lunes, 31 de julio de 2017

Torpedo – Bernet/Abulí

Este tebeo me lo regalaron sin conocerme un ápice, porque a mi los gánsters y la serie negra me dan urticaria. Me parece un modo de vida chunguísimo, siempre a oscuras, siempre noir. No entiendo cómo alguien puede optar por algo así voluntariamente.


Para colmo de males los gánsters llevan traje, lo que hace ya que piense que son tontos de capirote. A ver, tío: si eres un fuera de la ley sácale partido. Vete en chandal, hombre, que es más cómodo. Para ponerte traje entra a trabajar en Unilever, que por lo menos tienes seguridad social. No entiendo tus patrones mentales.

Me puedes decir que los gánsters modernos van en chandal y escuchan rap, pero eso ni son gánsters ni son nada. Son trainees de gánster. Un gánster serio lleva traje. Pero para llevar traje no te haces gánster. Así que el rollo gánster es una paradoja lógica, uno de esos dibujos imposibles de Escher.


Torpedo está dibujado por Bernet, que quizás lo recuerdes más por Clara... De noche en El Jueves. Clara... De noche va de una prostituta de corazón de oro que además tiene un hijo al que quiere un montón y lo mantiene alejado de sus pecaminosas labores.

Clara... De noche tiene un peinado así también como muy años 20, lo que revela el gusto de Bernet por esa época. Supongo que Bernet y yo no coincidimos en nada salvo en lo del corazón de oro.


Para mi gusto tiene más mérito ser una puta con corazón de oro que un hipster que compra Mr. Wonderful. El corazón de oro es evidente que será más potente cuánto más peso tenga que aguantar y lo de ser una puta te carga con un pesillo fino. Por tanto la puta gana al hipster en potencia lo mismo que un 4x4 gana a un Twingo. Su motor es simplemente más potente y eso lo convierte en un motor de mayor calidad.

¡Coño, si vas vestido de bueno no tiene mérito! Lo que lo tiene es ser bueno pero parecer malo. Lo otro es una trampilla que a mi me pone un poco negrales. ¡Tú mucho predicar pero puta que se haga otra! Así no vale, hombre.


Por eso a mi todo lo hipster que nos recuerda que tenemos que cuidar y mimar a nuestro niño interior me insulta así bastante y tal. Ese mensaje tiene que estar interiorizado a estar alturas y que me lo recuerdes con tu atuendo lo que me recuerda es que el que tiene que aprender esa lección todavía eres tú. Así que vete con tus pantalones cortos rojos a tomar por culo.

Yo me voy con Clara, que además de que está que revienta de buena es un sol y no se viste de casita de muñecas. ¿Pensabas que vistiéndote de niño ibas a ganar alguna batalla? ¿Ves cómo eres tonto? Tontísimo. Tontísimo.

El Club Estéreo 1 – Britney Forever

Cuando le hice caso un amigo comprando tebeos de tapa dura delgaditos con tendencia a la línea clara cometí un error. A mi estas cosas me aburren un montón y no me gustan. Me parece bien que las compren otras personas pero no me parece bien comprarlas yo.


Esto de los gustos es algo horripilante. Hay gente que no puede ir más que con gente de gustos afines. Parece que tiene cierta lógica hasta que te das cuenta que en gustos igual coincidís pero vete a saber tú si en todo lo demás también.

Hace mucho tiempo que decidí dejar de elegir mis amistades porque tengan o no gustos parecidos a los míos. No por nada, es que es un gasto tonto. Cuando era más joven estaba desarrollando todavía mi criterio y necesitaba gente que me ayudase a desarrollarlo. Ahora que lo tengo desarrollado ese tipo de empleados sobran en mi empresa.


¿Qué empleados necesitamos ahora en Juan Inc. para nuestro desarrollo ulterior en el despiadado circo capitalista? Necesitamos empleados leales, básicamente. Los jóvenes tienen mucha energía pero están por hacer y cualquier día te plantan y no los vuelves a ver más. Y ese tipo de shocks emocionales no convienen nada ahora en Juan Inc.

La lealtad es una cosa como superpoco de moda porque se asocia a rollo paleto, a nobleza baturra. Yo, por contra, prefiero encajar alguna que otra pedrada de vez en cuando que estar preocupado por si este cualquier día le da un flus y nos quedamos cariacontecidos en Juan Inc. La juventud implica inestabilidad y la inestabilidad ahora viene mal. Por tanto los jóvenes aquí están mal mirados.


A los jóvenes se les valora por su efervescencia y por sus ideas frescas, pero como aquí el efervescente y fresco soy yo no necesito a alguien que lo sea también. Además estoy seguro que despreciaría su criterio tanto como desprecio todo aquel que no sea el mío propio e igual el chaval se acababa sintiendo poco valorado. Así que pasando de herir a jóvenes.

