domingo, 31 de julio de 2016

Las Aventuras de Tintín El Secreto del Unicornio

Creo que hace poco ha habido una expo de El Bosco en Madrid. En el VIPS se han apresurado a poner los libros de su arte bien expuestos y a un descuento i-rre-sis-ti-ble, como las aves de rapiña que son.


A mi El Bosco era de esos pintores que me gustaban de verdad, no como Velázquez, que parece que te tenía que gustar porque, oye, cómo no te va a gustar Velázquez. Y a mi aquellos cuadros me parecían un coñazo. Que sí, que se parecían mucho a la realidad y tal, pero un coñazo. El Bosco te quedabas loco con las cosas que pintaba allí el tío. El Jardín de las Delicias es el precursor de Buscando a Wally y te echabas la tarde tan ricamente viendo las mil polladas que se le ocurrían al tronco, como el Ibáñez de otros tiempos.


El Bosco era de la Escuela Flamenca, si no recuerdo mal, que su rollo era pintar las cosas con mazo detalle. A mi esto era lo que me parecía que tenía mérito y no lo de Goya, que pintaba así como de cualquier manera y luego se escudaba en que ese era “el proceder de un genio”. El proceder de un vago, me parece a mi.

¿Por qué te suelto toda esta movida, como presumiendo de todo lo que sé de arte? Pues porque esta Las Aventuras de Tintín es muy Escuela Flamenca. La primera vez que la vi hasta me espantó. ¡Jesús, Tintín, qué intensidad en la mirada, por Dios! ¡Me estás acojonando, tío! Relaja, tronco, a ver si te va a dar un ictus.

Una de las cosas que más me flipan de nuestros tiempos futuristas es la animación basada en captar los movimientos tanto corporales como faciales de los actores. Me flipa mucho. Esta peli la han rodado con unos tíos vestidos de skijama negro en un set todo verde que han emulado las cosas que hacen Tintín y el Capitán Haddock. No sólo eso, sino que han emulado las expresiones de la cara, con esos puntitos que te pegan para que luego en la fase de animación se tomen como referencia.


Los actores, que ya sabéis cómo son, exageran los sentimientos hasta que no sabes si reír o llorar. Por eso una novia actriz te puede dar muchos quebraderos de cabeza. Esto sumado a que luego los animadores exageran todavía más estos sentimientos para dar justificación a su trabajo hace que tengamos una peli hiperrealista, un Jardín de las Delicias pos-posmoderno.

“¡Capitán! ¿Qué tal su sed de aventuras?”, y Tintín te rompe el corazón en mil pedazos de lo profundo que te ve el alma. Joder, qué peli. Cómo mola. Mola en un sentido como El Pasaje del Terror, que te impresiona pero luego pides más.

La peli es de Spielberg y Peter Jackson, o sea, algo más valioso casi que el Nintendo Seal of Quality. No te vas a equivocar con ninguno de estos dos, ni juntos ni por separado. Tú tranquilo.

Si a todo lo dicho añadimos que los personajes son una mezcla entre un estilo realista y un estilo comic, tenemos que esta cinta es algo fantasmagórico pero que encaja bien. No sé cómo lo habrán hecho estos dos maricones, pero encaja. Una peli de aventuras que te cagas y encima con estos adelantos tecnológicos que nos brinda el sencillo y gratuito hecho de vivir en el 2016.

Así que da gracias al Señor. Alabado sea.   

Puzzle Quest

Si eres tonto, estoy seguro de que creerás a pies juntillas que cuanto más grande mejor. Esa es la virtud de los tontos, su enorme inocencia. El estado de Iluminación es muy parecido al día a día de un tonto, pero habiendo hecho antes todo el camino circular por el que hay que pasar.


Todavía hay clases.

Para esas personas que como yo son sencillas, traigo aquí una joya de esas baratas que su baratez engrandece su... ¿Grandeza? Rayos.

Puzzle Quest es un juego de Wii que por sencillo no quita para que sea apasionante. De hecho, está tan bien pensado que me da rabia no haberlo pensado yo, joder. Es una suerte de Bejeweled en el que te enfrentas con un enemigo. Tú juntas gemas y cada vez que consigues hacer una jugada válida, atacas. Cuantas más joyas consigas hacer desaparecer, más fuerte es el ataque. Tu enemigo hace lo mismo y el juego continúa por turnos. Esta dinámica se complica un poco en ataques más elaborados pero básicamente el esquema es este.

Y aquí es dónde le echan el ingrediente que a mi tanto me gusta, que es el de juego de rol. Tu personaje va desarrollándose y cada vez es más fuerte, tiene ataques más poderosos, una defensa más alta, aprende nuevos hechizos... Vamos, lo que es un juego de rol.

Vas avanzando por el mundo y, como en los juegos de rol, te vas encontrando enemigos. Pero en vez de enfrentarte a ellos en las batallas por turnos típicas, te enfrentas en esta batalla de gemas que los dispositivos móviles han hecho tan populares, muy a mi pesar.

Candy Crush tiene el halo de El Maligno. No digas que no te lo he advertido, porque es verdad.


No te voy a mentir, Puzzle Quest es uno de los juegos a los que más he jugado en Wii. Es divertidísimo, te lo pasas pipa haciendo desaparecer gemas y viendo cómo eso se convierte en un ataque que le lanza un rayo al puto esqueleto, o al puto troll, o al puto lobo, o a la puta quimera. Jode más cuando te lo hacen a ti, pero bueno, así es la vida.

Wii es la consola caldo de cultivo para este tipo de juegos. Sus gráficos en baja definición son como esa bombilla bulbosa o ese televisor de tubo de imagen que crea una atmósfera cálida en tu hogar. ¡Por Dios, las luces del futuro son muy agresivas! ¡Los leds son como...! ¡Como rayos láser, joder! ¡Necesito algo de paz!

Puede que creas que debes comprarte una Wii para que tu hijo se divierta haciendo el memo con el wiimote, pero esa no es la clave de Wii. Eso es cómo empezó Wii. Pero como bien sabes la vida se abre camino y lo que Wii terminó siendo es una consola exquisita para aquellos programadores que querían hacer algo nuevo, único. La alta definición está muy bien, eso no te lo voy a negar, pero en baja tenemos sensaciones parecidas al LP vs CD. La Wii te abraza, te mece. Te hace sentir como papá y mamá.


Así que ya sabes, si quieres encenderte una buena pipa y ponerte las pantuflas como El Rey del Castillo que eres, mete Puzzle Quest en Wii y quita la iluminación led. Busca una bombilla de aquellas de Philips, joder, aquellas que se fundían. “No, pero es que gastan más”.

Siempre serás un borrico.

