miércoles, 31 de diciembre de 2014

Grave ofensa en los DVD´s

No engaño a nadie si digo que este mundo es altamente imperfecto, que tiene fallos de toda índole que, por estupidez o por falta de tiempo, la gente no se anima a arreglar. Probablemente sea por estupidez, pero también es cierto que el peso en el corazón del horror incontenible que provoca vivir dentro de un lugar con tal acumulación de fallos no ayuda. Realmente Jesús dio en el clavo cuando con su vida hizo la metáfora de vivir en este mundo, llevar tu cruz y ayudar a llevar la de los demás. 

Sin embargo, de vez en cuando podemos aliviar el peso de la cruz del mundo haciéndolo un poquito mejor. ¿No es ese, acaso, el sentido de la vida? Pues claro que sí. Y hoy yo haré mi parte denunciando este grave fallo que me llena de ira. ¡Qué fácil hubiera sido hacer las cosas bien y no llenar de ira a nadie! Pero ya veis, muchos de vuestros congéneres no son tan inteligentes como vosotros y, en vez de limpiar, manchan. Pero sigo.

Claro está que todos estáis más que familiarizados con los DVD´s. Con los Blu-Ray quizás no tanto, pero con los DVD´s estoy más que seguro que sí. Aún así, yo diría que no ha habido muchos avances en la forma de presentarlos desde que salió el primero. Yo recuerdo que el primero que tuve fue regalado, American Beauty, y el segundo me lo compré yo en el VIPS: Matrix. Os reto a encontrar un doblete mejor para empezar en cualquier cosa. 

¡Qué gran avance con respecto a los VHS´s! Bueno, si os soy sincero a mi no me parecía tanto avance, simplemente me parecía guay eso de que hubiera un nuevo formato para ver las pelis y tal. Yo, por mi, seguiría con el VHS y estaría tan campante. Nunca pensé que el VHS tuviera ningún problema que era urgente remediar con una mayor calidad de imagen y sonido y la posibilidad de ver la peli en diferentes idiomas, aunque admito que son características útiles. Sin embargo, yo nunca suspiré por un formato mejor. Lo que nos lleva a pensar de nuevo que los cambios no son provocados por la sociedad, sino que la sociedad es llevada, sutilmente, hacia ellos. ¿No es más que claro que esta sociedad aparentemente libre está manipulada? El caso que nos ocupa lo evidencia. Y no te digo ya si hablamos del tránsito del DVD al Blu-Ray. Eso ya sí que es cantoso. Por suerte, con los años la manipulación se vuelve cada vez más clara y no nos tragamos más sapos. ¿Qué se le va a hacer? Se os ve el cartón, guapos.

Aún asumiendo la indignación de vivir en una sociedad teatral manejada absolutamente desde la sombra, uno trata, como puede, de ser feliz. Y se pone un DVD de Los Goonies. Y, qué coño, esta vez se la va a ver en versión original. Que no se diga que no tengo cojones, porque los tengo, y muy bien puestos. Así que, en esta tesitura, uno no le da a "Empezar Película", sino que se va a "Selección de Idioma". Guay.

¡Ofensa! ¡Impostura! ¡Grave problema! ¿Cómo osais? Ved, ved lo que pasa cuando le das a "Selección de Idioma".


Contemos, como el Conde Draco, cuántos segundos tarda en pasar del Menú raíz desde que le das a "Selección de Idiomas" hasta que llega al menú de "Selección de Idiomas". La transición empieza desde que la brújula de Los Goonies baja para abajo. 1, 2... ¡9,5! ¡9,5 segundos! ¡Ja, ja, ja, ja, ja! Impresionante.

¿Cómo alguien puede siquiera pensar que a mi me interesa más ver una sucesión de transiciones "así como muy curradas" en vez de pasar presto al menú que busco? Quizás tú estés pensando "Coño, pues para llegar a esto tú te has marcado 1, 2... ¡7! ¡7 parrafitos! ¡Ja, ja, ja, ja, ja!" Ya, pero es que yo soy yo. Yo tengo más gracia, cada palabra que sale de mi boca es fundamental... Ya sé que suena raro, pero yo no soy cualquier persona. Está claro que esta transición no la ha hecho ningún genio, sólo un sencillo hombre que quería lucirse un poco cuando, lamentablemente, no hay mucho que lucir. ¿Te he parecido duro? ¡Deberías verme encendido!

El caso es que el menú tarda 9 segundos en aparecer cuando debería tardar no 1, sino 1/2. Así, ¡zas! ¡Rápido! Y dentro de esa rapidez, hazme todas las florituras que quieras. Es como si desde que le doy al Start en el coche hasta que arranca pasan 10 segundos, eso sí, sonando maravillosa música de Verdi. La mayor maravilla de Verdi me parecerá mierda vomitada tras una leve digestión si me obligas a esperar 10 segundos mientras la escucho. ¿No es esto acaso una falta de respeto disfrazada de "ventaja para el consumidor"? Evidentemente, este tipo de cosas no se hacen por mala fe sino por estupidez. Esto se puede saber dándonos cuenta de que el vendedor no saca ningún beneficio de esta transición. Si, por ejemplo, nos hubiera obligado a ver un anuncio de 10 segundos hasta que llega el menú, sí. Diríamos que el que está detrás de esto no es que sea idiota (o, más bien, diríamos que no es sólo idiota), sino que (también) tiene mala fe. Te comes esta mierda, tú no ganas nada y yo me llevo mis buenos billetitos. ¿Ves qué bien? Así se inventó el Free 2 Play.