Si tú tienes ese carácter que aporta serenidad a una estructura incipiente ¡estaríamos encantados de hablar contigo! No, es broma. A los empleados de Juan Inc. los elige el destino, los hados, y como yo tengo mucho peor tino que ellos a la hora de decidir qué es mejor para mi delego alegremente esa función en sus sapientes manos.


Como yo no tengo ni puta idea de qué me depara el destino no tomo ni una puta decisión, no como el resto de CEOs, que no paran de tomar tranquilizantes por el chocho loco que tienen formado en el coco. Yo simplemente salgo a la calle con inocencia y me pasan cosas. Reconozco que a veces cansa esperar a que pasen, pero es mejor eso que cometer errores a lo tonto.

Mi método es perfecto porque nunca me equivoco. Y no me equivoco porque yo no hago nada. Pero, aún así, vamos tirando. No sé si hacer un TED con esta metodología. No sé, eso del TED es como para niños pijos... Empezaría a hacer el gambas en el escenario y ya la tendríamos liada.  

domingo, 30 de julio de 2017

Eneryeti – Tropical Energy

Eneryeti tiene muchas variedades, así a ojo yo diría que va por 4 ó 5 ahora mismo. Antes sólo había Eneryeti normal, por tanto este aumento de variedades habla de que Eneryeti está teniendo cierto éxito por lo menos.


Si no tienes éxito ni se te pasa por la cabeza aumentar la producción, a no ser que seas una de esas personas hipnotizadas por “las nuevas formas millennials de hacer las cosas”. Cada poco tiempo sobre la faz de la tierra aparece alguien que quiere que lo blanco sea negro y lo negro, blanco. Por ejemplo, el final del siglo pasado estuvo marcado por personas que quisieron hacernos creer que endeudarse con otra persona es ¡buenísimo!

Si por ejemplo insultas a alguien contraes una deuda. Si pides perdón no pasa nada y la deuda queda condonada, pero si persistes en que tú tienes razón la deuda aumentará con el tiempo por los intereses. Cuanto más tiempo mantengas el insulto más daño hará y por lo tanto más tendrás que gastar en reconstruir lo destruido más adelante.


La idea de que endeudarse es bueno se basa en la impunidad. Uno se inventa la idea de que ancha es Castilla y que eso de las deudas, bueno, es opinable. Pues no es opinable, lo siento. Es algo natural, genético. Si jodes a alguien quedas tú jodido por dentro también y estarás impulsado constantemente a saldar la deuda. Pero si haces más caso a tu orgullo que a tu instinto natural con el tiempo tendrás un monto a saldar imposible de complacer.

Cuando uno entra en la zona de las deudas mal asunto. Tu espíritu se pone en números rojos y por las noches te empieza a costar dormir porque tu espíritu está agitado pensando en que le debe tanto a fulanito. Y como no duermes bien por la mañana te despiertas de mala leche y la pagas con el primero que pase, contrayendo otra deuda más todavía.


Total, que cuando te quieras dar cuenta le debes algo a todo el mundo. Y como la gente suele dar de lado a los deudores uno acaba marginado porque nadie le contesta los WhatsApp. Te empiezas a volver loco pensando qué rayos pasa y lo que pasa es que has jodido a demasiada gente. Pero como la gente ahora te quiere joder a ti por listo no te dice nada y, con el tiempo, acabas ingresando en el manicomio.

En el manicomio encuentras a otros deudores tan locos como tú y Alguien Voló Sobre El Nido Del Cuco. Pero eso ya es otra historia.


La paranoia millennial también es fina, se basa en que si tú eres chupi-guay todo está hecho. Te compras unas gafas de pasta, compras la Jot Down y eres impune. La paranoia millennial crea un mundo de unicornios que nadie ve. ¿Ves tú unicornios por alguna parte? Ah, que tú sí. Vale, vale, sigue tu camino. Fuch, fuch.

La vida es muy sencilla, lo que pasa es que hoy en día con tantas ideas descabelladas sobre la mesa uno ya no sabe qué está bien y qué está mal. Hombre, yo sí lo sé, pero es que yo me lo he currado. ¿Qué te piensas? ¿Que estoy jugando yo a locos juegos de unicornios de colores o qué?

sábado, 29 de julio de 2017

Facundo – Chaskis Sabor Queso

Hoy hablaremos de una marca muy longeva, al menos tan longeva como yo: Facundo. Facundo es conocida en mi generación por las pipas en las que se podía leer la siguiente frase: “Y dijo el toro al morir: siento dejar este mundo sin probar pipas... Facundo”. Esa frase fue todo un mantra para mi generación, aunque un mantra un poco pureta, sí.


