contentín.


Como veis las cosas no suelen ser mejores o peores, suelen ser adecuadas o inadecuadas. Si te vas a la industria pesada no saques el Cillit Bang porque se van a reír de ti. No, no, da igual que limpie igual que KH-7, porque limpia igual. Es una cuestión de virilidad. Que no, que no les cuentes que limpia igual. ¿No te enteras? Lo que quieren es reírse de ti, no cuál es la verdad o no. La verdad es que rosa=mariquita y Cillit Bang es rosa. Fin del asunto.

Si has quedado con tus amigas pedorras saca el Cillit Bang, porque van a decir de ti que eres un chico refinado, aunque en tu imaginación ya te las hayas follado a todas. Bueno, a la gorda no. La gorda que se haga un dedo.


Lo que puedes hacer también es tirarle a todos el producto de limpieza a los ojos y que se queden ciegos mientras sus pupilas se abrasan ante tu regocijo, porque estás ya cansado de tener que comportarte de una u otra manera según el entorno el que te halles. Esta, aunque es la opción más sensata en teoría de todas y Dios te premiaría por elegirla, en el mundo de los hombres te puedes enfrentar a varios años de prisión por utilizarla, alocadamente. Así que yo no te la recomiendo, por prudencia.

Como ves, del acto más sencillo se pueden sacar teorías fascinantes. Como tú no puedes hacerlo cada vez necesitas actos más y más complejos, como ese pervertido para el que el orgasmo nunca es lo suficientemente potente. ¡Ah! ¿Y a mi que me cuentas? Haber visto más los dibujos animados, no las noticias.


Que ahora la culpa de que seas un trozo de yeso va a ser mía. Sí, mis cojones.  

Harvest vainilla


Si he de fumar un tabaco de mariquita, prefiero que sea el de vainilla, no el de frambuesa. El de frambuesa es demasiado mariquita y el de chocolate, no sé, yo no veo ahí el chocolate por ningún lado.


Cuando uno compra un tabaco “sabor vainilla” espera que sepa a vainilla. Sin embargo, sabe a tabacote normal, lo que pasa es que huele a vainilla. Uno espera mmmmm que las papilas gustativas aprecien la vainilla, mezclada con el sabor del humo de este tabaco alemán. Pero no, es sólo tu narizota la que apreciará la vainilla, porque aquí no hay tal sabor, sólo olor.

¿Por qué compro esto entonces? Bueno, pues porque al menos huele. Olor sin sabor es mejor que ni olor ni sabor. No, no, el humo huele igual de mal o de bien que el de cualquier otro tabaco. Aquí lo que harán será mezclar unas cuantas ramas de vainilla con el tabaco para que se le pegue el olor y puerta. Aquí no hay “refinado proceso” que valga. Esto lo puedo yo hacer en el garaje de mi tía Angustias sin ningún problema, cojo un par de baldes, meto el tabaco, le echo un par de ramitas de vainilla, lo muevo así un poco con la mano, lo dejo reposar, me voy a ver la tele y al día siguiente tengo tres o cuatro kilos de carísimo tabaco “sabor vainilla” que vender en el mercado.


Los negocios, como la salud, es otro mito que nos han vendido, al menos a mi me lo han vendido pero bien. ¡La salud! ¡Los negocios! ¡Son cosas delicadísimas! ¡Complicadísimas! Que va, que va. Esto es sota caballo y rey. ¿No ves que todo es un timo? Si la vida son cuatro bobadas...

Cuando empecé a hacerme mayor y a ser “un hombrecito” me tuve que empezar a preocupar de estas cosas, que son las cosas propias de “un hombrecito”. ¡Menudo miedo! Ante mi aparecían dos sombras amenazadoras, espantosas, sugiriendo que eran proyectadas por dos monstruos invencibles. Quién me iba a decir a mi que eran dos ratones, Pixie y Dixie, con una linterna detrás en un ángulo particular.


Ahora tengo entre manos otro Gran Leviatán que, como yo a las mujeres las entiendo de un vistazo, me da menos miedo: el matrimonio. El matrimonio será otro de esos monstruos que al final son gatitos que con tres caricias ya los tienes amaestrados. Al final todo es un cuento, es todo fácil. ¿Qué opción es la más fácil en este momento? Esta. Pues esa es la opción correcta. No hay otro misterio en la vida.

