sábado, 30 de septiembre de 2017

Dr. Dolittle

El Dr. Dolittle charla con los animales como tú charlas con el portero de tu finca o con el compañero que te ha tocado en el asiento de atrás del coche de Uber.


Los “unicornios” (no se me ocurre nada más cursi y por tanto más apropiado) dejan atrás en el diseño de sus negocios una serie de factores para mi gusto claves, cruciales. Por ejemplo, yo nunca seré cliente de Uber ni de ningún servicio de car sharing porque odio hablar con la gente. La gente me parece toda retrasada mental y, lo que es más importante, a ti también.

Los unicornios tienen en su ADN la voluntad de “cambiar el mundo”, por eso tienen ese hediondo aroma hippie en todos sus movimientos. Por alguna razón, la gente que tiene por objetivo cambiar el mundo pasa por alto realidades que por ser desagradables no significa que no sean realidades. ¿Crees que por obviar que hablar con la gente es un coñazo el mundo va a cambiar más rápido? No, en todo caso cambiará más lento porque no estás teniendo en cuenta una variable importante para su cambio.


Como dice el alcalde de Nueva York en Cazafantasmas 2 tratar como mierda a los demás es un derecho que Dios ha dado a todos los neoyorkinos. Y si se lo ha dado a los neoyorkinos no sé por qué no se lo ha dado a los madrileños, digo yo. Los madrileños estamos dentro del tratado de los Derechos Humanos y por tanto tenemos derecho a reírnos de un hippie buenrollero de estos que van repartiendo abrazos gratis y demás mierda absurda.

Yo odio que la gente me toque. Para que alguien te toque te echas novia, como se ha hecho toda la vida de Dios. Si no dejo que me toque mi familia imagina lo que opino de un hippie que reparte abrazos gratis. Y tampoco quiero preguntarle al otro cliente de Uber que a dónde va, que qué va a hacer allí y que qué opina del día tan precioso que hoy nos ha regalado la madre Gaia.


Hacer como que todos somos chupis no hace que lo seamos ni por asomo. Lo que hace es que una panda de amargados cada vez más amargados por la edad hagan el ridículo comportándose como niños retrasados de un jardín de infancia especial. ¡Tenemos pulgas! Hacer como que no nos pica lo que hace es que a la larga explotemos porque el buen rollo imperante no nos deja rascarnos.

“¡Juan, pero es que diciendo eso le quitas la piedra angular a mi negocio!”. ¡Ah! ¿Y a mi qué me cuentas? Haberlo pensado mejor, no te jode. Si no la hubiera quitado yo la hubiera quitado la realidad ella solita, así que en vez de pillarte un berrinche como el niño millennial caprichoso que eres dame las gracias y sigue tu camino.


El buen rollo funciona cuando el ambiente es de mal rollo, pero ahora ya no hay tanto mal rollo como antes. Por lo tanto los “unicornios” (sic) ya no tienen tanto sentido. Ahora, más tranquilos, se ve que la luz que emitían no era luz ni era nada, eran cuatro plásticos recortados que reflejaban la luz de las farolas. Pero luz-luz no emiten ni los cojones de luz.

¿Te imaginas el mundo perfecto como lo piensan los unicornios? ¿Todo el mundo vestido con toga y dándose abrazos a diestro y siniestro? Dios mío, si ese es el mundo perfecto que tienen pensado hay que acabar con ellos cuanto antes.

viernes, 29 de septiembre de 2017

The Long Kiss Goodnight

Francamente, si una peli está protagonizada por Geena Davis y Samuel L. Jackson muy mal se tienen que poner las cosas para que la peli no chute. Si la peli está mal es culpa de tu reproductor.


Esta peli me la ha vendido la chica taciturna y maravillosa que atiende en el Cex de Hortaleza. Ahí estaba, arrinconada por las bobadas de sus compañeros bobos cuando ella les deja en bragas con un solo chascar de dedos. ¿No os horripilan a vosotros estas visiones? A mi un huevo.

En el mundo que estoy diseñando en mi laboratorio a los niños tontos normales se les insertará desde su nacimiento un nanochip conectado a mi computadora. Para facilitarles la vida y que no sientan la tentación de tomar la senda del mal recibirán descargas internamente cada vez que yo piense que se están alejando del comportamiento recto.