Sin embargo, aquí tenemos a un empresario de buenas intenciones con poco tino. Y es que, queridos amigos, no basta con tener buena voluntad: hay que tener talento. Es cierto que prefiero buena voluntad sin talento que talento sin buena voluntad, pero también es cierto que el talento sin buena voluntad no existe. El talento no mira por el beneficio personal, sino por el mayor bien común. Esa, y no otra, es la condición necesaria del verdadero talento. El resto es impostura y falta de grandeza. He dicho. 

¡9,5 segundos! ¿Os lo podéis creer? Estaba pensando en suicidarme allí mismo, encima de la cama. Con un tiro en la boca o respirando humo. ¡Me cago en Dios! ¡9,5 segundos!


martes, 30 de diciembre de 2014

El emperador en bolillas

Uno pudo pensar hace unos años, y de hecho pensó, que el marketing podía tener cierto interés. Para mi había dos cosas que me interesaban especialmente: el valor artístico y lo interesante que era que alguien pudiera comprar determinado producto porque en él veía determinados valores emocionales. Ambas cosas me fascinaban y, sobre todo, que ninguna de las dos estaban socialmente reconocidas.

Hoy sin embargo el escenario es muy distinto, al menos con respecto a la segunda cosa: todo el mundo es un experto en marketing, todo el mundo conoce sus trucos, sus mecanismos, sus aspiraciones, su intríngulis, vaya. Y, claro, en el momento que una batalla se ha ganado, que el público general la acepta como cierta, pierde el interés. ¿Qué interés tiene apoyar algo que se vale por sí mismo? En todo caso el interés podría ser arrimarse al sol que ahora calienta, para llevarse uno egoístas beneficios personales. Evidentemente, ese proceder es de personas que tienen más que ver con garrapatas que con seres humanos y en este blog no tenemos interés por ellas.


Si el marketing hoy puede tener algún interés es por la primera cosa de la que hablábamos: por un interés artístico. Hoy en día se asume y se espera de los agentes económicos que ofrezcan cierto valor con su comunicación. Esto es, una aportación cultural, un factor de entretenimiento, cierta reflexión interesante... En fin, asuntos que son patrimonio del arte pero que los presta alegremente. Esta claro que  un marketing dedicado a la venta dura, al embaucar, al liar, no tiene sentido por el mismo motivo que una relación basada en la medida en la que nos podemos aprovechar de la otra persona está destinada al fracaso. No hace falta ser una lumbrera, como mi caso es, para darse cuenta. 

Sin embargo, para hacer un tipo de marketing que esté basado en dar y recibir y no sólo en extorsionar (con mayor o menor habilidad y delicadeza) hay que cuestionar algo fundamental y que hoy se le ha pretendido dar la calificación de incuestionable: el sistema. El sistema neoliberal está pensado (si es que a tal despropósito puede llegarse pensando) para tomarlo todo y no dar nada. El que consiga quedarse con todo, o con la mayor cantidad, gana. Y no hay más. Es un juego de depredación, que si fuera un videojuego estaría muy bien y podría llegar a ser divertido. Sin embargo en la realidad adolece de falta de inteligencia, porque no entiende que si coges todo y no das nada pronto no habrá nada que coger. Por eso digo que pensar-pensar, lo que se dice pensar, los que han diseñado el sistema neoliberal no han pensado mucho.

Lamentablemente, esta forma de pensamiento propia de animales o pre-humanos se ha impuesto por la fuerza. ¿De qué otra manera podría haberse impuesto tal subnormalidad? Desde luego, por la vía del razonamiento y el respeto que dan las grandes ideas no, está claro. Así que ahora vivimos en una sociedad cuyas formas de funcionar están inspiradas en esa idea de depredar lo máximo y dar lo mínimo. Esa forma de entender el mundo sólo puede partir de un grupo de personas que no tengan capacidad de crear, por eso creen que los recursos son escasos y que han de hacerse con todos los posibles antes de que se acaben, sin caer en la cuenta de que ellos mismos podrían y de hecho pueden crear otros nuevos. Por supuesto, no hablo sólo de recursos energéticos, sino también culturales, espirituales, sociales, etc.

El marketing, como todo lo que forma parte de una sociedad, se ve modelado por el concepto base del que parte esta. En este caso, el concepto base es "cógelo todo y no des nada". Por tanto, el marketing es exactamente lo que hace. Trata de sacarte todo lo que tengas y lo hace sin respetarte, sin ofrecerte una idea interesante, que presuponga que tiene alguien inteligente enfrente o, al menos, que merezca aunque sea un pelín de respeto. Aunque sólo sea un pelín.

La idea de que al dar se pierde y al recibir se gana es propia del pleistoceno o de virus que no tienen otra labor en el mundo que arrasar con todo lo que se les ponga por delante para sobrevivir. Sin embargo, la idea realista es que en el dar se gana y en el recibir también. Cuando uno da recibe respeto por uno mismo, agradecimiento por parte de los demás, cariño, etc. Son esas cosas las que construyen una entidad social humana, y, por tanto, una sociedad con sentido. Claro está que estos conceptos para un virus pueden sonar del todo alocados, pero ¿qué se puede esperar de un virus más que su pronta desaparición?

Eso es lo que esperamos todos. Mientras, nos quedamos con esta marquesina de hoy: "Si lo compras estarás tan buena como yo!! Que sí, de verdad, que el marketing no es para imbéciles!!"

No, para nada. Para lo que va antes. 

domingo, 28 de diciembre de 2014

Gratas sorpresas

Estaba yo todo contento por terminar el anterior post y me he puesto el iTunes. Y ha salido esta canción.