Hoy aquello ya no vale, porque la frase la decía un toro que estaba siendo matado por un sonriente torero. Eso hoy en día es políticamente incorrectísimo y las pipas Facundo serían denunciadas por todo el mundo en tromba. Así que ahora sale el toro vestido de hipster diciendo algo que ya se me ha olvidado.

Lo malo de la gracia es que es incontrolable, como las mujeres. Las mujeres, la gracia y yo somos como el mercurio, nuestra naturaleza es aleatoria. Nuestra función en el mundo consiste en que si tu dices tal nosotros decimos cual. Si tú tiquití nosotros tacatá. Nosotros somos los que decimos que tu idea es mala, Elon, y que te vas a estrellar. ¿Por qué, si todo cuadra? Porque no tienes gracia. Es así de duro.


Lo que buscas con tus fabulosas ecuaciones, Elon, lo tenemos nosotros de forma natural. Yo me imagino que tiene que ser muy jodido, pero sólo me lo imagino, porque no lo sé. Yo no sé lo que es vivir sin gracia, lo exótico para mi es lo otro. Hasta cuando estoy de mal humor tengo gracia, por eso nadie me hace caso cuando me pongo serio. Siempre se me escapa una risita por alguna parte.

Si no tienes gracia nunca tendrás la pieza maestra. Por eso te digo, Elon, que por no perder el tiempo podrías abdicar en nosotros y eso que nos ahorrábamos de extraños ascensores para coches dentro de túneles. Eso de los ascensores para coches es una tontería y estás gastando el dinero a lo tonto. Lo que necesita el mundo es encerrar a cuatro enterados y reírnos de ellos desde fuera de la jaula, no ascensores de coches.


El fin de los problemas del mundo es ese, el coche eléctrico es un adorno liviano, superfluo. Y como para reírse de los jetas lo que hace falta es gracia y no un Tesla por eso te digo que deberías abdicar cuanto antes.

Además es que me da como pena verte devanarte los sesos para algo que es como muy fácil. No quiero ni pensar lo que debe ser estar en tu cerebro. Vamos, no lo pienso porque me da algo.


En fin, que todo eso que tienes en la cabeza es como malo. Yo trabajé con ideas un tiempín y sé con mirarlas así un poquillo por encima cuándo son buenas y cuándo son malas. Es como saber calar melones.

Y ¡bueno! Pues eso te cuento. ¿Qué tal todo, aparte de esto? ¿La familia bien? Bueno. Pues eso es lo importante.

Ángel Sefija – Por tercera vez

Ángel Sefija va de humor de observaciones agudas, tipo Seinfeld. “¿Se han fijado que los viejos conducen muy despacio?”. Ese rollo.


Yo estoy como muy cansado de observar cosas porque me espanto a veces de lo que veo, así que dejaré el humor de observación para los profesionales. Si yo tuviese que hacer humor con según qué cosas, no sé, sería muy duro.

Pero que sea muy duro no quiere decir que a uno, después de todo, no le apetezca intentarlo ¿no os parece? Hoy me he levantado con el guapo subido.


Aunque también te digo que mi rollo Marathon Man cansa un poquillo. ¡Estoy de hacer ramos de flores con mierda como único material que me va a dar un tabardillo, como a Carl Winslow cuando viene de visita Steve Urkel! También podemos hablar de eso, ahora que lo pienso.

¿Cuándo las series dejaron de molar? Desde que nació la maldita HBO. Un día de primavera un grupo de intelectuales decidieron que las series eran un formato artístico muy válido y se dedicaron a reivindicarlas. ¡Pero bueno! ¿Tú te crees que las series necesitan que un pimpollo como tú las reivindique? Esto es lo que te diría A.C. Slater si osases colocarte a su sombra.


Las series se reivindican solas, que no seas capaz de darte cuenta es lo que no te hace digno de tocarlas. Complicas mucho las cosas. Para empezar, haces capítulos de una hora cuando con 23 minutos tenemos de sobra. Una hora de capítulo se hace una cosa muy densa, apetece muy poco tragar ese engrudo.

Luego no se te ocurre nada mejor que quitar las risas de fondo pregrabadas. ¡Ole! ¡Ahora sí que la has hecho buena! ¿Y ahora cómo vamos a saber qué tiene gracia y qué no? La magia de las risas pregrabadas (que muchas veces pertenecían a personas ya muertas en el momento de la emisión) es que convertían cualquier cosa en algo desternillante. ¿Por qué tienes tantas ganas de esforzarte pudiendo resolver dándole a un botón? No lo entiendo.