Dante´s Inferno

A mi no me gusta leer. Bueno, me gusta más de lo que admito, es una pose para denunciar al memo que se tira el rollo porque lee cuatro libritos, aunque no entienda nada. Esta gente usa los libros como medallas y no como formas de expandir su espíritu y no hay cosa que me dé más asco. Por eso yo me hago el iletrado, para que no me asocien con tal tipo de bestia inmunda.


Pero vamos, que eso de leer libros, aparte de poses que dicen mucho, hay que reconocer que es un coñazo. Mazo letras. Y en estos tiempos uno está inquieto casi constantemente, se cae el mundo, el futuro es incierto, no sabes qué va a ser de ti... Vamos, que no me creo yo que alguien esté lo suficientemente relajado como para tumbarse tranquilamente a leer un buen libro.

Otra cosa que me da asco de los libros es que parece que han capitalizado la cultura. La cultura son los libros, lo demás es basura. ¡Ah, qué idiota es la gente! ¡Cuánto desprecio me provoca! Estos son los hijos de los que quemaban bibliotecas en la Edad Media, diciendo que eran Obra del Maligno. Sus abuelos quemaban libros, ellos queman videojuegos porque, evidentemente, son Obra del Maligno.


La estupidez siempre es la misma, sólo cambia de forma.

Sea como sea el asco que me dan las personas inferiores, aquí os traigo una de esas píldoras que, con un poco de azúcar, pasan mejor. Si como yo tú has tenido una época a los veinte años en la que te metías entre pecho y espalda Así habló Zaratustra de Nietzsche o La Crítica de la Razón Pura de Kant, sabrás que ese tipo de actividades se asemejan a cuando te apuntabas al Holyday Gym con tu amigo Bula y, en tres días, te querías poner como Rambo: un puto exceso. Cosas de jóvenes. Vamos, una verdadera gilipollez. Pura testosterona, pero aplicada a leerte libros. Ay, Señor. No, si yo soy bien gilipollas.


Cuando digo Así habló Zaratustra también te digo La Divina Comedia de Dante, que es otro tocho fino que hay que joderse lo denso que es. Pero gracias a Electronic Arts, ese gigante del entretenimiento que a veces se hace el modernito y te saca así unos títulos de concepto como indie pero con la producción que sólo un gigante te puede dar, puedes meterte la Divina Comedia de Dante mientras juegas a un videojuego. Vamos, esto es lo que yo llamo Algo de Puta Madre.

Dante´s Inferno es un título con una dirección de arte es-pec-ta-cu-lar. Te cagas en las bragas. No es un infierno así como hecho de cualquier manera, no. Aquí los rostros de los pecadores adornan las paredes y las escaleras son las espinas dorsales de los malvados. Los muros son de carne impía y el suelo de sangre negra. Vamos, que da rollo.

La mecánica de juego es simplemente un hack & slash entre normal y bueno, pero tampoco te engancha tanto como para que sigas viendo el espectáculo visual hasta el final. Te cansa antes y es una verdadera pena. Me temo que tendrá que ser otro de esos juegos que disfrute completamente gracias a los walkthrough de Youtube.

Yo con los asuntos religiosos tengo orgasmos santateresianos, así que el tema de redimirte acabando con pecadores es algo que me sublima. Me encanta que cuando tengas de rodillas al enemigo el juego te dé la opción de perdonarle o castigarle. Como yo soy magnánimo, suelo perdonarles, pero otras veces sé que tengo que castigarles, por ellos, no por mi. Como un padre castiga a su hijo por su propio bien. Como Don Pantuflo latigaba a Zipi y Zape con un pesadísimo dolor en el corazón.

Yo sufro más que vosotros cuando hago lo que tengo que hacer, creedme.


Cuando usas la guadaña realmente sientes que estás despedazando enemigos, y esto se hace, si no me equivoco, con una detección de colisiones buena. Ah, un secreto: si quieres quedar de entendido en videojuegos, di muchas veces “Detección de colisiones”. Detección de colisiones. Detección de colisiones.

Con Dante´s Inferno sentirás lo que te transmite el puto libro de Dante sin tener que hacer el espantoso ejercicio de leerlo. Yo diría que lo sentirás más, porque ese argumento de que “cuando lees un libro te lo imaginas tú y eso es mejor” es una patraña. No creo que tu cabeza de chorlito dé para imaginarte algo siquiera parecido a lo que aquí nos ha ofrecido Electronic Arts. Hay algunas cosas que deberías dejárnoslas a los profesionales, pequeño. No te esfuerces, a ver si te va a dar un esguince cerebral.

DMC

Yo me salté las dos primeras Playstation. De hecho me las he saltado todas, porque es la consola que asocio al macarrilla que se reía de la Super Nintendo que luego acabó pasando por el aro como el gusano que es. Así que por desgracia me perdí buenos títulos como Final Fantasy, Kingdom Hearts o Devil May Cry. Por suerte, las reediciones y el afán recaudatorio de las compañías están de mi parte y pude hacerme en la pasada generación con este DMC, la reinterpretación de Devil May Cry.


Devil May Cry es un hack & slash que basa su fuerza en el estilo del protagonista. Dante es un guaperas de blanco pelo que con sus espadas y pistolas pone a todo el mundo firme, a caer de un guindo. Este juego está muy reconocido y yo creo que es así el primer hack & slash que lo petó antes de que lo petara God of War, aunque como hemos dicho yo no soy un experto en aquella época.

En esta reinterpretación hay que reconocer que lo hicieron muy bien. Dejaron de lado al tipo más machote de blanco pelo y entendieron lo que suele haber detrás de un hombre con estilo: un niño enamorado de su madre. Así que aquí el protagonista es un joven travieso pero de muy malas pulgas que, igualmente con espadas y pistolas, pone a los demonios que se atreven a cruzar el umbral de nuestro mundo mirando a Cuenca. Y tiene el pelo negro y corto. El típico chaval que chasca los dedos y las tiene lamiéndole el cuerpo como serpientes hipnotizadas.


La dirección de arte es para quedarse como el pelo del primer Dante, algo apoteósico. Quizás demasiado Neo2 para mi, pero vamos, que me estoy poniendo tiquis miquis. Es una cosa chulísima. Además los “cuadros” de tono religioso que narran la infancia de Dante son para quitarse el sombrero, auténticos lienzos renacentistas en tu pantalla Full HD.

La mecánica de juego a mi me deja un poco “mñé”, pero bueno, como es tan chulo el juego sigues avanzando sólo por verlo. Aunque también te digo que si la jugabilidad no aguanta, puedes estar jugando con los frescos de la Capilla Sixtina que te vas a aburrir igual. Yo lo dejé en el típico monstruo de final de fase que, chico, yo no sé por dónde entrarle. Si salto, me mete, si me quedo quieto, me mete, no consigo hacerle daño... En fin, que para eso lo dejo. Ya he visto el tono del juego, me basta y estoy contento.