Yo, claramente, he pensado "¿Quién coño ha podido ponerle un título tan horrendo a una canción?". Y he decidido mirar.


Tú me dirás "Coño, pues si no te gusta, ¿para qué te compraste un disco suyo?". Pero sería una tontería de pregunta, lo siento. Primero, porque uno no sabe lo que se va a encontrar en un disco. Segundo, porque alguien me puede gustar a pesar de ser rematadamente tonto y estúpido. Si dependiera de eso que yo quisiera a alguien o no... ¡Vaya vida que tendría! Y que tendríais vosotros, claro.

Este es el título que le pondría alguien que no tiene ni pajolera profundidad a algo que

a) Cree que es someramente profundo. 
b) Quiere que suene profundo porque ahora quiere ir de profundo el tío/tía

Y estos son los dos casos. No hay más. Esto es lo que pasa. A mi Ana Torroja me enternece bastante, pero jamás diría que hay mucha enjundia en lo que dice. Creo que cree que tiene enjundia pero le queda mucho por enjundiar en la vida. Lo cual no hace, de ninguna de las maneras, que la desprecie. Bueno, un poco, pero así de broma.

Venga, a molar. Que no os vea yo no molando. 

Unas Nike Air irónicas

Está claro que es te modelo de Nike es más clásico que yo, así que lo mismo no debería meterme con los mayores. Pero también es verdad que yo no hago mucho caso a esos postulados bajos y cacosos. Que les den por el culo a los mayores. ¡Viejos locos! ¿Qué respeto les voy a tener yo?


Las Nike que hoy nos ocupan se llaman Air y son clásicas, no sé de qué año y no me pienso molestar ni un poquito en buscarlo. Haz tú algo si ves que tal. No te lo voy a dar todo hecho. Pon, para hacernos un panorama histórico, que sean de 1986. Fale.

¿Qué coño les pasaba en la cabeza a los ingenieros de zapatillas de aquella época? ¿Qué entendían por "Air"? Yo escucho "Air" y pienso en ligero, liviano, sutil, etc. Ya, claro, ya sé lo que estás pensando. Estás pensando en que aunque esa suela parezca un trozo de yeso por dentro debe estar así como hueca y debe ser ligerita, ¿verdad? Pollas con cebolla. La cogí, le di con los nudillos y hace "cloc, cloc". Vamos, que además de pesar como una piedra (pesa como una piedra, que ya os digo que la cogí en la mano) hace "cloc, cloc". No es que luego sea así de un material un poco "foam", no. Plástico macizo.

Total, que, en resumidas cuentas, estas zapatillas pesan un huevo. Así. Sin más. Ese es el resumen de la cuestión. ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina? Es decir, ¿pensaron primero el nombre, el concepto de "Air" y luego produjeron estas zapatillas o fabricaron estas zapatillas y el departamento de márketing decidió llamarlas "Air"? ¿Qué tipo de estupidez sin sentido ocurrió? ¿Cuál de las dos opciones patéticas es la correcta?

También podrías decirme "Hombre, es que hoy en día estamos ya acostumbrados a un calzado muy ligero y cualquier cosa del pasado resulta pesada y tosca". Pues no sé yo. Muy pesada y tosca me parece esta zapatilla para echarle dos cojonakos y llamarla "Air", así, por todo el morro. Si me dices que es un modelo clásico que se llama de otra manera, de cualquier otra manera excepto "Air", me valdría. ¡Pero muy pesado me parece esto para que alguien, aún hace 25 años, pensase que el nombre que mejor les va es "Air"! ¡Es que no me lo creo! Creo que la opción de los estúpidos es la más acertada de todas. Esa es la teoría por la que yo opto.

Esto nos lleva a una última reflexión muy interesante: uno siempre piensa que las decisiones empresariales son supercorrectas, que esos despachos de los rascacielos están poblados por gente superinteligente y sensata a la que no se les escapa un detalle y, si hay alguien al que se le escapa, ese eres tú. ¡Craso error! Cuando uno ya ha pasado por el mercado laboral ya le ha visto las orejas al lobo. Ya ha visto quién y cómo se toman las decisiones y uno no sabe si reír o llorar. Eso sí, lo que uno sabe es que el respeto al "talento de la corporación" es un mito tamaño king-size. ¡Menudos ceporros que hay ahí dentro! ¡Menudos subnormales! Teniendo esto en cuenta, la opción de que la estupidez fue la que dio a luz a este modelo de Nike toma más y más fuerza. Y yo es con la que me quedo.

¿Que es una apuesta arriesgada? Si has pasado por ahí dentro seguro que sabes que no tanto.

¡Hala! ¡Let´s mol!

Cosas así que no encajan y en fin

No es que Coca-Cola me emocione especialmente, pero hoy iba por la calle y he encontrado este anuncio claramente erróneo, así que haremos un doblete cocacolero.

Parece que el concepto de la Navidad Coca-Cola este año es "Haz feliz a alguien". Un enfoque ofensivamente conservador, que apela a este espíritu de aceptación de la derrota que nos ofrece también, por ejemplo, Lotería Nacional. Nadie habla de la injusticia de la crisis, nadie habla de que no es culpa de la gente de a pié. Simplemente invitan a aceptar el desfalco con esa "paciencia resignada y católica que tan famoso ha hecho al pueblo español". Fue triste ver el otro día que el PP seguía ganando en las encuestas, porque fue como leer "Sí, el patrón nos ha pegado muy fuerte y ha sido muy malo con nosotros, pero cualquiera le tose al patrón. Tengo miedo". 