¡Ahí venga a pensar guiones, venga a pensar guiones! ¡Si lo que tiene gracia es un pedo! Mira: ¡prrrrrtz! Ya está.

Por eso te digo que debes tener un vida muy vacía si te pasas el día pensando cosas complicadísimas para decir que el amor siempre triunfa. Sí, hombre, si eso ya lo sabemos. ¿Qué más tienes? Nada más. Pues vete a tomar por culo, anda.

viernes, 28 de julio de 2017

Plátano de Canarias – Coplaca Natur

Coplaca. ¿Qué es coplaca, una placa a pachas? ¡Quién sabe! El mercado de commodities es un follón mental fino.


Cuando estudiaba Admon. y Dir. de Empresas (sic) nos hablaron del mercado de commodities. Como tiene un nombre tan guay al principio me hizo ilusión. Suena a comodidades, así que igual era un mercado de sofás, no sé. Pero no, era el mercado de materias primas, el más aburrido de todos. Donde se compra y vende nabos y aceitunas. ¡Uh! ¡Qué fiesta!

Yo creo que si te dedicas a algo tan chungo como comprar y vender cosas tienes que dedicarte a abanicos, a jarrones ming, a algo que ilusione. Pero no, tú te dedicas a las habas. ¡Joder, tío! ¡Mira que hay cosas para comprar y vender! Pues tú a las habas.


Según la película Entre Pillos Anda el Juego la gracia de estos mercados no es el mercado en sí mismo, sino las ganancias que se pueden rebañar de ellos. Por ejemplo si tú crees que el precio del café va a subir puedes comprar mucho café cuando todavía es barato para venderlo cuando ya se haya puesto caro. A esto se le llama especular.

A mi no me parece que haya nada malo en especular, pero si se te pira la olla con ello imagino que será malo ya. Pero eso pasa con todo, si te lavas demasiado los dientes puedes dañar la placa. En sí mismo no hay nada malo, lo malo es el pirado que hace un uso chungo de ello.


El fin de un mercado es comprar y vender, no especular con los precios. Puedes especular un poquillo pero sin perder de vista el fin crucial del asunto. No hace falta meternos con los banqueros: un diseñador de moda que valora más la fiesta y las copas que el diseño en sí mismo es tan fraude como el más ponzoñoso banquero.

La lección de la crisis es que si usas la riqueza para darte un baño de caprichos al final la movida se te va a ir al cuerno. La riqueza está para traerla a casa y que tu casa sea un poco más rica a todos los niveles. Tómate unas copas, no te preocupes, pero no te olvides que el fin de la cuestión es este que te digo.


Además ¿cómo te iba a sentar el gin tonic si sabes que en tu barrio la gente que te quiere está mal? Tú ahí tomando gin tonics y haciendo chistes con el ejecutivo gordo de turno y en tu barrio matándose por una discusión de fútbol. ¿No crees que les debes un poco al menos del néctar de las altas esferas?

¡Pues yo creo que sí! Y como no pagues cuando vengas te vas a cagar.

Dragon Ball – Serie Azul – 49

Tener cosas de Dragon Ball es una apuesta segura, no como tener cosas como El Acorazado Potemkin. Si tienes El Acorazado Potemkin no creo que la vayas a ver más de una vez (si lo consigues) pero si tienes Dragon Ball siempre es buen momento para leer un poquito.


Dragon Ball mola porque enseña a los niños el valor de la lucha, de la voluntad, del superarse a uno mismo cada día un poquitín más. Yo he visto y leído mucho Dragon Ball y ¡ya me veis, niños! Hecho un Son Goku.

Hoy en día si no tienes estos valores en la mochila estás perdido. ¡Perdido! No tienes ni una sola oportunidad. Eso de me meto en una empresa hasta que cumpla 65 y llegue otro a reemplazarme no es que se haya acabado, es que da pena cómo sigue avanzando como un zombie de Left 4 Dead.


Yo he tenido la suerte de tener un desarrollo guapis y todos los valores de los que hablo los tenía ya desarrolladitos antes de que empezara la mierda del rollo de las startups y tal. Hoy ya yo creo que no, pero en mis tiempos trabajar en publicidad y tendencias era la mejor escuela para la vida a la que podías apuntarte.

En publicidad aprendías a trabajar como se trabaja hoy ya en todos los sitios que no sean una mierda pinchada en un palo. Te relacionabas con gente de todo pelaje y condición y de postre te divertías un montón. Lo que viene a ser una startup de hoy.