DMC me ha dejado satisfecho. No es tan divertido como podría esperar pero es tan chulo, tan smooth criminal, que trago y hago las mil y una polladas que me exige hacer el juego. Como las pibas ante este nuevo Dante.

Ultimate Marvel vs Capcom 3

Este es uno de esos juegos que te compras por venganza. Tras haber masterizado (bueno, por aquella época todavía no lo había logrado masterizar) el Street Fighter van y me vienen con el Marvel vs Capcom. “Estupendo”, dije yo, lo mismo que el Street Fighter pero además con personajes de Marvel, los cuales por aquel entonces me importaban un comino, pero bueno, estaban en el rollo y tal. Ay madre mía. Cómo me equivocaba. Este juego era algo distinto al Street Fighter.


Esto va de hacer combos. O sea, no es obligatorio, pero parece ser que aquí la maestría se nota cuando haces mucho combo. Joder. Con lo bien que le tenía yo pillado el rollo al Street Fighter y... ¡No sé, esto no es lo mismo! Hay como dobles saltos o no sé qué coño, no... ¡No me acabo de sentir cómodo, yo!

Así que humillado me fui con el rabo entre las piernas, dándome cuenta de que mi era de los recreativos estaba tocando a su final. Sí, estaba por allí el Daytona, que todavía me defendía, aún le di bastante al Indiana Jones de pinball de Williams (el que mastericé bastante, si se me permite la medalla) e incluso fui bueno en las tragaperras. A una pequeñita que en vez de frutas te venían los premios en números claramente, al Goal, al Indiana Jones (otro) y a la sacrosanta Escalera. Estos tres últimos tenían la novedad de que si te salía no sé qué accedías al juego superior, que era ir avanzando por casillas, superando alguna prueba y te iban tocando los premios.


Me retiré de las tragaperras cuando saqué las 10.000 pesetas una tarde con Roldán. No, no el famoso, uno mío. Ahí no quedó ninguna espina clavada, vive Dios.

En cada época uno tiene éxitos y fracasos. Y a veces la vida te brinda la oportunidad de resarcirte de alguno de esos fracasos. Esta es una de ellas, con Ultimate Marvel vs Capcom 3.

A ver, tampoco es que haya yo tenido pesadillas con esto, pero a efectos dramáticos pensaremos que sí.

El caso es que me pillé este juego en Chollo Games, la tienda retro por excelencia de Madrid en la que tienen un poco todo lo que puedas encontrar en juegos. Esto no tiene ninguna importancia pero es una tiendecita a la que me gusta ir de vez en cuando y por eso hablo de ella.

Me pillé este juego para ver si, de una vez, le pillaba el rollo. No, no es la misma técnica del Street Fighter. Es otra cosa.

Otra de las cosas que me han hecho sabio es darme cuenta de que si sigo los patrones que han marcado mis antecesores suelo fracasar. Me temo que yo no soy uno de esos tipos que su fuerte es repetir lo que han hecho otros muchas veces, como hay tantos. Me doy cuenta de que tengo éxito cuando hago exactamente lo que creo que tengo que hacer. El Street Fighter fue mío cuando no sólo entendí sino que aprehendí esto. Aprehender. Qué palabra más maravillosa. Qué de enterado quedas cuando la pronuncias. Parece como que, ojo, que no estoy diciendo aprender, sino aprehender. Debo saber lo mío y muy profundamente, si suelto esta palabra.


Total, que en principio parece que MvsC trata de hacer combos, pero eso es lo que dicen los chicos de los recreativos. Mi planteamiento sigue más la idea “ganar a toda costa sin importar la manera”. Así que simplemente cojo dos o tres movimientos con los que me siento cómodo de cada personaje y los ejecuto constantemente hasta que mi rival muere. Así. Pim pam. Sin estilo. O más bien a mi estilo.

Cuando consigo tener éxito en algo habiéndolo hecho como YO digo que hay que hacerlo me hace sentir de puta madre. Me hace sentir que tengo entidad por mi mismo y que no soy otro eslabón en una siniestra cadena de repetidores. Me hace sentir que tengo sentido.

Así que, ya veis, de un puto juego de Xbox te saco una especie de sentencia tipo coach. Ahora que están tan de moda los coach. A mi los coach me pueden chupar la polla, porque yo sé más que ellos. ¿Veis? Cuando uno confía en sí mismo ahorra mazo de dinero.  

Crackdown 2

Microsoft Studios está muy bien. No sé, hacen Halo, hacen Crackdown, hacen Fable... Eeeeeh vale, Fable no. Fable es una mierda. No sé a qué viene tanto revuelo con Fable.


Crackdown es un juego de mundo abierto en el que eres un policía en una ciudad de esas que se han jodido bien en el futuro por las bandas callejeras, la corrupción generalizada, etc, etc. Y tú tienes que realizar misiones y matar a la peña. Guay.

Este juego podría ser una mierda, pero no lo es. El motivo por el que para mi no es una mierda es porque puedes desarrollar al personaje cuando consigues puntos. Así según avanzas cada vez saltas más, cada vez disparas más fuerte y otros cuantos parámetros de los que no me acuerdo.

Para mi esto es Crackdown. Entra en la categoría de “Juegos que me he acabado” y aquí no entra cualquiera. Yo no soy el típico loco que hasta que no se pasa un juego y no se saca todos los logros no para. Yo soy el típico tío normal que si le gusta un juego juega y si no le gusta no. Ya ves qué especialito soy.


Si me he acabado Crackdown 2 algo tiene, te lo puedo asegurar. Y no me lo he acabado ahí haciendo esfuerzos, sino disfrutando hasta el final. Deseando llegar a casa para jugar. O sea, una sensación muy “aquellos motivos por lo que amamos las consolas”.

Como a Microsoft lo asocio con El Mal se me hace raro que haga juegos que me gusten. Pero tengo que reconocer que Halo 3 y este me los he ventilado con mucha felicidad, así que no sé, quizás Microsoft Studios estén un poco al margen de la Microsoft nuclear. O puede que yo tenga prejuicios. Qué sé yo.

Cuando ves a Steve Ballmer no puedes creer que ese hombre tenga un puesto ejecutivo como el que tiene. Es un gorila, tiene esas miradas bovinas de nuestros antepasados. La explicación que se me ocurre para que ese tío esté (o estuviera, que no sé si está ya) en la cúspide de Microsoft es el síndrome Bart-Milhouse o Sergio Ramos-Özil. Al lado de cada nerd tiene que haber un bully. Para mangonearle, claro está, pero también para hacer el trabajo de matón que él no sabe hacer. Sin este tipo me temo que Bill Gates jamás sería capaz de explicar a sus accionistas lo que les quiere explicar, porque él es un hombre de ciencia y no un conferenciante. Bueno, después de ver Los Piratas de Silicon Valley uno ya no sabe si Bill Gates es un hombre de ciencia o un mercachifle barato. Después de ver la última de Steve Jobs no sabes si Steve Jobs era un genio o la quintaesencia del espionaje industrial. Por favor, que alguien venga a aclararnos de una vez quiénes son los buenos y quiénes los malos. Os lo suplico.