Asumiendo que ese es el sentir general en España y que ninguna marca tiene la grandeza ni la responsabilidad de ofrecer un discurso distinto al oficial (quedando claro que prefieren la tibia caricia de la garra del Sr. Burns a la dignidad de dar un paso adelante), tenemos este anuncio-genérico-de-concepto en una marquesina de bus. Vale. 

Digamos que llamo anuncio-genérico-de-concepto al que presenta la idea que ofrece Coca-Cola al mundo para vender sus productos. El resto de acciones comerciales habrán de sumar, de formas distintas, contenido a este mensaje. Digamos que este podría ser el "anuncio 0" de la campaña de Coca-Cola.


Pero llegamos al problema que yo entiendo radical, crucial en la cuestión. Tenemos un Santa Claus dibujado al estilo años cincuenta, que da ese aroma a "de toda la vida" que nos ofrece Coca-Cola últimamente en estas fiestas. De nuevo, paños calientes. Pero resulta que ese Santa Claus años cincuenta lleva una Coca-Cola Zero en la mano. ¿No es un anacronismo feo? ¿No se podría haber hecho de otra manera? A mi me parece feo.

Tú me dirás "Bueno, hombre, no pasa nada". Y yo te diría "Bueno, hombre, pero tampoco deja de pasar". Pasar-pasar, nunca pasa nada. Podemos aguantar de todo, está claro que sí. Pero no estaría mal hacer algunas cosas bien, para variar. Aunque sólo sea por probar qué se siente. 

Yo creo que, dado que la Coca-Cola Zero existe y no podríamos dejar de ponerla y dejar las otras dos, podríamos quitar las tres y dejar al San Nicolás solo, que queda más fino y el anuncio está claro que es de Coca-Cola. Pero si has tenido la desgracia en la vida de acabar en un comité de marketing igual me dices "Ya, pero yo quiero ver producto, enseña mi producto. Producto, producto. Producto. Quiero producto." En tal caso, conteniendo el enorme desprecio que me produces tú y tu manera de ver el mundo, te sugeriría que colocases las tres botellas firmando el anuncio junto al logo. Te quedará más bonito y no tendrás que dibujarlas en plan años 50, lo que aporta a tu patética visión de "producto-producto". Podrías poner tres fotos relucientes, fíjate lo que te digo. 

¿Qué? ¿A que soy mejor que tú? ¿A que ahora te avergüenzas de tu forma de ser? Normal, normal. A mi también me pasaría, mi querido chupatintas.

¡Hala! ¡Feliz molonidad!

sábado, 27 de diciembre de 2014

La parte de atrás de esas marquesinas como grandonas

No es la primera vez que veo este creativo (según alguien ligado a una visión ejecutiva de la vida) uso del culo de estas super marquesinas (no sé cómo hostias se llaman ni ganas), pero hay que reconocer que queda bien. Tiene estilo. Queda bien. 


La primera vez que las vi fue en el lanzamiento de la Xbox One, que inundaron Madrid con sus anuncios claros y rotundos, como diciendo que viene el emperador. Y mira, ahora les están dando por el culo en ventas. Por el mismo motivo a Sony se le piró la pinza y el mercado en la generación anterior en favor de Microsoft y, mira cómo son las cosas, por este motivo se le está pirando en esta a Microsoft. La megalomanía es una trufa de licor muy tentadora y, bueno, todos podemos caer en ella. Yo no, claro. Yo soy magnífico. Majestuoso. Inmune a esos bajos instintos, vive Dios.

El caso es que fuera aquella vez la primera vez o no que se usó este soporte (me huelo un simpático premio de "Innovación en medios" para Microsoft en tal caso), la cosa es que funciona. No sé, queda muy bien. Debe ser por el soporte metalizado o qué sé yo. Parece un totem de Coca Cola, no un anuncio estacional que cambiará en dos o tres semanas. Qué curioso. 

Hay que decir que por delante hay una pantalla LED con un puto San Nicolás con varios mensajes pedorros de "Cómo sentir la Navidad según Coca-Cola", pero ese pestuzo no es interesante. Sí, me puedes decir que es innovador que los mensajes cambien y que no sean estáticos gracias a que es una pantalla. Pero, en tal caso, te miraría de arriba a abajo y seguiría mi camino. No me hagas perder el tiempo. 

A mi me interesa esto otro. Poner el puto logo en el culo de la marquesina. Yo, de ser Coca-Cola, contrataría ad eternum ese espacio y dejaría que otros se anunciasen en el LED. Ellos quedarían como unos subnormales y yo como un campeón. Como el visir que dirige el califato desde la sombra. Manejo las cuerdas.

Y esto os cuento, hombre. Venga, fuera de aquí. 

Le Male falso

Tampoco es plan de incidir en demasía en el tema este de que "el rollo copia de Indonesia mola", porque creo que ya está bastante clarito, pero bueno, hoy nos lanzaremos más a la pasión que a la devoción, más a algo que me divierte que a abnegarme a esta cátedra que imparto, y encima gratis. Molar también significa relajarse de vez en cuando. 


Supongo que si sois medianamente modernos os compraríais allá por 1998 una botellita de Le Male, de Jean Paul Gautlier. Esa botellita, junto a la de Farenheit de Dior y a la de Hugo de Hugo Boss, formaban parte de un pack no necesario pero sí suficiente para ser un chico que empezaba a decir que las cosas "de chica" no tenían por qué ser sólo para chicas, como los perfumes. Sí, eran tiempos en los que llevar adelante ese caballo de batalla era importante.