Mi cerebro, aunque titánico, prefiero que tome menos decisiones de las que probablemente tú le dejes tomar al tuyo. El corazón es bastante mejor consejero para las decisiones cruciales, ya que como dijo Woody Allen, en el corazón hay sangre, y la sangre viaja por todo el cuerpo, sabe lo que vale un peine. En el cerebro sólo hay células grises, están ahí plantadas y piensan.


Yo a mi Mac no le dejo tomar una puta decisión. ¿Te crees que soy tonto? ¿Qué coño sabe este puto cacharro de la toma de decisiones? Este es un cacharro potentísimo para analizar datos, cruzarlos con otra serie de datos y darme un número que yo tardaría años en calcular en medio segundo. Pero el que tiene que saber qué hacer con ese número soy yo, no el puto ordenador. Con el cerebro ocurre lo mismo.

Mi cerebro es capaz de sugerir escenarios fantásticos, retorcidísimos, diabólicos, imposibles, pero el pobre es que sólo se está imaginando cosas. No tiene la realidad delante de sus narices, como tiene mi corazón. Mi corazón ve que esos escenarios están muy bien para saber hallar caminos inesperados, que hagan que tú te quedes fascinado ante cómo he sido yo capaz de llegar antes que nadie a la meta sin que ni siquiera parezca que esté despeinado. Pero el que dice por dónde hay que tirar en cada momento es mi corazón.


Mi cerebro, al ser capaz de procesar complejísimas ecuaciones, puede imaginar escenarios maravillosos, bucólicos. Y es mi corazón el que se pone manos a la obra con las herramientas reales que están al alcance de mi mano para llegar a esos escenarios imaginados. ¡Pero tú no inviertas los papeles, berzotas! ¡No dejes que el cerebro tome decisiones! El cerebro está como una regadera, esa es su naturaleza. Estar como una regadera. Por eso se le ocurren ideas tan fantásticas. Pero de manejarse en la realidad no tiene ni pajolera idea, ni debe. Ese es trabajo de tu corazón.

Así que, tío, deja de hacer el tonto porque me estás dando pena, de verdad. Yo no sé qué ideas de chichinabo le estás dejando tener a tu corazón ni qué decisiones de cabestro irrecuperable le estás dejando tomar a tu cerebro, pero la realidad alerta de que tu negocio es un desastre. ¡Esto es un desastre! ¡No sabes ni cómo funciona tu propio cuerpo!


No sé, tío. Tómate unas vacaciones. O aprende cómo funcionas, qué sé yo. Pero no me ofendas la vista con este desgraciado accidente que es tu vida.  

Gourmet café soluble descafeinado


Gourmet es la marca de Dealz. Mola porque tanto Lidl como Dealz, las marcas de precios tirados por los suelos, evocan en los nombres de sus marcas propias altísima calidad. O sea, el mundo al revés, que es lo que es el mundo hoy. ¿Esto es una mierda? Pues le llamamos Gourmet. Como a tu jefe, que le llamas irónicamente “jefe”, aunque tú no te des cuenta todavía de que eso es una ironía.


Tendrías que llamarle “pololos”, que es lo que es, pero ahí se enfadaría el nota y cualquiera sabe lo que podría hacer, al ser un pololos. Yo por eso a este café le trato con mucho respeto, por si le da un flaira y se le cruza.

A mi, francamente, me da igual beber Nescafé que Gourmet, porque yo no soy un gourmet. Lo soy de bebidas energéticas y productos pop, pero no de café. Bueno, seguramente si me pones un café buenísimo me dé cuenta y te diga “¡Oye! ¡Qué bueno está este café!” pero si me pones un café Gourmet me lo beberé sin mediar palabra porque mis prioridades son otras, no el café que bebo.


Este café funciona, sabe a café, no a mierda, que es lo que uno podría esperar por 1,50€. Me emociona bastante más comprar un bote de café soluble por 1,50 que beber un café sobresaliente.

Quizás algún día me emocione más lo contrario, pero hoy por hoy no es así.