Así que, bueno, Steve Ballmer aparte, Bill Gates aparte, Steve Jobs aparte, toda la industria aparte, todo el mundo aparte, Crackdown 2 es un juego al que me enganché mucho y eso es bueno. No porque lo haya hecho esta o aquella persona sino porque me enganchó. Y ya está, tampoco tiene que ser aquí esto una gran lección por post.

sábado, 30 de julio de 2016

Persona 4 Arena

Me encantaría haber pillado la saga Persona en alguno de sus juegos de rol, porque este es de lucha. El rollo que se lleva la saga Persona es que detrás de cada ser tridimensional hay otro ser más elevado, no manifestado en la tercera dimensión, una especie de ángel superpoderoso que ha de moverse en este mundo y realizar su misión a través de su avatar de carne y hueso. Muy típico, a estas alturas, pero eso no quita que mole, ¿no?


Este juego de lucha está como super alabado, pero no entiendo cómo este juego puede estar alabado existiendo Street Fighter y Mortal Kombat. A ver, está guapísimo porque los gráficos son en 2D y tienen mucho estilo, pero eso no significa que sea un juego de lucha bueno. La clave de los juegos de lucha es la detección de colisiones, que cuando le pegues al rival sientas que le has pegado. Ahí es donde sientes la lucha. Y aquí eso, como en King of Fighters, no pasa tanto.

De la saga Persona me quedo con lo del ser real de la quinta dimensión (o séptima, según la página web de maestros espirituales en la que te metas) vs el panoli tridimensional que aparentamos ser todos. Vamos, esto es lo del patito feo, no nos flipemos, pero en fin, así contado con el rollo de las almas y su puta madre queda como mucho mejor. ¡Menuda historia! ¿Qué tipo de Ser Legendario seré yo? ¿De qué color será mi puto aura? ¿Estaré ya en la novena dimensión en el plano astral? Seguro, porque yo siempre he pensado que era diferente.


Esto es lo mejor que puedes sacar de Persona, me temo. Un fabulario del siglo XXI para sobrellevar el tedio que es el día a día. Pero oye, como fabulario es de lo mejor que he visto. No cabe duda. ¿Por qué no vivir en esa canción, si total, la canción que nos propone el mundo es una puta mierda? Todo son canciones, la única diferencia es en cuál prefieres vivir. A mi la canción que me propone Antena 3 me parece una puta mierda pinchada en un palo y no puedo entender cómo alguien vive en ella. Que sea más cutre no quiere decir que sea menos canción. Que hable de “cosas tangibles” no quiere decir que no sea un ideario. Así que, tío, lo siento, pero yo me voy con canciones más elevadas, como la que me propone Persona.

Supongo que uno tiene que montar la vida a su manera, no como propongan otros. No digo yo que no tomes las ideas de otros como inspiración, pero no seas tonto, tú móntate tu propia movida según seas tú. “¡Hostia puta, pero para eso tendría que conocerme mucho más de lo que me conozco!”. Ah, tío, yo qué sé, a mi qué me cuentas. A llorarle a mamá, que para eso está.


En resumidas cuentas, Persona mola mucho. Lo que no mola es el juego de lucha que hacen en Arena. A ver, que sí que mola, pero es que yo con los juegos de lucha soy muy exquisito. No puedo pasar de hacerme una batalla de ayukets (sho ryu kens) en la que se me pone gorda la pilila a esta especie de pelea de niñas que ni pincha ni corta. Eso sí, los personajes molan muchísimo, el ángel que aparece cuando haces un movimiento especialmente poderoso también mola, el diseño, el halo, todo, todo está de puta madre.

Pero como juego de lucha se me queda cojito. Qué le vamos a hacer.  

Catherine

Ah, los creativos independientes. Qué discurso tan independiente al establecido. Qué senda tan sexy, la que han elegido. Qué sobrevalorados están, quizás.


Este es un juego de uno de esos tipos tipo Suda 51 que ahora no me acuerdo cómo se llama. En él nos plantea un profundo debate filosófico: ¿qué piba es mejor, la sensata pero estrecha o la sexy pero alocada? ¡Menos mal que te has hecho independiente, tío, el mundo no podría pasar ni un día más sin tu reflexión! ¡Las grandes corporaciones no entienden lo delicado de tu planteamiento! ¡Menos mal que has decidido dar un paso adelante! ¡El sueño no ve venía si alguien no lograba desfacer tal entuerto!

En fin. El caso es que este juego mola porque salen dos pibas que están muy buenas, que se llaman Catherine. Las dos. Con eso ya vale para que el juego esté en tu estantería. Apreciar que una tipa simplemente esté buena suele ser tachado de superficial, pero es lo menos superficial que puede haber. ¿Cómo se puede tildar de burdo que una mujer te haga sentir lo más elevado simplemente siendo lo que es? Hay gente que, de verdad, no le iría mal pasarse por la universidad.


Una piba tiene gafas de pasta y habla por el móvil. Organiza la vida de sus novios hasta el último detalle y es, digamos, la típica bruja. La otra es rubia y angelical, y siempre parece estar atenazada por un dolor insoportable que en realidad es mentira, pero a ti te da igual porque es tan guapa que tal ángel no puede mentir. Es, digamos, la típica loca. ¿Con cuál te quedas, tío? Bueno, la verdad es que no está tan mal el planteamiento, ahora que me fijo. Hay mucha tela que cortar.

Cuando seáis viejas y toda esa belleza de la que tiráis se desvanezca me tendréis que explicar cuál era la clave de todo. Porque yo, de verdad, no lo entiendo.

Cuanto más escribo más cerca me siento del creador de Catherine. Ahora te entiendo, tío, claro, normal que hayas hecho un juego. Yo te apoyo, man.

El juego te cuenta la historia del tronco que está en este cruce de caminos. Se va a casar con la sensata pero siente que en su vida falta algo. Y de repente aparece la rubia jorobándolo todo porque tiene lo que no tiene su piba: vida. Y ahí el tío empieza a flipar con la culpabilidad, con lo que puede perder si se va con la rubia, lo que puede perder si se queda con la suya, lo cerdos que son los tíos, lo ovejiles... En realidad este en un videojuego que podrían haber hecho Antonio Resines y José Coronado en la década de los 90, pero como es japonés y lo ha hecho un creata indie pues te lo meriendas pensando que es huevas de esturión sobre mantequilla de trufa.