Como ya bien todos sabemos, hoy en día esa idea no está sólo desarrollada e implementada, sino que está tan sobada que dan ganas de, alegremente, vomitar. ¡Qué hartazgo el ir oliendo a maricas fuera de onda y canis que han descubierto que "las cosas 'de chica' no han de ser, necesariamente, sólo para chica"! ¡Qué poca vergüenza tienen! ¡Qué manido es su discurso! ¡Qué poco interesante es lo que dicen con su forma de estar en el mundo!

No puedo evitar soltar sin querer alguna que otra lección moderna; pero en fin, sigo. ¿Qué os parece este puto horror de copia que se han gastado los chinazos estos? ¡Vaya huevos más macus! ¡Y por menos de 5 pavos! ¿Quién podría resistirse? Yo no.

Y los abdominales están "así como mal". ¡Qué huevazos! ¡Qué cara más dura! ¡Cómo mola! Por no hablar de lo que mola que los esclavos del mundo, el sudeste asiático, les meen en la cara a sus amos copiándoles sin respeto sus "finísimas y excelentísimas creaciones". ¡Sí señor! ¡Ya que el faraón nos tiene esclavizados, al menos disfracémonos como él! ¡Qué risa! ¡Qué bella forma de hacerle un corte de mangas al gachó!

Como veis, estas ideas dan para mucho. Pero no me quiero poner geopolítico. Tenemos tanto, tanto tiempo...

jueves, 25 de diciembre de 2014

Tranquilo, hombre, que no te roban el Hyundai


Pues eso.

Saturno devorando a su hijo

Una de las cosas bonitas de estar vivo en el 2014 es ver, en primera fila, cómo el sistema se derrumba por mucho que intente mantenerse en pie. Cual animal desbocado, nos están apretando tanto que ya no queda nada que sacarnos. Así que ahora el sistema no le queda otro camino que comerse a sí mismo para sobrevivir. Como un grillo del campo que vi en un libro de animales cuando era pequeño que, cuando lo cortabas en dos mitades, la de la cabeza devoraba a la del tórax y se quedaba tan campante. Evidentemente, ese es uno de tantos traumas que me acompañan alegremente.


En estos tiempos locos, los más locos de toda la Historia, ya no queda nada que robar. Así que ahora los ladrones se habrán de matar a sí mismos, entre ellos, como en un juego de las sillas; a nosotros ya nos han echado, ya no jugamos. Ahora quedan ellos, pero, como en todo juego en el que el objetivo es depredarlo todo, sólo puede quedar uno. Es lo malo de ser de los malos, cuando ya has acabado con todos los buenos sólo quedan tus compañeros villanos a los que matar. Y como son tan hijoputas como tú no te puedes fiar de ellos un pelo. Así que este supongo que será el plato que el mundo nos servirá, gozoso, este 2015.


Joy to the world. The Lord has come.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

La máquina de hacer selfies

Bueno, no es una máquina, es un puto bastón al que atar el móvil, pero bueno. A efectos propagandísticos queda ese encabezado mejor.


A la pava y al niño les he mosaicado la jeta porque soy magnánimo. Lo he hecho con un programa de edición fotográfica gratis que es la alternativa, al menos para mi y de momento, a Photoshop, ahora que necesita que te conectes a Adobe para utilizarlo. Ya me dirá usted quién quiere siquiera acercarse a Adobe si ahora realmente me exige que pague una millonada por utilizar su software. Me busco una alternativa. Pero no nos desviemos.

Este palitroque infecto, esta vulgaridad hecha producto de consumo, está empezando a ser muy popular por estas putas tierras de Dios. El otro día se lo vi a una japonesa, luego un amigo me dijo que lo vio en Londres y ahora esto. Así que nada, ya sabes la próxima mierda que te tienes que comprar si eres parte de ese vulgo que tanto odio y desprecio. Cosas de cada cual, mira.

Por comentar algo de la foto, por no dejaros así, hablemos de que el puto bastoncito tiene como un agarradero rojo, o sea, que se han molestado en incluir algunos elementos de diseño funcional. Vamos, que se toman en serio a sí mismos, a su invención. Son como esos tipos que reciben un premio al mejor producto de teletienda y hacen un discurso, serio, sobre las bondades de las zapatillas de estar por casa con suela de gel. En fin.

Sobre ella, hay que decir que va vestida "modernita", o sea, absolutamente no moderna. Lleva ropa combinada, que le sienta bien, un bolso guay, tiene una actitud festiva al estar en la Tierra, despreocupada, un pelín superficial-pero-encantadora... Vamos, lo peor. Lo más pasado. Lo menos moderno hoy es la modernidad oficial. La prueba es que se ha pillado una máquina de hacer selfies, la zorra de ella. Qué tía. 

Y en fin, con esto os dejo. Feliz Navidad, me cago en Dios, si es que puede ser feliz viendo estos horrores por este mundo apestosozo.

Hale. Sed modernos.

martes, 16 de diciembre de 2014

La Nueva Molonidad

Lo bueno de que nada de lo de El Viejo Mundo mole (y la consiguiente sensación de que el suelo ha desaparecido bajo vuestros pies) es que existe un mundo nuevo completamente inexplorado dispuesto a enseñarnos una forma de molar que parte de un concepto, una raíz radicalmente (ja ja) distintos.


Lo bueno de tener un alto nivel de percepción molónica es que te basta con mirar un poco alrededor para encontrar algo de lo que hablar. Así que hoy tiraremos de este pendrive que me he comprado hoy para meter dentro toda la música que he acumulado en toda mi vida. Toda mi discoteca, que ocupa un par de baldas grandes, cabe en esa puta mierda y sobra mucho. Lo que hay que ver. Pero no nos desviemos del tema.