Me llama la atención lo caro que es el café soluble. Debe exigir un proceso carísimo hacerlo, porque si no no tiene sentido. Me imagino que lo que harán será hacer un café normal, evaporarlo, y el poso que quede es lo que llamamos café soluble. Luego a eso le echas el agua que le has quitado y se vuelve a convertir en café normal. Me imagino que harán lo mismo para separar el agua de la sal con el agua de mar.

Este proceso no me parece carísimo, pero como yo no tengo ni idea de esos procesos tengo que callarme y pagar como la puta que soy, porque si no haber estudiado.


Si hubiésemos estudiado todos un poco más no nos la estarían dando con queso día sí y día también. Sabríamos qué cosas del sistema son una estafa burlona y no tendríamos que exponernos a ellas de un modo tan peligroso. Pero como hemos preferido pasar de saber cómo funcionan las cosas a cambio de tener Netflix pues nos la están dando con queso en mayor o menor medida, porque ya te digo que yo no lo sé.

¿Este contrato es un timo? ¡Pues a lo mejor! Pero yo lo voy a firmar porque me cuesta menos esfuerzo firmarlo y exponerme a las consecuencias que estudiar si realmente esto es una estafa flagrante o no.


A mi me gustaría una vida limpia, sabiendo que puedo ir por la vida confiado, que es mi forma de ser natural. Pero como estoy rodeado de ladrones no me queda más remedio que exponerme a ellos, porque no me queda otra opción. ¿Qué otra opción tengo? ¿Enfrentarme a todo y a todos tirando mi energía en una batalla que tengo perdida de antemano, ya que me superan en efectivos? Es más inteligente seguir avanzando a pesar de que cada rato se me clave una espina en el tobillo, ya que es más práctico pararme a arrancármela y a curarme la herida que no moverme del sitio.

Naturalmente que preferiría que todos recobraseis vuestro buen juicio y volvieseis a ser las personas respetables que recuerdo que sois aunque cada día lo recuerde menos, pero eso ya lo he intentado y he fracasado. Así que ¡no sé! Es preferible seguir avanzando a mi rollo, comprando café Gourmet, y dejaros esa responsabilidad a vosotros, que no os vendría tener un poco de responsabilidad sobre vuestro comportamiento, aunque fuera un poco.


No sé si me he vuelto un cínico, pero esta es la opción más inteligente que existe dadas las circunstancias hoy en día. El mal comportamiento lleva, si recordáis, al fracaso, así que dejaré que sea el fracaso y no yo el que os lleve por el camino recto. Además, cuando volváis a vuestros cabales recordaréis que cuando estabais desquiciados yo os traté de ayudar y me deberéis un favor. Y seguramente yo cualquier día de estos necesite que me hagan un favor. Así que todo encaja maravillosamente.

No, no, nada de invitaros a un café, ni siquiera a un café Gourmet. Hombre, una cosa es que sea buena persona y otra que sea tonto del culo. Ahora que te invite tu puta madre, que no veas cómo te has puesto cuando te sugerí que la estabas cagando funcionando de esa manera. Ahora búscate la vida, pringado.


¿Tú qué te crees?  

Cobra Negro Marfil


Yo no sé qué puto marfil ha visto esta gente, pero para mi el marfil es como blanco, ¿no? Como crema.


Este tubito pertenece a mi época de cuando decidí hacerme artista y, por lo tanto, me compré el kit de artista. Me fui a El Corte Inglés como un niño los quince primeros días de septiembre a preparar su vuelta al cole. Como había leído en viejos manuscritos que los artistas usan pinceles con pinturitas de colores me compré una caja de esas pinturitas. Los famosos óleos.

¡Cristo bendito! ¿Pero quién inventó este infierno? ¡Esto son todo problemas! Entiendo que en la Edad Media utilizaran estas cosas porque se alumbraban con velas y quemaban mujeres un poco histéricas, pero esto... ¡Esto no tiene sentido hoy en día!


Esto es incontrolable. No puedes hacer nada a derechas con esto. La acuarela, bueno, también es incontrolable, pero al menos tiene ese toque angelical, que parece que ha estado pintando una mariposa. Sí, vale que con esto las cosas quedan “como serias”, pero prefiero que algo me quede menos serio a cambio de que se seque antes de dos días. ¡Joder! ¿Pero quién tiene tiempo de usar esta caca?