Gracias a mi tecnología y a mi dedicación los niños tontos normales ocuparán su sitio natural en el universo, bajo la bota de la chica taciturna maravillosa y de la mía propia. Así el mundo funcionará de más armoniosa manera porque estará exento de seres inferiores que lastren su desarrollo. Como veis yo me desvivo por el beneficio de todos. Soy puro procomún.

Hay quizás quien piense que este comportamiento es totalitario, pero nada más lejos; es un comportamiento muy altruista porque gracias a él las calles serán tranquilas y los inteligentes medraremos más que los estúpidos. Esto creará un círculo virtuoso que convertirá el mundo en el Paraíso y todos saldrán ganando, incluidos los inferiores, que por fin podrán mostrar lo que son sin vergüenza social. Serán honrados como las bestias de carga que siempre serán.


¿No es la aceptación incondicional de la verdadera naturaleza de las personas el más generoso de los regalos? Gracias a mi los estúpidos no se avergonzarán de serlo, que es lo que les pasa ahora. Ahora lían Roma con Santiago para que no se note que son idiotas y rompen muchas cosas de carácter público en el intento. Sin embargo gracias a mi su estupidez será valorada en su justa medida.

Los inferiores me alabarán mientras pastan alfalfa, libres de los grilletes sociales que les obligaban a usar cuchillo y tenedor como si fuesen seres humanos. Yo les liberaré de la tremenda carga de fingir ser seres inteligentes cuando lo que más felices les hace es revolcarse entre las heces y la orina.


Y así, poco a poco, los seres superiores iremos gobernando uno a uno el mundo, diseñándolo de la mejor forma posible atendiendo a las verdaderas necesidades de los demás, no a las inventadas. ¿Por qué te resistes a tu verdadera naturaleza, criatura? ¿No ves que la chica taciturna maravillosa y yo lloramos porque intentas ser lo que no eres, un ser bípedo? Descansa, pequeño.

En fin, este es un poco el plan que tengo abocetado. A ver si consigo ligar con la chica taciturna maravillosa y entre los dos lo rematamos.

jueves, 28 de septiembre de 2017

La Odisea – Homero

¿Veis lo que consigue la malvada propaganda de la industria de impresión de libros? Que un pobre chico de 20 años se compre este infumable tocho para leer en el Metro. ¡Ya que me compro un libro, me compro uno que valga por muchos! ¡Pues La Odisea!


Pensar en La Odisea hace que me duela la cabeza inmediatamente. No recuerdo nada ni nada quiero recordar. No, no me lo he leído entero ni mucho menos, qué te has creído. Pero sí recuerdo su letra chiquitilla apretujándose, conformando un engrudo que nadie en sus cabales es capaz de tragar. Lo único bueno que tiene Homero es que se llama como Homer.

No sé qué tendrá este libro para ser tan bueno. Por estadística cualquier libro moderno debe ser igual de bueno que él. La Odisea va de una odisea. ¿Es La Odisea mejor que Indiana Jones o que Uncharted? Habría que verlo. Yo no lo sé porque no pienso abrirlo nunca más. Está claro que Homero no conocía términos como “user friendly” o “fuente a 14 puntos”. Homero pasaba de todo. Homero se ponía a escribir y que los demás se apañasen para leer su mierda.


No digo que yo no haga lo mismo, lo que digo es que en un ordenador al menos puedes hacer la letra más grande si quieres. No es lo mismo leer un tocho con una fuente a 14 que a 9. ¿Qué dices? ¿Que la culpa es del editor? Pues a lo mejor, pero me resisto a indultar a Homero tan fácilmente.

Si a Homero no le hubiera dado por escribir el problema se habría acabado de raíz. Pero no, tuvo que escribir. Él no podía dedicarse a jugar al balompié como los chicos de su edad. A él se le tuvo que meter entre ceja y ceja pasar a la historia con un librito. ¡Si de aquella no escribía nadie! ¡Así cualquiera! Era un mercado en situación de monopolio.


A Homero le querría ver yo hoy en día. Mendigando unos céntimos a los amigos, forzándoles a que compren La Odisea en versión electrónica para su Kindle. ¡Aquí te querría yo ver dando la brasa con La Odisea, amigo! No ibas a vender ni los cojones. Nintendo haciendo Pokemons y tú escribiendo La Odisea. Que no, macho, Homero, que lo tuyo es porque no escribía nadie más en tu pueblo.