¿Qué tipo de ilustración-reclamo visual es este? Hace unos años, evidentemente, todos habríamos caído sobre este "concepto visual" y lo hubiésemos despellejado: "¿No se le podía ocurrir hacerlo más cutre?" "Sí, hala, las alas de la mariposa son el pendrive. 'Brillante'." "Qué primera idea. Podían currárselo un poco más". En fin, que por obvio, por ser demasiado directo, por carecer de una afilada ironía, este photoshop hubiese caído, y de qué manera. Se salía de una batería de normas que podríamos llamar "las normas de las artes occidentales" y, simplemente, era una mierda. 

Hoy no. Como sabéis, niños, cuando una civilización cae, produce durante su caída arte retorcido, desmesurado, arte que refleja una alimaña que agoniza. Sin embargo, una vez muerta la alimaña (o animal en general, para no adjetivar demasiado) se abren las fronteras a ideas nuevas, porque las civilizaciones, además de políticas y económicas, lo son culturales.

Esta es una etapa similar a la que sufre una clase cuando el profesor sale un rato: una explosión de creatividad rota, más dirigida a romper las normas que el profe imponía que a fluir de una manera nueva de por sí. Por tanto, ahora todo lo que mola son las convenciones que, de alguna u otra forma, desafían el canon estético del imperio anglosajón. Todos sabemos cuáles son, consciente o inconscientemente, porque es en el que hemos crecido. Una norma muy importante de este imperio ya pasado es el que todo tiene que encajar. Todo tiene que hacer "clac". Y yo hoy me pregunto "Ya, por mis cojones". Bueno, más que preguntármelo, lo asevero. 

Así que esta chica de alas de pendrive bien podría asemejarse a una gráfica publicitaria indonesia, donde pueden verse cosas tan alejadas de la ortodoxia anglosajona que a veces daban hasta miedo. ¿Por qué ceñirme a esto? ¿Por qué ceñirme a lo otro? Si el amo que, explícita o implícitamente, dictaba las normas estéticas ya no está... ¿Por qué no puedo tirar los pantalones de pitillo y pasarme al chandal militar? ¿O al look Einstein, donde la ropa es absolutamente anecdótica? 

Hoy en día la molonidad suena a BRICS; a ese conjunto de países antes bajo la anglo-bota que ahora se están levantando y dando la vuelta a la tortilla. No sólo eso, sino que van a liderar el mundo en los años que vienen. Si quieres, amigo alumno, explorar nuevos conceptos estéticos te recomendaría libros de festivales publicitarios asiáticos. Pero te recomendaría más todavía probar a expresar lo que te sale a ti directamente de dentro, que, te aseguro, será diferente a lo que está establecido en la calle. Porque, como sabes, los cambios ocurren de dentro a fuera. El Nuevo Mundo no está llegando a ti, sino saliendo de ti. Por tanto, ¿por qué no coger el agua directamente de la fuente y no esperar a que te llegue de vuelta, interpretada ya por otro?

Toda mi discoteca en un pendrive enano. Es evidente que la civilización ha llegado a lo más alto que podía llegar. 

sábado, 13 de diciembre de 2014

La moto-falsa-tocata

Hoy haremos un avance importante en conocer, poco a poco, las cosas que molan y que ellas nos vayan dibujando, por su propia inercia, el mapa de la molonidad.

Hoy en día nada de lo oficial mola. Esto ocurría antes de una manera menos agresiva, porque la oficialidad no se lo había comido todo. Hoy en día la oficialidad lo cubre casi todo y a la molonidad, que es la expresión moderna de la Verdad, le queda muy poco espacio para florecer y dar frutos. 

Digamos que hoy en día nada de lo producido en el discurso occidental mola. De hecho, es la antítesis de molar. Y como el imperio occidental se ha vuelto loco, la molonidad viene ahora de lugares a los que hasta hoy no habíamos prestado atención. Indonesia, Vietnam, el puto Ecuador... Y no como antes, de una manera exótica que hiciera vibrar nuestros pagados culos occidentales: ahora molan por sí mismos, sin recurrir a la ironía o una visión paternalista del, digámoslo así, "resto del mundo". 

Hoy es "occidente contra el resto del mundo". Y occidente será el perdedor. 

El mundo de lo falso, de las economías emergentes, de todo aquello que ya no es que sea falso, sino que no pasa por las estructuras de entendimiento clásicas, mola cantidad. Y hoy tomaremos como ejemplo esta fantástica y, supongo, baratísima moto.


En la foto no se ve, pero las ruedas son los baffles. Uno se atreve a pensar que cuando suena la música los intermitentes parpadearán y el faro, que tiene el mismo color que los intermitentes y se queda tan tranquilo, es posible que también parpadee. Tiene cinco botones sencillos, que no recurren al diseño ni se complican la vida en absoluto. Complicarse la vida es una de las cosas que menos molan hoy día.

Todo fácil. Todo de cualquier manera. El yugo occidental cae. Sus estándares de calidad se revelan falsos, como todo su entramado. Esta moto refleja la revolución que hoy en día está en marcha y venciendo.