¿Y cuál es la mecánica de juego que desarrolla este planteamiento?, te preguntarás. Pues un puzzle, tío. Que pareces tonto. El tronco cada noche se acuesta y los sueños ponen orden en su atribulada cabecita. Tiene que ascender por unos bloques que tiene que empujar (o tirar de ellos) para colocarlos bien y seguir subiendo. Vamos, un juego de puzzles de toda la vida, pero vestido por este debate que nos tiene a todos los pibitos volviéndonos locos, por lo que se ve. No soy el único.

Y nada, la historia se desarrolla con un anime bien dibujado en el que el tío se encuentra con la rubia, pide consejo a sus estúpidos colegas (todos los colegas del planeta son estúpidos, por lo que se ve), se vuelve psicótico con su propia culpa... En fin, lo que nos ha pasado a todos. No hay nada nuevo bajo el sol.

¿Debes pillarte Catherine? Bueno, nunca está de más tener uno de esos juegos que parecen diseñados de entrada para ser de culto. Si nos ponemos finos esto no mola nada, porque diseñar algo para que sea de culto es la aberración más aberrante que se puede tirar a la cara a las verdaderas cosas de culto, que son involuntarias. Pero desde el punto de vista económico se te puede revalorizar con los años, así que si lo ves en un Cash Converters, lugar donde no tienen ni la más puta idea de lo que venden, hazte con una copia. No es mala inversión.

¡Zorras! ¡Zorras! ¡Zorras! ¡Zorras!

Virtua Fighter 5

Ah, Sega. Mi buena Sega. Qué brillante eres. Eres capaz de lo más alto y de lo más bajo. Eres ese científico chiflado del que una chica no puede sino enamorarse perdidamente. ¿Qué tendrás, Sega, para volverlas a todas tan, tan locas? Bueno, MÁS locas, me refiero.


Virtua Fighter debutó en los arcades cuando los arcades dejaban de molar. Otra maravilla de Sega. Lo mismo te abandera los 16 bits como te abandera la debacle de las recreativas. Para Sega nada es imposible. Todo está a los pies de Sega.

Aquel juego, al estar hecho de polígonos cuando los polígonos eran una extraña brujería, nos llamó a todos la atención. ¡Bueno, un juego de lucha en 3D! ¡Si Street Fighter está en 2D y es la polla, este, que está en 3D, por lógica tiene que estar muchísimo mejor! ¡Do the math! Pero la vida, gracias a Dios, en absoluto son matemáticas.


Virtua Fighter tenía la pega que tienen todos los primeros polígonos: estar más vacíos de alma que el Señor Burns. Vale que ahora los primeros polígonos vuelven a molar, de cierto modo irónico, y más pronto que tarde entenderemos la magia que atesoraban, pero por aquel entonces lo que veíamos eran intimidantes robots. Este es el camino del arte, te pongo primero algo que no vas a entender para que, con el tiempo, te maravilles ante lo que siempre ha estado ante tus propias narices.

Los personajes parecían clichés, no demasiado elaborados. Todo el esfuerzo fue puesto en la parte técnica. Esto tiene alma, es cierto. Pero no el alma que buscábamos en aquel entonces. ¿Seremos nosotros los que no entendimos a Sega o Sega la que no nos entendió a nosotros? ¿O ambas cosas? Los problemas suelen solucionarse por sí mismos, así que no nos vayamos a volver aquí especialmente locos.

Por otro lado, las mecánicas de lucha eran como... Rocosas. Como que veías a las ecuaciones que movían los personajes pegándose unas a otras. Los saltos eran como si estuvieras en gravedad cero y, no sé, la experiencia de juego se te tornaba insatisfactoria. Al menos, más de lo que podías esperar del primer arcade de lucha 3D.

Los años se fueron y yo olvidé a Virtua Fighter, lo recordaba como a una parte pop del pasado. Mucho es esto, ojo, pero en fin, tú sabes lo que te quiero decir. Hasta que vi este VF5 en el Cex y, bueno, lo compré. A ver cómo había evolucionado la cosa.

Esencialmente es el mismo concepto pero con la suficiente calidad técnica como para que luzca. Sigue siendo un sistema de juego rocoso, pero ahora en vez de como una falta lo ves como un estilo deliberado. Los personajes siguen sin enamorar pero ahora lo ves como una estrategia para centrarte en el hecho de la lucha. Es una mezcla entre Tekken por lo rocoso y El Lago de los Cisnes por lo elegante. Es una mezcla que, al menos sobre el papel, me resulta propia de ese científico chiflado del que hablábamos antes. Ese brebaje que hace que la piel se ponga morada. No sirve para nada, pero tienes que admitir que es una genialidad.


VF5 da la sensación de estar por encima de mi. Lo que siempre le ha pasado a Sega. Siempre tengo la sombra de la duda de que soy yo el que no soy lo suficientemente inteligente como para entender lo que me quiere decir Sega. Por eso la odio y la amo a la vez, por eso estoy deseando que saque otro juego para ver si esta vez, por fin, todo hace clack. O quizás esto sería lo peor que podría pasar, porque entonces se arruinará la magia.

Hagamos una ola a la reina de la inteligencia retorcida sobre sí misma, al eterno adolescente que no es un hipster que se niega a crecer, sino un hombre ya adulto que sigue conservando la brillantez de la juventud. Sega, todas te tiramos las bragas a la cara. ¿Por qué finges no darte cuenta?

Left 4 Dead 2

¿Para qué comernos la cabeza rebuscando entre la basura cuando tenemos Left 4 Dead 2? L4D2 funciona como un reloj suizo, no en vano está hecho por Valve, los cerebritos del mundo de los videojuegos. Si quieres precisión milimétrica, compra Valve.


A mi los motores gráficos me gustan o no por las sensaciones que me transmiten. Entiendo que para las personas que son un pedazo de yeso las cifras sean lo único importante porque no pueden percibir otra cosa, pero para los que estamos un pelín más evolucionados que la media estas son las cosas que realmente importan. Por eso el motor creado por Valve, Source, a pesar de ser el menos potente del mercado, para mi es el mejor. Siento que es el más limpio de todos y, por tanto, el más honesto. Probablemente leyendo el código con el que está programado esto quede claro, pero yo no sé leer código. Me basta mi nariz.


L4D2 nos presenta los mismos acontecimientos que su predecesor pero situados en otro punto del país, más al sur. Como por los pantanos de Florida y por ahí. Los personajes también cambian, son otro grupo de cuatro supervivientes que se han quedado atrapados en medio del apocalipsis zombie. ¿Molan más que los primeros? Mmmmm me voy a atrever a decir que sí. Con Coach, el negro gordote, y Ellis, el encantador paletillo, me sostengo para hacerlo.