En tendencias, les duela o no a mis queridísimos creativos, era dónde estaba la pomada de verdad. Nos juntamos unos cuantos lumbreras en un foro y me río yo de Silicon Valley. Nosotros inventamos qué es y no molar. Tamaña fue nuestra osadía. Los brainstormings de la agencia de publicidad eran aguachirri comparado con lo que había allí.

Por tanto ahora me viene un chaval con sus “cualidades startuperas” y levanto la pata y le meo. En nuestros tiempos lo hacíamos así, si alguien nos insultaba con su presencia levantábamos la pata y le meábamos. No nos cortábamos un pelo.


Así que con lo que te cuento de que he visto mucho Dragon Ball y con esto que te he contado ahora no sé ni para qué te molestas en mirar mi perfil de LinkedIn. ¡Si es todo mentira! ¡Yo no he estudiado en mi puta vida! Todo lo que pone en mi perfil de LinkedIn es mentira, todo lo que digo aquí es verdad.

Y ya ves, sólo haciendo lo que me apetecía en cada momento. ¿Ves como te esfuerzas demasiado? Tienes que aprender de Goku, no de Vegeta, hombre.

jueves, 27 de julio de 2017

Dick Tracy

No había visto yo Dick Tracy, pero es una de esas películas históricas que es fundamental tenerlas. A mi Ben-Hur ni fu ni fa, pero el Batman de Tim Burton de puta madre.


Las películas antiguas tienen que ser muy buenas para que te gusten. Tienen que tener una luz interior potentísima porque para tragar hora y media de blanco y negro hay que tener redaños. Si no te cogen con el anzuelo de la grandeza interior ya les pueden dar dos duros.

Para que una peli en blanco y negro te guste sin trucos tienes que haber vivido tu infancia entre pelis de blanco y negro. Si yo no hubiese pasado mi infancia entre películas como Dick Tracy no me hubiese comprado Dick Tracy, y si la hubiese visto me parecería cutrísima. Pero como me recuerda a mi infancia me encanta.


¿Estoy preparado para que un joven me diga que las cosas de mi infancia son una mierda? ¡Mmmmmm! ¡Regular! Prefiero no enfrentarme a eso de momento. Seguiré viendo Dick Tracy hasta que esté preparado.

Naturalmente que no puedo competir con Pokémon. ¡Estaría bueno! Si yo pudiese competir con Pokémon ¿para qué servirías tú? Tengo entendido que la especie tiene que mejorar, y si yo soy mejor que tú me estás propinando una decepción, hijo.


Sea como sea yo todavía tengo cosas que aportar. Por ejemplo, veo que vas de listillo porque eres un mierda. ¿No es así? ¡Pues claro que es así! Es el truco más básico. Para evitar un enfrentamiento directo le enredas el coco a la gente. ¿Quién te crees que se inventó ese truquito?

Bueno, tengo que decirte que ese truquito tiene un recorrido limitado. Tarde o temprano tendrás que poner los cojones sobre la mesa y ahí no valen líos. O tienes cojones o no los tienes y si no los tienes lo van a ver. Así que deja de cazar Pokémons por la calle y escúchame.


¡No, hombre, no te me arrugues ahora! ¡Suelta la New Nintendo 3DS! ¡Que la sueltes te digo! Si no es más que una tontería, verás. Lo que pasa es que, claro, eres tan delicado, hijo... Si es normal. Estaría preocupado si no lo fueras.

Bueno, igual con esta lección por hoy es suficiente. Veo que estás golpeando la pantalla de la consola con el stylus compulsivamente y eso es señal de que quieres que te deje solo. ¿Ves? Si tu padre era igual que tú.

TMEO – Extra nº 50

Tengo entendido que el TMEO es (o era) una institución en el País Vasco. Para mi era un El Víbora menor pero para la gente de allí era algo a lo que tener mucho cariño. Estoy a favor de la aldea global con peculiaridades regionales.


Cuando me enteré que había cómics más allá de Mortadelo no salía de mi asombro. Había tebeos en los que salían tetas y pitos. ¡Pero bueno! En el Makoki incluso había una historieta sobre coprofagia y una de sus viñetas la tengo delante ahora mismo, en los ojos de mi imaginación a largo plazo. Bueno, medio. ¡Tampoco soy tan viejo!

Me compré mi primer El Víbora en el aeropuerto antes de salir a uno de esos viajes a Inglaterra para aprender inglés. Me quedé patidifuso contemplando que había otros estilos de dibujo que no pertenecían a la escuela Bruguera. La cultura es así, aparece cuando menos te lo esperas. Ya ves, en el aeropuerto.


A partir de ahí coleccioné El Víbora hasta que llegó el triste día de su defunción, uno de los años de principios de siglo. Lo recuerdo porque lo llevaba a mi primer trabajo y quedaba muy de guay mandando mails generales pidiendo la salvación de El Víbora. Todos aquellos lugares por los que paso quedan impregnados de mi dorada capa externa.