Hoy en día no tienes que llevar una camiseta del Che Guevara, icono que ha perdido el significado de tanto sobarlo, como la palabra que repites muchas veces; hoy en día tienes que tener esta puta moto excesivamente sólida, con apariencia de ser de porcelana que en realidad es de plástico, que seguramente acepte tarjetas SD o tenga en la parte posterior un enchufe USB encima de tu mesita. En ella podría sonar algún himno revolucionario clásico, para no pasarnos de modernos. No hay que pasarse. No hace falta. No sé, un Señora Azul tendría bastante gracia. Pero un Libertad Sin Ira cuadraría perfectamente sin estridencias. Como unos Levi´s, funcionaría sin destacar ni quedarse corto por ningún lado.

Así que, queridos niños, cambiad vuestros símbolos revolucionarios porque hoy los códigos son estos. Siempre que quieras tener algo de estilo, claro. Si no basta con irte a Lavapiés y vestirte con unos putos pantalones de esos como de loneta. Además, podrías repetir algún discurso manido no elaborado por ti mismo, sino que repites algo que le has oído a otro y te ha sonado bien. A mi, querido amigo, la verdad es que me da igual. 

Pero aquí hablamos, querido amigo, de molonidad. Y aquí no vale cualquier mierda que se te ocurra. Aquí tenemos mucha clase. Demasiada. 

La última lección que tenéis que aprender hoy es que esto lo habréis de tomar como inspiración, no como credo; en tal caso, lo estaríais pervirtiendo todo y no mereceréis ser llamados alumnos míos. Avisados quedáis.

¡Hala! A molar. 


viernes, 12 de diciembre de 2014

La peli de Navidad y patrocinios

Hoy hablaremos de una propiedad muy simple de la molonidad, pero no por ello menos importante. A veces lo simple ha de ser subrayado para que no lo perdamos de nuestro molón horizonte. 


Lo que estamos viendo es lo que se llama un patrocinio simple: aparece una película o espectáculo y una marca, para imbuirse de los atributos intangibles de dicho espectáculo (frescura, profundidad, juventud, riesgo, etc), se hace anunciar junto a él. Sin embargo, el estilo determinará la manera en la que esa marca aparece junto al espectáculo. Evidentemente, cuanto más sutil y elegante sea el remarcar de esa asociación más beneficiada será la marca, a no ser que quieran atraer a subnormales, borricos, zotes u otros seres cuya existencia es de poco interés.

En el caso que nos ocupa resulta evidente que Santa Lucía es una puta basura de ente socioeconómico. Es como salir con un amigo que se ha hecho famoso e ir gritando por la calle que eres su amigo. Si sales con un amigo famoso lo dices poco, te colocas lo más a su sombra posible, si alguien te pregunta le dices que sí, que es famoso y que le conoces por este o por aquel motivo. En ningún caso dices anormalidades como que "yo le enseñé todo lo que sabe" o te intentas dar más importancia que él.  Bien, pues esta es la manera en la que Santa Lucía ha decidido aproximarse al estreno de Disney de estas Navidades, Big Hero 6.

Lo primero que pensé al ver desde lejos este anuncio fue que Santa Lucía había hecho algún tipo de corto de dibujos animados para anunciarse, una cosa muy manida y con mejor fama de la que se merece, pero bueno, al menos exige cierto esfuerzo: hay que pensar un guión, unos valores a contar, una historia, unos personajes, etc. Normalmente esto también se hace de la manera más burda posible intentando presionar por todos los campos para que la gente compre el producto, creando, lógicamente, rechazo hacia tal subnormal que intenta de tan ofensiva forma que yo lo compre. 

Sin embargo, luego recordé un trailer que vi hace tiempo sobre ese héroe que no le cabe la barriga en el traje de metal y vi la horrenda realidad: Santa Lucía había utilizado algo menos de un tercio del anuncio de la película para proclamar que ellos la patrocinan. Así que nada, Santa Lucía no mola. Luego se puede hilar mucho con posmodernas formas de entender la comunicación, pero la esencia, el concepto puro, es este. 


Y, para terminar, veamos los ojos de este juguete cuya alma vaticina que Big Hero 6 será una gran película. ¿Por qué? Se ve. El juguete está bien hecho, transmite algo cierto, esperanza, la mirada alzada de un gordito que en el fondo sabe que puede ser un héroe pero aún así le atenaza todavía una brizna de duda. Si se han molestado en hacer un juguete tan bueno, tan vivo, que tan lleno de cosas reales está, la película será cojonuda. Esta es una lección extra de cómo se sabe si un libro será bueno o no sólo mirando la portada. Sí, puede hacerse, de hecho, es la mejor manera. Leerlo es una pérdida de tiempo. 

Por tanto tenemos una peli magnífica, llena de verdad, patrocinada por una marca horrible, que es pura mentira. Lógicamente Santa Lucía mancha a Big Hero 6 y no es Big Hero 6 la que ilumina a Santa Lucía. La burdez de Santa Lucía es demasiado grande, es como ese amigo que te chupa toda la energía: al final le tienes que acabar dando el bote porque molesta 100 y aporta 0. 

Y ya está. Esta es la lección de hoy. 

Juegos de mesa falsos

Hay juegos de mesa fantásticos, como el Tragabolas, el Quién es Quién o el Hero Quest ¿Ha desaparecido el Hero Quest? Yo hace mucho que no lo veo. El caso es que esos son juegos de mesa como Dios manda, ha habido gente pensando en una idea que podría ser divertida para un juego y, como molaba, la hicieron. Sin embargo hay juegos que tienen trampa. Y hoy los desenmascararemos.