En esta parte también hay más armas, aunque la estructura sigue intacta: hay armas que disparan más rápido pero infligen menos daño, otras que les pasa al revés y los rifles de francotirador. Dentro de ese esquema hay más variedad, pero es el mismo que el de la primera parte. También ha aumentado el número de enemigos especiales, aunque en este caso no estoy tan satisfecho. Molan, pero no me molan que te cagas.

L4D2 es menos oscuro que el primero, pero eso, aunque en un argumento zombie pueda parecer una cagada, en la práctica no lo es tanto. De hecho, plantear un apocalipsis zombie a plena luz del día ofrece unas sensaciones muy interesantes, como que el hecho de que haga sol no hace que el pánico disminuya. Curioso. Curioso y bien visto.

El ambiente sureño estadounidense, cajún, siempre ha sido muy delicioso. Gámbito procedía de esa zona, igual que aquel restaurante de Malasaña que no sé si seguirá donde te servían los famosos tomates verdes fritos. El rollo paleto mezclado con el calor pegajoso es como muy guay. Es horripilante pero a la vez te gusta. Cómo somos las personas. Nos gusta más jugar en el barro que ir al baile de palacio. Pues normal. Son los habitantes de palacio los que están deseando bajar al barro.


¿No eres bueno a L4D? Tío, entonces estás más jodido de lo que yo pensaba. Matar zombies es el abc de las cualidades que hoy en día exigen las empresas. Si en tu curriculum no pone que como poco te defiendes jugando a L4D tus oportunidades para ser el candidato elegido quedan muy, muy reducidas. El mundo actual exige saber tratar con los zombies, no ceder a la infección, saber defenderte tanto a ti mismo como a los tuyos. Saber jugar a L4D exige saber trabajar en equipo, porque tú solo vas a morir, te lo digo yo. Sólo es cuestión de esperar a que te cace un Smoker y morir estrangulado. Si un compañero no viene a salvarte tú solo no te vas a poder soltar de su musculosa lengua. Como veis, Valve no hace juegos, hace sinfonías.

¿Pero de verdad estás haciendo un curso de Excel? ¿Realmente vas a ir a esa charla sobre redes sociales? ¿En serio asistes al simposio de las 10 claves para que tu cliente se sienta satisfecho? Tío, tío, tío, lo estás enfocando todo super mal. Esas cosas son supercherías, sólo un montón de datos. Aprende a jugar a L4D y todo lo demás se te dará por añadidura.

Así está escrito.

Super Mario Bros

¡Cuánta injusticia! ¡Cuánta hiel ha tenido que aguantar esta película! Pero ese es el destino de los grandes. El acero afila el acero y así es cómo se consiguen las cosas eternas, a prueba de bombas.


No, yo no comparto que esta película sea una afrenta a los Super Mario Brothers. Tengo que decir que si a mi me dieran una franquicia tan informe como lo era Super Mario Bros en 1990 no haría algo fiel al concepto, más que nada porque no existe concepto al que serle fiel. Por aquel entonces sólo se había llegado a Super Mario Bros 3 y de aquello no se podía sacar una película de Hollywood. Vamos, no se puede hoy en día, imagínate entonces.

Super Mario Bros es una película que interpreta un esbozo de idea. Bastante brillante me parece el universo que se sacaron de la manga como para meterse con él. ¿Qué esperabas? ¿Una película de animación en la que Mario y Luigi tuvieran que rescatar a Peach, otrora Toadstool? Tío, para eso estaban los dibujos del sábado por la mañana. En Hollywood hacemos las cosas de otra manera.

Redujeron el concepto Super Mario Bros a la más mínima expresión y desde ahí construyeron una nueva ejecución completamente distinta a lo que ofrecían los videojuegos. Pues claro. Así es cómo se hace. Pero la esencia está, microscópica, como la punta de un rayo láser. Minúscula pero potentísima.


De hecho, seguro que fue así porque de eso es de lo que va la película. De reducir organismos evolucionados a su mínima expresión. Es evidente que el guionista nos da pistas sobre lo que tenía en la cabeza.

Si alguna vez te has colocado ante una página en blanco sabrás que este es uno de los ejercicios más difíciles que se pueden hacer, si no el más. Llegar a un concepto puro y sin fisuras es difícil, pero destilar una obra hasta llegar a él y luego reconstruir otra es la polla. Es a lo que aspira gente como Charlie Kaufman, empecinado en la pureza, en lo exquisito, en el más difícil todavía.

También entiendo que estas cosas son para los estudiosos de la materia, no para ir a comer palomitas. Yo me deleito en estos asuntos, pero entiendo que tú quieras comer chocolate y engordar. Vamos, no sabes lo perfectamente que lo entiendo.

Por eso esta pieza de mi colección es tan brillante. Vamos, no es que sea brillante, es que rezuma vibraciones de exquisitez, es la antena de telefonía móvil que te programa el cerebro para actuar de forma correcta. Emite el código que en su interior lleva cifrada la clave de un mundo superior.


O sea, que mira lo que me gusta a mi esta película.  

Selena Gómez

Ah, sí. La Auténtica Princesa del Pop. Britney, bueno, tiene muchas cosas buenas, pero Selena le da bastante sopas con ondas sin despeinarse. Es como enfrentar a la princesa del reino contra la jefa de las caballerizas. Hombre, si habéis visto tantas películas como yo sabréis que en ese combate siempre ganaría al principio la de las caballerizas, de forma injusta y usando la fuerza bruta, pero al final la princesa, recurriendo a los grandes valores y a alguna triquiñuela que le habría enseñado el sexy bardo, acabaría con la paleta de forma buena para todo el reino.


Fundido a negro y fin.

Así es como yo imagino un combate entre Selena y Britney. Britney es puro fuego, es el Whopper que te chorrea entre los dedos. Pero Selena es mejor para la salud, de un sabor más sutil con un final divino. Cómo componer tu dieta es responsabilidad tuya y sólo tuya. Pero tampoco te vayas a joder la cabeza pensando en esto.

Creo que tengo la suerte de tener todos los LPs que ha sacado Selena, que son tres. Uno en solitario y dos con la banda musical The Scene. Luego tengo la banda sonora de Shake It Up, show cuyo tema principal también es de Selena Gómez. Selena es la reina de Disney, como ya todos sabréis, escoltada por otras grandes figuras de la talla de Zendaya, Bella Thorne, Dove Cameron, Peyton List, Laura Marano o Bridgit Mendler. Disney Channel es una fábrica de pibones. También una fábrica de borrachas. Una cosa suele ir de la mano de la otra.


A Miley Cyrus y a Megan Fox las metemos en otra sección, en la categoría de Decadentes Zorras. Creo que si yo fuera un gigante del entretenimiento infantil invertiría una buena parte de mis recursos en aconsejar a unas chicas que están dentro de un huracán demasiado poderoso para ellas para que no acabe con sus vidas, como pasó también, por ejemplo, con las gemelas Olsen.