¿Se puede enseñar a ser guay? Sí y no. Si yo te enseñara a ser guay primero te tendría que enseñar a dejar de ser gilipollas y ese es uno de los trabajos más duros a los que se puede enfrentar uno, si no el más duro. Deconstruir una farsa insultante es difícil porque su dueño la tiene en mucha estima a pesar de ser aquello que le impide avanzar.


Ser guay, en resumidas cuentas, es ser como tú eres. No, no como te crees que eres, ahí es donde cometes el error crucial. Te has montado una película tan complicada para no dar la cara que ahora no puedes salir de ella. Tu peli se cimienta en una serie de compromisos adquiridos desde tu infancia que tendrías que romper para deshacer la película. Pero como eso es la leche de duro porque te van a dar hasta en el carné de identidad pasas.

Aún te diré más: cuando los rompas te vas a quedar exactamente como cuando los adquiriste, desnudo como un niño. Y eso a tu edad es la hostia de vergonzoso. Así que piénsate otra vez si realmente quieres ser guay porque es un camino duro.


Yo creo que con todo el camino que llevas andado y con tu escasísimo talento vamos a tirar de plan B. Mejor te voy a vender cosas que le hagan pensar a la gente que eres guay. No lo serás de verdad pero lo parecerás y para ir tirando vale. Con mi capa dorada la gente flipará contigo y te sentirás muy bien, energía que podrás usar para mientras ir dejando de ser idiota.

Pero vamos, que te lo hago como un favor. Para que veas que tan-tan gilipollas no me pareces.

miércoles, 26 de julio de 2017

Odio Vol. 10 – Una Terapia Asquerosa

Odio muy bien. Si no me lees a mi lee Odio, que no es un 10 pero es un 9,9. Tampoco está mal.


Por la portada, en este volumen a Lisa se le pira la olla. Lisa está cansada de hacer siempre lo que los demás esperan de ella y de un día para otro se busca unos amigos góticos y se hace lesbiana. ¡Pues lo normal! No conozco una sola persona normal que un día no lo haya dejado todo y se haya hecho punk. ¿Conoces tú una persona normal que no haya hecho eso?

Como nos desvelan a lo largo de Odio, eso es una etapa y luego Lisa viene con sus demonios ya exorcizados a casarse con Buddy y a tener un puto niño del que cuidar en vez de cuidar de ti mismo. Pero para llegar a ese estado de excelsa madurez hay que haber sido antes punk. Si no ya me dirás tú qué coño le vas a enseñar a tu hijo. A ser una mierda.


Las etapas son una cosa bellísima, una persona hoy es tal y mañana te la encuentras siendo aparentemente una cosa completamente bizarra. Pero es la misma persona, lo sabes por el DNI. ¿Cómo puede ser esto? Pues por lo mismo que un día tomas Fanta para al siguiente tomar Bitter Kas, porque hay que avanzar un poquito en la vida.

Hombre, si te haces punk y nunca dejas de ser punk tienes un problema, también te lo digo. Eso de estar sentado en un aledaño de Gran Vía con dos perros está guay pero no como plan de vida definitivo. Estar ahí sentado es una preparación, no el plan final. Si ese es tu plan final aparta, que estoy hablando con unos amigos.


Lisa se hizo normal cuando empezó a engordar. Las chicas tienen mucho miedo a que les engorde el culo cuando eso es justo lo que los chicos llevamos esperando toda la vida. Por un lado los culos gordos son valiosos intrínsecamente y por otro sugieren que tú ya no estás para juegos de princesas. Un culo gordo te recuerda que es suficientemente fuerte como para soportar el peso de un bebé en el seno, que se encuentra un poco más arriba del culo.

Un culo gordo habla castellano, no un extraño lenguaje sms. Pone puntos, comas y tildes y te reprende si le dices XOXO. Un culo gordo habla por el ano, como no podría ser de otra manera. ¿Por dónde se te ocurre sino que va a hablar un culo?


Un culo gordo es síntoma de que Lisa ya dejó de ser punk. Ahora viene con la riquísima experiencia de un amor lésbico que ha hecho que se conozca más a sí misma. ¡Bueno! Si tenía que ser así, estupendamente. Yo quiero que me vengas aprendida, cómo te las hayas ingeniado para aprender es ya cosa tuya.

Si Lisa no se hubiese abiertamente hecho punk te tendrías que comer un punk soterrado el resto de tu vida. ¿Tú sabes lo que es eso?