Al final usé el óleo para hacer pinturas de temática densa, religiosa. Ya que esta mierda es más densa que un lodazal, saquémosle partido en asuntos tan densos como un lodazal. Y, bueno, hay que reconocer que para esas cosas está muy bien. Pero aún así el concepto de arte que yo tengo en la cabeza puede prescindir de los óleos perfectamente.


Al final opté por los recurridos rotuladores. Un Edding no te falla, un Edding es un tiro. ¿Quieres hacer una línea recta? Pum, aquí la tienes. ¿Quieres hacer gráciles formas que evoquen gráciles pensamientos? ¡Ni medio problema! ¡A tu disposición!

¿Quién puede ser tan pretencioso de retratar el 2016 con óleos? El 2016 es Red Bull, locura, asfixia, retorcimiento, barbarie, luces led, descomposición de las formas. ¿Qué rayos haces tú pintando con óleos? Ah, hacer un monumento a tu ombligo. Ya, ya me imaginaba que por ahí iban los tiros. No, mira, es que niñas vanidosas no nos interesan. Eso es ahí, en la otra ventanilla, donde pone, bien claro, “Jardín de Infancia”.


“No, es que yo uso pintura acrílica”. Bueno. Vale, eso todavía lo compro. Es un coñazo aún con todo, pero conceptualmente no andas tan alejado. La pintura acrílica, para empezar, se llama “acrílica”, y eso evoca a laboratorio, a artificial, a tubos de ensayo. Eso es más 2016, desde luego. ¿Dónde ves tú en el 2016 bellos colores difuminándose en el aire? ¿Qué aire? ¡No hay aire! Está todo en nuestros pulmones, guardándolo a bien recaudo porque hay poquísimo. ¡Cualquiera va a regalar un poco de aire en estos tiempos! En todo caso mataré a mi vecino para quedarme con el que tiene él, porque está la cosa bien jodida.

Así que, chico, como con todo, el arte me parece un lugarcito donde cuatro memos se han atrincherado y no quieren que nadie les quite ni un trocito de su pastel. No pasa nada, así está todo hoy en día. No existe una porción de la actividad humana donde los cuatro garrulos de turno no se hayan atrincherado para que nadie exponga a la luz que son cuatro garrulos atrincherados. No tengo ningún problema con eso, yo si fuera un garrulo haría lo mismo.


Pero ¡hombre! ¡No me obligues a pintar con óleos! ¡Ahí ya te estás pasando! ¡Que seas tonto no te da derecho a que me obligues a serlo a mi también! Si tú no sabes qué carajo significa ser artista no implica que tengas que joder a los que sí lo somos. Que no, tranquilo, que no te voy a quitar ni un trocito de ese pastel cada día más mohoso. Yo espero a que la cocina se ponga otra vez en marcha y ahí ya pueda ponerme las botas de pasteles frescos, recién hechos. Tú sigue comiendo de... ¡Caray! ¿Eso es una cucaracha? Oye, en serio, que me parece que he visto una cucaracha correteando por tu pastel.

¡Hostia puta qué asco! ¡No sabes el asco que me dan a mi las cucarachas!

Sony Alkaline


En Dealz puedes encontrar 10+2 pilas Kodak por 1,50. ¡Menudo chollo! Quizás para mandos a distancia y cosas así, porque para cámaras de fotos así grandecitas te duran dos días. Pero dos. Y tampoco es que me pase yo los días echando fotos.


Así que opté por comprarme este pack de 4 por 1,50, también en Dealz. No serán como unas Duracell de 3,95 pero digo yo que durarán más que las Kodak. No sé, al final no las he estrenado, porque la cámara lleva cuatro y le he tenido que poner dos ya al mando de la Xbox 360. Naturalmente, mando gana a cámara de fotos. Esto es evidente.

A mi me gusta irme de vez en cuando a Ikea en coche a comprar pilas. Te venden packs de 10 o de 10+2, no me acuerdo, por poco precio. No tan poco precio como 1,50 pero poco precio, y duran más que las Kodak, eso te lo aseguro. Lo hago por dar una vuelta, porque ya habrás deducido que lo que me gasto en gasolina compensa el ahorro en pilas, pero bueno, el placer de conducir compensa el gasto de gasolina.