Yo voy más allá que Google, que dice Don´t Do Evil. Yo digo Do The Right Thing.

Selena también es una borracha alocada, pero, no sé, la miro con más ternura que a las demás. Puede que esté hipnotizado, y no te lo digo de broma. Yo caigo de patitas en todas las trampas que ponen las mujeres. Pero que alguien sea tramposo no significa que no sea tierno, así que yo sigo defendiendo a Selena a pesar de que sea la típica que hace la croqueta en la discoteca después de haberse calzado 8 vodkas.


Selena fue novia de Justin Bieber, o sea, que ha picado en lo más alto. Como los dos son los más grandes se juntaron, pero como siempre suele ocurrir en estos casos él se quedó humillado y ella destrozada, destrozo que cauterizó con litros y litros de alcohol. Siempre es la misma fábula, lo raro es que no nos hayamos cansado de leerla.

Hace poco Selena protagonizó Spring Breakers, película que va de cuatro chorbitas en las vacaciones de primavera americanas. Fue su bautismo de fuego en el que pasaba de niña a mujer, o de niña a carne de cañón, según se mire.

Miren, señores, yo creo que Selena hace muy bien. Si estás en mitad de esa locura que es la fortuna y la fama ¿qué vas a hacer? ¿Ponerte en plan monja? Pues no, le sacas el máximo partido a ese lugar donde la vida te ha llevado. Si vas a Italia te comes unos macarrones con tomate, no vas contándole a la gente que si tú tienes una dieta pobre en hidratos. Te comes los putos macarrones y te bañas en la Fontana de Trevi. Claro que sí.


Ya tendrás tiempo de rehacer tu vida. Ya tendrás tiempo de lamerte las heridas, de recomponer tu cerebro. No te preocupes, la vida es muy larga. Tú pásalo bien, que los que no lo pasan bien a tu edad lo tienen que pasar bien a los 55, y claro, ahí tienes que dejar a tu mujer, que si divorcio, papeles, Harley Davidson, ridículo en la empresa, hijos repudiándote... Vamos, un Cristo.

La movida es la misma, lo que no es lo mismo son 25 que 55. Amigo. Esa es la clave.

viernes, 29 de julio de 2016

Mario Kart DS

Voy a tirar ahora un poquito de los juegos de DS, a ver qué pasa. Este es mi Mario Kart favorito. No sé si es porque es al que mejor juego o porque tiene un equilibrio muy guay entre técnica dura y diversión como por diversión. No sé, yo me entiendo.


Para mi la Nintendo DS fue como cuando resucitó Cristo, un subidón. Había yo pasado largos años en la oscuridad, resentido porque los macarrillas habían hecho suyo el mundo consolero tras la PlayStation después de haberme comido la oreja durante años sobre que qué es eso de las consolas, que menuda mariconada, que cuánto dinero te estás dejando en estas cosas cuando podías comprarte un buen par de calcetines... Vamos, la reobscenidad. Como pillar a tu padre de putas después de que te haya echado la charla.


Así que durante aquellos años renegué de los videojuegos, aunque los pobres no tenían culpa de nada. Miento, porque los seguí jugando por la tan ortodoxa vía del PC. Ah, sí. Aquellos años fueron muy buenos.

Yo tuve un 486 y un Pentium III. Aquellos ordenadores están en mi corazón en un departamento separado del de las consolas. En un departamento más frugal pero más digno. Como ese aparte en el que los trabajadores de mantenimiento se juntan cuando hay un pica-pica en la empresa el día que se jubila Carlos. No se juntan con los guays, pero sin ellos todo se vendría abajo. ¿Quién es realmente aquí el guay?

Pasé años jugando al Doom en shareware, al Age of Empires II, al PC Fútbol con el Ricardo, al Worms con mi amigo Manolo... Esperando, pacientemente, el día en el que Dios Padre tuviera a bien abrir las puertas de la parte más prístina de su Obra. Y como yo tengo el don de escuchar esos tambores redoblar en mi corazón, estaba preparado para el acontecimiento.

Así que le comí la cabeza al Rafa con mi filosofía barata: la DS vuelve al origen de los videojuegos, donde todo era más puro. Algo infantil, no testosteronizado como nos había hecho tragar a martillazos la Playstation 2.

Las Consolas Que Sirven Al Mal se delatan porque, con el paso de los años, su valor como objeto de coleccionista es bajísimo.

Con la cabeza comida, se compró junto conmigo la Nintendo DS en el pack Nintendogs. Y allí estábamos los dos, como dos mariconas llamando al perro por su nombre en el micrófono incorporado de la consola. Qué vergüenza.


Y nada, así es cómo volví al mundo de las consolas. Yo no me corto ni un pelo, puedo pasarme 7 años sin ir al pueblo pero cuando llego te hago las mismas bromas con las que te dejé. ¿Tengo que dar explicaciones? A ti, desde luego, no.

Y como hay que comprarse juegos, pues me compré este Mario Kart DS, que me parece elegantísimo, finísimo. El más refinado uso del derrape. Y fui perfeccionando mi técnica hasta que se convirtió en perfecta.

La historia de mi vida.

Dragon Quest: Capítulos de los Elegidos

Akira Toriyama es el que diseña los personajes de la saga Dragon Quest, así que siempre tendrá un lugar en mi corazón. No te creas que soy yo muy Dragon Quest, este es el único al que he jugado, pero no me extraña que tenga tantos seguidores.


Parece ser que los personajes se repiten en varias entregas distintas. En principio pensaba que era en plan Final Fantasy que cada uno era de su padre y de su madre, pero no, creo que se repiten. O al menos los principales. Me parece guay porque molan mucho todos. Tienen mucha alma los dibujos y les coges cariño en cero coma. ¡Qué talento tiene el Toriyama!

Al menos este, es un juego de rol Como Dios Quiso Que Fueran Los Juegos De Rol, esto es, vistos desde arriba y sin saber cuándo te va a aparecer un monstruo. Old school a saco, a mi por lo menos en este juego me ha molado.

Mi primer juego de rol fue Miracle Warriors en Master System y, aparte de que en ese no se veía a tus personajes moverse por el mundo sino que era un cuadrado lo que se movía, todo sigue igual. Muy bien. Los Levi´s no pasan de moda.


La historia me ha gustado y he llegado a momentos de flipez de sobresaliente, sin bajar nunca del notable. Ya sabes, te metes en la historia, te implicas en lo que está pasando... Creo que en las novelas pasa lo mismo si tienes la santa paciencia de leer. Yo no la tengo.

La putada es, como siempre en mi caso, que me llego al puto monstruo final, un cerdo como tocho, si mal no recuerdo, y que no lo mato. Y que no lo mato. Y vuelta a intentarlo. Y a deambular por el mundo buscando más puntos de experiencia. Y vuelta al puto cerdo. Y que nada. Y claro, apagas la consola ya frustrado.