Hay juegos que se inventan en la calle, o en la infancia, o no sé dónde coño se inventarán, pero desde luego no se inventan en las oficinas de MB. ¿Sabéis los que os digo? Esos que son juegos que se juegas como mucho con un papel y un boli y de repente un día una empresa de juguetes les pone un nombre nuevo, les añade un par de complementos de los que se podría (y de hecho se puede) prescindir perfectamente, los empaqueta con vivos colores y los vende por 30 pavos. ¡30 pavos! ¿Quién se quiere gastar 30 pavos en el juego de "Prohibido decir ni sí ni no"? Es más, jugándolo sin el juego de mesa es más divertido, porque las preguntas son improvisadas, vivas, uno las piensa, el otro las mejora, etc, etc. Pero aquí ya te las dan hechas. ¡Con trampa! Por si tú no eres capaz de elaborar una pregunta un poquitín ingeniosa para pillar a tu amigo.

Aquí tenemos un timbre de esos como de hotel, unas tarjetitas con preguntas y me imagino que un tablero. O algo para llevar las puntuaciones. ¡O algo más que justifique los putos 30 pavos! ¡Jesús, 30 pavos es una puta locura!

¿Qué niños pueden pedir esto? Evidentemente, los que son un poco tontitos, eso está claro. ¿No llegan a la conclusión ellos mismos de que esto es un insultante timo? ¿No les ofende la existencia de esta mierda? ¿Quieren que los Reyes Magos alienten estas prácticas que llevan a la sociedad al borde del precipicio, como ha terminado resultando? ¿Qué niños pueden valorar este tipo de trampas? Evidentemente, los que tienen una alta probabilidad de ser unos futuros tramposos y que llevarán a la sociedad a tener varios problemas graves, como los que vivimos. Estos niños tendrán que ser observados y llevados hacia una posición social en la que puedan tener una vida digna pero que no estorben a los demás. El asunto es más grave de lo que parece mirando este puto juego ofensivo en el escaparate. Es importante que los niños que pidan este juego no lleguen a puestos ejecutivos.

¿Que suena un poco fascista lo que digo? Bueno, más fascista me parece ser una persona poderosa en una empresa juguetera que diga "¡Qué buena idea es fusilar esta idea patrimonio de todos, añadirle un par de estúpidos complementos de barato plástico fabricados en el sur de Asia y que ellos sirvan como excusa para sacarle la puta pasta a una panda de niños que, como resulta evidente por mi forma de actuar, me importan una puta mierda! " Evidentemente, el fascista no soy yo. Quizás el malhumorado. Pero el fascista, desde luego, no.

Así que ya sabéis, mis queridos niños y adultos: molar implica ética, buenas prácticas, creatividad, hacer lo correcto y no lo fácil; esa es la base de la verdadera molonidad. El resto es lo que llamaremos a partir de hoy impostura.

¿Habéis escrito ya la carta a los Reyes? Yo sí, voy a pedir una Nintendo eShop Card.

Y así me las gasto.

jueves, 11 de diciembre de 2014

miércoles, 10 de diciembre de 2014

El R.A.T. de chichinabo

Tengo una feliz noticia para todos: el ratón diseñado especialmente para darle al gaming como Dios lo concibió, en PC, ha tenido hijos bastardos. Este hecho nos sirve para celebrar, de nuevo, que aquello que mola suele engendrar criaturas retorcidas. Intentaremos ir haciendo apuestas en este blog de las cosas que molan para ver si más adelante terminan completando la espiral de la molonidad. Para ello nos fiaremos tan sólo de nuestro sentido del gusto: esto mola y esto no. Nada más.


El elemento cultural hoy copiado por los chinos es el famoso ratón R.A.T. de Madcatz. No recuerdo hace cuánto salió, pero no tanto. Más allá de que esté especialmente diseñado para el gaming y toda la polla, la cosa es que este ratón mola un montón. No tiene más. Es como uno de esos BMW eléctricos o las Nike LeBron James hechos ratón. Y, de tanto molar, lo han copiado los chinos. Y aquí lo tenemos, sólo para nuestros ojos. De nada.

¿Qué mola más, tener el original o tener la copia? Bueno, ambas opciones molan un montón. Cada una por sus particulares motivos. Tener el original mola porque da más gusto tocarlo, te hace sentir como más importante, da esa sensación de "nuevo", "caro" y "exclusivo"... Pero la copia te ofrece sensaciones quizás algo más modernas todavía: "soy muy listo", "soy muy punk" (esta es muy importante), "tengo una visión muy irónica y trascendente del arte"... La verdad, no sabría por qué opción decidirme. Cuando me pasa esto no me inclino por ninguna opción en principio y dejo que sea la providencia la que me derive en alguna de ellas. Además, hoy en día lo que mola es no gastarse el dinero a lo tonto en cosas simplemente porque sean molonas. Así que pon tus barbas a remojar.

Ya iremos hablando de estos conceptos complejos más adelante. ¿Quién sabe? Yo, desde luego, no.

jueves, 4 de diciembre de 2014

Sobre la molonidad discreta

Como es el primer post y todavía me siento muy inseguro, he decidido empezar por algo que mole de por sí, que su molonidad sea tan elevada que no tenga yo que molestarme en "venderlo" de manera alguna.

Además, tiene lo que se llama "molonidad discreta", esto es, aunque mola mucho, no se ha hablado suficientemente de ello como para que esa molonidad haya llegado a desgastarse.

Consideraremos la molonidad discreta como la molonidad que interesa poseer, esto es, la no reconocida todavía por el establishment, tanto del mainstream como de los interesados en la molonidad. La molonidad no puede ser ampliamente reconocida o dejará de ser molonidad.

Sin más preámbulos, pasemos a desvelar la pieza que inaugura el blog y me mantiene a mi calmado gracias a su potencia.


Los robots de Juez Dredd. Guau.