¡Yo no dejo un cabo suelto! ¡Mi vida es perfecta, diseño perfecto! ¡No hay cabos sueltos! ¡Me he preocupado bien de ello!

Ir a Ikea en coche me encanta. Yo no me saqué el carné hasta los 26 o algo así porque eso de conducir, lo mismo que eso de nadar, me aterra. Pero, bueno, ahora que ya sé parece que lo hago bastante bien. Como soy un tío responsable voy despacín y disfruto más siendo eficiente en el consumo de combustible y trazando curvas elegantes que pisándole al coche. Yo soy esa persona a la que hay que imitar, soy el que tu madre te dice que tienes que juntarte con él. Lástima que yo no quiera juntarme contigo.


A mi las señales de tráfico me parece que están perfectamente puestas, podría ir sin mirarlas todo el camino y siempre cumpliría las normas. Efectivamente, este tramo es de ir a 90, mientras que en este otro hay que ir a 70. Las señales de tráfico están perfectamente diseñadas para una conducción perfecta y sin incidentes, el que tienes un problema eres tú, que estás mal educado y sobras en la sociedad.

Me gusta mucho ir a San Sebastián de los Reyes, ese pueblo de Madrid donde está ubicada Mercury Steam, la desarrolladora de software responsable de Castlevania: Lords of Shadow. A ti esto igual te parece una memez, pero si supieras el dinero que mueve el software de entretenimiento hoy en día igual no te parecía tanta memez ni nada.


Allí está ese abominable complejo comercial en el que están sitas Ikea, Media Markt, Worten y otro sinfín de comercios espantosos. Allí las familias de clase media y media-baja van a pasar su fin de semana, ya que su formación les impide encontrar formas de diversión por ellos mismos. Yo voy por la razón contraria.

Y ahí voy yo, confundiéndome en el estiércol, disfrazado de bosta cuando yo no soy bosta. Las bostas se disfrazan de mi y todos nos lo pasamos muy bien disfrutando, impostadamente, de lo que a cada uno nos niega la vida.


Compro mis pilitas y me vuelvo a casa, no sin antes pasarme por Media Markt y Worten a ver si hay alguna hidden gem de Xbox 360 o de Wii que vendan a rebajadísimo precio. Como las personas responsables de estos lugares no tienen ni idea la la calidad real de las cosas y sí de cifras de ventas puede que te vendan oro a precio de arena, ya que no todo el mundo sabe reconocer el oro y, por tanto, a veces está a muy bajo precio. La alta formación suele suponer ahorrar dinero.

Y ¡nada! ¡Así paso yo la vida! Ya ves que mis diversiones son grandiosas y cuestan dos pesetas mal contadas. No entiendo cómo tú puedes disfrutar pagando 10 euros por un cuba libre. Eso ya te tenía que arruinar la noche, tendrías que irte a llorar a un rincón después de pagar eso. Sin embargo no lo haces y el lunes vuelves a tu trabajo de mierda a seguir dejándote humillar para continuar llevando un estilo de vida que odias.


Que no, que no, que yo no me junto contigo. Dile a tu madre que le agradezco que me reconozca, pero que yo no me junto con su hijo. Mi etapa de Santa Teresa de Jesús que ayuda a los pobres de espíritu por el mero placer de hacerlo se ha acabado.  

Bimbo Grande


A estas alturas para mi Bimbo Grande significa más una tía bien hinchada de silicona de 1,85 que una bolsa grande de pan de molde. Para mi las tías buenas ya tienen más sentido que el pan.


Supongo que es cosa de la edad. Con los años te vuelves “más hombre” y, como tal, tienes apetitos más colosales. Una chica inteligente está muy bien, pero, para mi, a estas alturas, necesito que tenga algo más. O algo menos.

Las chicas inteligentes son estupendas si son lo suficientemente inteligentes como para darse cuenta de que la inteligencia no lo es todo en esta vida. Acabo de estar hablando con Baltasar, el mendigo de mi calle, sobre este mismo asunto. No, no lo hemos tratado con tanta finura como lo estoy yo tratando aquí, Baltasar no es Eduard Punset ni falta que le hace. Hemos estado hablando de lo buenas que están todas. Del quid de la cuestión.