Al día siguiente la vas a coger y, joder, te llegan los recuerdos punzantes del día anterior. Y como yo masoquista sólo lo soy para lo que quiero, pues paso de poner el puto juego, lo dejo hasta el día siguiente. Pero ese día me pasa lo mismo y paso de jugar otra vez. Así que el juego queda apartado por meses.


Superado ya el dolor tan aguijoneante, lo pones otra vez. Pero ya no te acuerdas dónde estaba el puto monstruo. Y ponte tú a buscarlo ahora. Y mientras lo buscas te aparecen más enemigos. Y tú sólo quieres avanzar. Pero, joder, tampoco vas a perder la tarde buscando al puto cerdo, que sabe Dios dónde estará ahora. Y lo vuelves a apagar.

Así que Dragon Quest: Capítulos de los Elegidos pasará a engrosar las enormes filas de los juegos que me estuve a punto de acabar y no me acabé. Jode un poquito, pero bueno, ya te digo yo que jode más quemarse la mano con la vitrocerámica.

Dealz

Dealz es una nueva tienda de superdescuento que lo vende todo a 1,50€. Bueno, todo-todo no, pero casi todo. No como aquellos TODO A 100 y a 200, a 500... Estos son más serios. El motivo es porque son ingleses.


Tras deleitarme con el mundo de los chinos que tantas alegrías pop me ha dado, inconscientemente parece ser que estaba buscando algo nuevo. Algo que aunara la conveniencia china con, joder, un poquito más de calidad y europeísmo. Con Dealz lo he encontrado.

Yo me pasé mis dos veranitos en Inglaterra para aprender el inglés, como un jovencito de mis tiempos. Luego te juntabas con los españoles y era un viaje para hacer amigos, pero esa es otra cuestión. A lo que voy es que recuerdo los supermercados ingleses como una cosa muy guay. Tenían algo que... No sé. Como todo muy guay.

Dealz me da esa sensación de supermercado inglés, lo que comparándolo con los chinos es un gol de esos que te meten en el minuto 7, que te deja jodido. Luego el “Todo a 1,50€” funciona como un tiro. Esto supongo que no tengo que explicar por qué. Y luego que hay de todo. Pero no un “de todo” como el que estás acostumbrado, no. Un “de todo” inglés. Amigo. Eso es bastante la polla, tío.


Ves los baked beans de Heinz. Las patatas esas que son como las Matutano inglesas que ahora no recuerdo cómo se llaman. Tienen una “marca de bricolaje” que está aprobada por el que debe ser el de Bricomanía inglés. No sé, tíos. Algo muy guay.

Y luego es que tienen de todo. Vamos, yo compro de todo ahí. Es como un desván que nunca se acaba. Cola de carpintero, cola de papelería, 4xMars (chocolatinas), subrayadores, papel de burbujas, cola de colores con purpurina, paquetes de folios, cuadernos de folios, troquelados para niños, papel glossy para impresora... No sé. Es que está muy bien.

Dejo para el final los DVD´s, que algunos están a 1,50€ y otros a 2€. También hay Blu-Rays. Algunos tienen el audio en español y otros no. Son de estos de segunda mano pero en perfectas condiciones.

Mi favorito son las Moleskines de chichinabo, que por 1,50€ te llevas dos libretas tipo Moleskine pero todo en baratillo. Y tú ahí gastándote 30 pavos para hacerte el arquitecto. De verdad que no tienes vergüenza.


Y esto es Dealz, mi destino casi cotidiano últimamente. Conozco dos, uno en Bravo Murillo y otro en esa calle que conecta Cuatro Caminos con Castellana, que ahora no me acuerdo cómo se llama.

Una cosa: no vayáis contando esto por ahí a ver si se me va a llenar de escoria de repente. Que me ha pasado muchas veces.

Top Spin 4

Top Spin 4 es un juego de tenis muy bueno. Un simulador, más bien. Hago una distinción porque el otro juego de tenis que tengo es Virtua Tennis 2009 y ese es más arcade. Más Sega. Algún día tendré que hablar de la lisérgica sensación adolescente que produce Sega.


A Top Spin lo juego en Modo Carrera, no como el Virtua Tennis, que me echo unas partiditas de vez en cuando. Me he creado un tenista que es una especie de patriarca gitano educado en Oxford, Cambridge y La Sorbona. Y con un estilo basado en acercarme cada vez más a la red hasta que no puedas contener mis smash voy avanzando, poquito a poco, en la dura profesión del tenista profesional.


Como soy meticuloso, voy ganando torneos menores que, aunque poca, siempre me dan puntuación en el ranking mundial, en el que no tengo prisa por subir. Prefiero que mi letrado gitano vaya desarrollando masa muscular poco a poco de manera incesante hasta que ganarle partidos a los Nadal y Federer de turno sea algo natural. Algo en lo que no me tenga que esforzar.

En Top Spin pongo en práctica las lecciones aprendidas en La Liebre y la Tortuga.

¿Qué clase de fábulas leerían de pequeños los adictos al pelotazo que pueblan el mundo hoy en día? ¿En cuál enseñaban que hay que hacer las cosas rápido y sin cuidado en vez de despacio y bien? Esa me la perdí. Pero me temo que las que leí eran las buenas.

Mis delgaditos rivales no pueden hacer nada ante la masa calé que se les acerca cada vez más a hacerles tragar la pelota, como Guardiola y Mourinho no pudieron hacer nada ante El Cholo Simeone. Puede que Simeone vista como un siciliano, pero si no quieres tragarte su polla más vale que le pegues bien fuerte.

Y así, paso a paso, voy haciéndome el amo del juego, del Top Spin. Si algo he aprendido de mi etapa conspiranoica es que los trabajos bien hechos son como la gota de agua en la frente del traidor chino: constante hasta que el nota pierda la cabeza.


Los videojuegos hace mucho tiempo que dejaron de ser un entretenimiento para los viernes por la tarde. Ahora nos proyectamos en ellos, son nuestro libro de texto, nuestro simulador de la vida real. Son la Sala de Peligro en la que los X-Men nos preparamos concienzudamente para cuando ataque Magneto.

Por eso me encantaría retar a los mejores entrenadores del mundo a batirse contra mi. Si logro todos los objetivos de mi vida me gustaría dedicarme a eso. Coger a Mourinho, a Guardiola, al Cholo, a Ranieri, a Ancelotti, a Capello, a Luis Enrique, a Del Bosque, a Benítez, a Klopp y a Van Gaal y decirles a la cara que les reto. Que yo soy mejor que ellos. A ver qué me dicen.

Les aplastaría como un dinosaurio aplasta a un gusanito.