Como Conejos – Ralf König

Como Conejos es la obra de Ralf König en la que deja de interesarse sólo por las vicisitudes del alma gays y se empieza a interesar por las de los heterosexuales, que también somos personas.


Como Conejos va de un heterosexual gordito que su novia es una estrecha. Un día la novia le pilla mirando una revista de una tal Samantha Whopper y ya la tenemos liada. Le monta el pollo y le deja plantado con la revista. El pobre gordito se deprime hasta que empieza a llevarse con su vecino gay y descubre que los gays no se comen tanto el coco por según qué cosas.

¡Menudo asunto! ¡Cómo entra a matar el calmado costumbrismo de König! ¿Cómo decir que tiene más razón que un santo pero sin caer en la vulgaridad de decir que todas son unas estrechas se mire como se mire? Pues con mucho cuidadito, imagino.


A mi siempre me ha llamado la atención lo inmaduras que son las viejas. Estás en el supermercado y una vieja de 70 años se te cuela. ¡Se te cuela! Como si en vez de 70 años tuviera 7. Siempre pienso en qué rayos habrá estado haciendo esa gente durante 70 años, porque convertirse en un venerable señor (o señora) parece ser que no. Se han pasado 70 años haciendo trampitas para salir adelante. Su comportamiento en el supermercado lo demuestra.

Con todo el resto de temas incluido el sexo hacemos lo mismo. Lo vamos dejando. Todo lo que tiene un interés real detrás lo vamos dejando. ¡Tengo 40 años y aún dependo de este amigo con el que me comporto como si tuviera 13! Pero lo vamos dejando. Y un día soplamos las velas del cumpleaños siendo un niño arrugado y senil.


Por tanto tenemos relaciones adultas ridículas porque no hemos dejado de comportarnos como niños. Y esto aquí entre nosotros guay, pero no te creas que el CEO de Amazon se libra de esta criba. Aquí no se libra ni el apuntador. Así que desde el limpiazapatos de Gran Vía al CEO de Snapchat somos todos unos niñotes sobrevalorados.

¡Pues ya me dirás tú para qué te compras la revista Forbes! ¡Píllate la Super Pop, al menos eres honesto contigo mismo! De jugar a un juego de niños prefiero las canicas, no a ver quién devora la gran corporación de quién. Las empresas se tienen que hacer para que funcionen, no para sublimar tus evidentes traumas de la infancia.


No te engañes, jamás dejarás de ser un niño. Es imposible. Esa es la gracia. Así que ¿por qué no lo admites y dejas de hacer OPAs hostiles? Hacemos esto: en vez de mezclar trabajo con patio de recreo los separamos. De las 8 horas de trabajo te pasas 4 jugando a la Xbox y las otras 4 trabajas pero bien, no haciendo el saltimbanqui. Y en tres meses vienes a que te diga qué hacer después.

Es que si no me pongo así va a ser peor para ti. Yo te dejaba, pero me da como cosa verte ahí comprando acciones cuando lo que tenías que hacer es estar matando marcianos en la consola. No sé, eras un niño tan prometedor, con tanta luz en la mirada...

martes, 25 de julio de 2017

La Mansión Encantada

Ahora me ha dado por Eddie Murphy. Eddie Murphy es uno de esos cómicos profundos, más profundo que Aristóteles y Sócrates juntos. Pero como hace el payaso no se le toma en serio. ¿Tú te crees?


Eddie Murphy transmite buenos valores a los niños: cree en ti mismo, el amor es lo realmente importante en la vida, nunca arrincones a un criminal con rehenes... Cosas buenas. Eddie Murphy verdaderamente hace una buena labor por la humanidad. Y encima es bastante descacharrante bajo mi punto de vista.

Esta peli aún no la he visto pero como lleva impreso el logotipo de Disney no me da pereza. Si pone Disney te pones contento, te piensas que vas a pasar un rato agradable. Si pone New Line Cinema te pones en un mood entre intelectual y palomitero. Si aparece el logo de Universal nos disponemos a contemplar el mayor espectáculo del mundo. ¿No es bello el gastadísimo mundo de los logos?


¿Desaparecerán los logos ahora que Elon Musk está que hierve ideas? ¿Será la próxima idea de Elon prohibir los logos porque nublan la percepción de los humanos, que somos tontos del culo? ¿Debemos legislar inmediatamente para que el robot que hace las hamburguesas en Burger King no se rebele contra sus creadores, aterrorizados?

Como soy un ególatra megalómano repugnante sé reconocer a otro de un solo vistazo. Elon está pirado. Así. Yo sé lo que es tener dentro el gusano que se come las entrañas de Elon. Se te pone la mirada vidriosa, finges entereza cuando estás a punto de ser troceado como una copa de cristal ante Maria Callas. No es el primer pirado megalómano que conozco, también te lo digo. Pero como son tan tiernos me acerco a ellos demasiado, desoyendo los consejos de Eddie Murphy.