Hemos estado hablando del hecho clave: de que esta está buenísima pero que, en cuanto se va esa, aparece otra aún más buena. Baltasar se refería a este fenómeno como “un partido de tenis”, porque no dejas de mirar para un lado y para otro. Efectivamente, es como un partido de tenis. Muy bien.

Yo le he confesado que estoy como él. Puede que él sea un mendigo y yo no pero tenemos el mismo problema. No sabemos cómo entrarle a las tías. O quizás sean las tías las que no se dejen entrar, no sé. Ese es el gran misterio. Por eso Doc Brown, al completar con éxito su experimento del viaje en el tiempo, decidió dedicarse al otro gran misterio del universo: las mujeres.


O sea, que un sabio que sabe cómo viajar en el tiempo no sabe cómo entrarle a una tía. Vamos, es que el 80% del presupuesto de I+D tenía que estar dedicado a esta partida. Es evidente que tenemos mucho que aprender sobre esto y sabemos demasiado poco, poquísimo.

¡Yo ya no sé qué hacer! Cuando vas de malo porque vas de malo. Cuando vas de bueno porque vas de bueno. ¡Siempre te dicen que no! Caray, ¿qué hago mal? “No vayas de nada”, me diría ahora la típica lista. Si, ya, eso está muy bien cuando ya se ha entablado la conversación. Ahí no tengo problemas, no te preocupes, las distancias cortas son mi terreno. Pero ¿cómo llego a la distancia corta?


Al ser inteligente siempre opto por el camino más corto entre dos puntos. No me enredo con disquisiciones sobre el sexo de los ángeles. Por tanto tomar el camino recto a veces exige ser un poco brusco. ¡No me cuentes cuentos! ¡Tú, chocho, eres de mi propiedad! ¿Comprendes? ¡Eres de mi propiedad!

Las inteligentes que no lo son tanto verán esto como señal de garrulismo, pero las suficientemente listas como para hacerse las tontas sabrán de lo que estoy hablando. Si una tía va de lista da por seguro que es tonta. Vamos, un hombre igual, pero ahora estamos hablando de tías. Por tanto mi prerrogativa es que es preferible llevarse una o dos bofetadas a cambio de separar, de un plumazo, el grano de la paja.


La tonta se esconderá detrás de su ridículo cerebrito porque su problema real no es que yo sea demasiado tonto, sino que soy demasiado macho. Su útero microscópico no puede albergar el pollón que le estoy enseñando. Por tanto, en vez de decirme “no soy lo suficientemente mujer para ti”, que es la realidad, me dirá que yo no soy lo suficientemente inteligente para ella. ¡Yo no soy lo suficientemente inteligente! ¡Jajajajajaja! Joder, tía, es que eres tonta. Ahora sí que lo has dejado clarísimo.

Sin embargo, la lista con un útero como un vergel y grande como un campo de fútbol, entenderá lo que yo quiero decir. Se hará la tonta para que yo quede de listo, que es el juego que le he propuesto, y la tonta no ha entendido ni el huevo. Hará popotitos, que es lo que yo estoy buscando, y se atusará el pelo de forma nerviosa y voluntaria, como diciéndome “Sigue así, chico, que has tocado la tecla”. Muy bien, mamá, allá voy.


Si los dos somos capaces de contenernos el uno al otro llegaremos a un exitoso final. Su útero de Godzilla albergará mi pollón de Mazinger Z y ambos ganaremos en gran cuantía. Mientras tanto la tonta se quedará teniendo que aguantar a los tontos que van de caballeros cuando lo que son es una panda de garrulos fingiendo que tienen algo de caballeros cuando no lo tienen. Y el caballero se llevará a la dama porque somos lo suficientemente listos como para jugar a lo que no somos.

Esto es lo que me gustaría explicarle a Baltasar. Pero claro, como el idiota de él se pone nervioso y no para de hablar pues no escucha. Y por lo tanto no aprende nada.  

martes, 30 de agosto de 2016

Wacom Bamboo


Las putas tabletas gráficas para mi son un sufrimiento; se supone que para mi esto debería ser el no va más, un cacharro con el que dibujas en el ordenador, porque yo sé dibujar, y se supone que esto para mi tendría que ser la octava maravilla del mundo. Sin embargo siempre las acabo guardando en el cajón, que es de donde la acabo de sacar.