Los chicos megalómanos que se refugian desesperadamente en su cerebro son los que pillaban en el patio del colegio. No hay mucho más que explicar. Como todo lo exterior a su cabeza les aterroriza se inventan un mundo ficticio que habitan de forma ficticia también, porque estar están aquí, entre nosotros, desgraciadamente. Ahí dentro las reglas son insólitas y sólo las conocen ellos, así que aléjate de estos descartes biológicos, por favor.

Si por ejemplo le dices a Elon que eso de las bases en la luna es una bobada irrisoria se volverá loco, o loca, y te clavará un puñal en el corazón porque has arruinado su idea fabulosa que venía arruinada de fábrica, porque la fábrica es su cerebro. Y su cerebro está pallá, como hemos acordado hace un momento.


Son niños flojos, vamos. Pero como montan unos cirios locos si alguien lo menciona nadie les dice nada y les escucha todo el mundo. Y por no atreverse nadie a decir “niño, calla la boca, que estás diciendo gilipolleces” los gachós son capaces de llevarte a la luna cuando tú quieres estar en casa con tu familia. Pero por no decir nada vas a la luna.

Así que... ¡Wow! ¡Luego le tienes miedo a Donald Trump! No sé yo a quién le deberías tener miedo, ¿eh?

lunes, 24 de julio de 2017

El Último Show

Ni puta idea de qué va esta peli. Quería una peli baratilla que no me diese la impresión de que me voy a aburrir como una ostra y que no me haga quedar mal ante mi mismo. Y en esta aparecen Kevin Kline y Woody Harrelson. Yo creo que son un par de bazas suficientes para darle una oportunidad por dos euros.


El Último Show suena a gran final, a canto del cisne. ¡Me gusta! Siempre he pensado que las cosas tienen que acabar arriba. Esto me lo corroboró uno de los primeros jefes que tuve, admirado por mis cualidades innatas para escribir un texto mínimamente interesante. ¡Muy bien! Le doy mi aprobado. Pero mi aprobado sólo, no nos vayamos a volver aquí locos, por Dios.

“Acabar arriba” significa que aquello que hagas tiene que acabar con un “tachán”. Eso ayuda al público a aplaudir, por eso Jose Luis López Vázquez en La Colmena reivindicaba la importancia de un buen jefe de clap en los teatros y auditorios. Un jefe de clap, básicamente, lo que hace es aplaudir primero para que el público le siga después.


Un jefe de clap te quita muchísimo trabajo artístico, porque puedes dedicar esfuerzos con los que normalmente incides en tu labor a cosas más guays como estar con la gente que no desprecias abiertamente. Los pocos elegidos, podemos decir. Un jefe de clap es como el motor eléctrico de un híbrido Toyota, te ayuda a no gastar tanta gasolina.

Tampoco me vendría mal un jefe de elección de elegidos, también te lo digo. Elegir elegidos es un trabajo cenagoso, implica arrodillarte ante la mierda recién cagada y rebuscar en ella con tus manos desnudas a ver si encuentras alguna perla. Pero este es un trabajo tan importante, tan delicado, que no sé si dejarlo en manos del primero que pase. De momento lo seguiré llevando yo.


Si quieres tener una vida consistente tienes que rodearte, naturalmente, de personas mínimamente consistentes. Si no te pasarás el día limpiando culos y yo ya estoy mayor para eso. En mi equipo ya necesito gente que se sepa limpiar el culo sola. No, no te creas que es tan común. Las personas que se saben limpiar el culo solas no abundan en la sociedad.

¿Que tú te sabes limpiar el culo solo, dices? ¿Seguro? Bueno, te doy el beneficio de la duda, naturalmente. Venga, a ver cómo lo haces. ¿Te lo limpias por delante o por detrás? Yo por delante, como una mujer. Hacerlo por detrás me parece complicadísimo. ¿Cómo lo consigues?


¿Tu mierda es dura o blanda? Ah, según el día. Claro. Es normal. ¿Huele intensa o densa? Según el día. Claro. ¡Bueno, veo que estamos en la misma onda! Con que te sepas limpiar el culo a mi ya me vale. Yo no exijo nada más. Fíjate qué poco exijo y cuánto a la vez.

No, no me hables de tu background, será una puta mierda, como el de todo el mundo. Ahora estás a mis órdenes, insecto. Y como el insecto que eres te voy a dejar libre, para que hagas lo que te salga de tu artrópodo ombligo. ¿Conoces a algún jefe mejor que yo? Pues claro que no. Estaría bueno.