Lo que me pasa con estos aparatos es que me resultan demasiado... Complicados. Sé que es muy fácil, mueves el lápiz en la tableta y lo mismo ocurre en la pantalla del ordenador. Sí, gracias, lo pillo, Einstein, pero es que eso, aún así, es demasiado complicado para mi.

Para mi una tableta tendría que ser la propia pantalla del ordenador. Que muevas el lápiz sobre ella y lo que tenga que aparecer aparezca sobre la propia tableta. Esto es para trogloditas.


En el iPad tengo una app que yo creo que es la única app que tiene sentido en el mundo, una que aporta verdadero valor añadido. Lo demás son cagarrutas de gente pre-fracasada, como ya vaticinó Steve Jobs, ese genio que a mi ahora no me gusta reverenciar porque hasta el más tonto estudiante de administración de empresas va por ahí diciendo que Steve Jobs es un genio. Eso lo tenías que decir cuando le echaron de Apple, algo de lo que tú ni te enteraste, torcuato, no ahora que ya lo sabe todo el mundo.

Imbécil.


La app en cuestión se llama Paper, así, con ese espíritu minimalista. Consiste en que tú mueves el dedo encima del iPad y en el iPad se pinta como si tú tuvieras una plumilla en el dedo. ¡Esto sí que me mola pirindola! ¡Esto sí que cuadra en mi forma de ver la vida!

La plumilla te viene gratis y luego tú puedes comprar, que de ahí es por donde la aplicación gana el dinero que tiene que ganar, otras herramientas: el lápiz, el bolígrafo, el pincel de acuarela y el rotulador. Yo las tengo todas porque ya te digo que esta aplicación me gusta. Es la única app para la que he pagado dinero, yo creo. Y para esa del cocodrilo de Disney, que se llama ¿Dónde está mi agua? o algo así. Ese juego mola mucho.


Te vienen unos colores gratuitos que para mi son suficientes, no me gustan las cosas demasiado complicadas. Si no lo puedes hacer en cuatro trazos no encaja en mi estilo.

Total, que las putas Wacom, aparato que distingue al diseñador gráfico de pro del que no lo es, yo me la paso por mis sudadísimos cojones. Me he fijado que el que exige herramientas en el trabajo “acorde con su nivel” es el que menos nivel tiene de todos. Pasa lo mismo en otros ámbitos de la vida, el que lleva el polo más caro es el más tonto de todos. El que lleva el coche más caro es el más tonto de todos. En el mercado de los accesorios de informática ocurre la misma ciencia.


El que tiene la tabla de skate más cara de todas es el que no sabe grindar. Eso los chicos de mi pueblo lo saben mejor que nadie en el mundo. El que mejor patina es el que tiene la tabla más hecha polvo de todas.

Yo, como Ferrari, aspiro a producir aquellos objetos que los más estúpidos de la humanidad quieren tener. Ya que no tienen la lucidez necesaria para brillar por si mismos, quiero darles yo ese brillo a cambio del dinero que hayan robado con métodos más o menos expeditivos. Es mi manera de devolver el equilibrio al mundo, robar a los ricos para dárselo a los pobres. Yo, como ellos, soy un ladrón de guante blanco, en lo que nos diferenciamos es en nuestros objetivos.


Así espero poder dar a mi familia una vida confortable. Tampoco soy yo de rodearme de muchos lujos, yo soy como ese señorín de pueblo que pide un café solo y se lleva para casa la mitad del sobre de azúcar que no le ha echado al café, pero que luego en el banco tiene más dinero que los que se pulen cubatas como quien toma agua mineral Font-Vella.

Pero a mi familia todos los lujos que quieran. Yo no quiero lujos porque para mi el lujo es poder prescindir de él, pero si mi familia quiere ir de vacaciones, pongamos por caso, a París, me gustaría poder darles el capricho.


Por eso voy a devolver esta tableta al cajón. Porque no creo yo que pueda hacer nada de extraordinaria calidad con este aparato. Con un humilde iPad voy que chuto.