Esta fijación que tenemos por la cultura clásica es una idiotez. ¡A nadie le gusta la cultura clásica! ¡Aburre muchísimo! ¿Por qué te vas a poner a mirar estatuas griegas cuando echan Hora de Aventuras gratis en Boing? Porque te han lavado el cerebro, evidentemente. Si a ti te dejan suelto sin control mental te pasarías el día en el Burgocentro comiendo McFlurrys, como es lo normal.


En fin, que te animo a que hagas lo que te gusta. Te animo a que comas chocolate y a que veas el programa de Bertín Osborne, que será facha pero a la vez es muy salao y tiene la delicadeza de recibir a botarates en su casa. Te animo a que quemes todos estos libros del demonio como si fueses La Santa Inquisición.

La Santa Inquisición sólo quería cierta estabilidad, como Mariano Rajoy. Si te pones a leer igual se te ocurren ideas peligrosas y la sociedad pierde el equilibrio porque empiezas a “decir cosas originales” como un millennial desmadrado. Y no, eso no es plan. Es mejor la estabilidad que un millennial teniendo ideas. ¿No es evidente?

miércoles, 27 de septiembre de 2017

Harry Potter y La Cámara de los Secretos

¿Tú qué crees que hay en La Caja de Pandora? ¿Crees que dentro está confinado todo lo bueno y puro de la humanidad? ¿O más bien crees que dentro se haya lo contrario, lo malo y corrupto? Pues según de quién estemos hablando, ¿no?


Tengo la suerte y la desgracia de, como Superman, tener visión de rayos X. A mi que alguien vaya por la vida con La Caja de Pandora cerrada plim porque le conozco desde pequeño. Yo ya sé que aunque este vaya de esto en realidad es esto otro. Que lleve La Caja de Pandora cerrada me da lo mismo porque sé de buena tinta lo que hay ahí. Por tanto ¿por qué llevarla cerrada?

Hace unos años tuve la visión sobrecogedora de cómo iban a ser estos años neoliberales, como cualquier personaje bíblico de categoría. La intuición me hizo comprar en Xbox Live un juego de poker para aprender a jugar bien al poker porque en estos años lo que se iba a llevar era jugar al poker. Como ya sabéis mi visión se cumplió y hoy todo el mundo juega al poker como forma de vida.


Intenté alertar a mis compañeros coolhunters de por dónde iban a ir los tiros pero no entendieron de qué hablaba yo, más que nada porque ellos estaban tan pringados como todo el mundo: como todo el mundo, ellos planeaban “ganar la partida” en el juego de “a ver quién es al que le va mejor en su carrera profesional”. Por lo tanto mis avisos les estaban delatando. Así que o no se enteraron o no se quisieron enterar.

Entiendo que para ganar hay que jugar limpio, si no ya me dirás tú por qué te pones contento cuando vayas a la cama. Si ganas haciendo trampas puede que todo el mundo te admire pero tú sabes que eres un tramposo, así que ¿por qué rayos te pones contento? Hay que estar desesperado para intentar ganar con trampas, tengo que apuntar.


Si para ganar tienes que cargarte al resto de los jugadores... ¡Vaya juego social del demonio que hemos montado! Eso no sirve para nada, en todo caso sirve para sublimar tus traumas de la infancia, todos en fila. ¡Ahora sí que me he vengado de esta panda de hijos de puta! ¡Puede que se rieran de mi de pequeño pero ahora el que ríe soy yo! Esa es la motivación última que subyace en la economía, o sea, que ya me dirás tú cómo puede acabar eso.

Como todo el mundo planeaba en secreto acabar con todos los demás para así vengarse de su triste discurrir por la vida era evidente que esto iba a acabar como ha acabado, en plan total war. Yo me retiré de la partida antes de que la cosa se pusiese fea, como un buen jugador de poker, ya que me había adiestrado. Preferí preparar el terreno para cuando ya se hubieran matado entre todos.


Cuando le cuente a mis nietos que hubo una época en la que la gente iba de buena pero planeaba en secreto acabar con todo el mundo no me creerán. Pensarán que les hablo de la Edad Media o de una época perdida superoscura. Pero no, no, le estaré hablando de principios del siglo XXI. A principios del XXI la gente tenía formas corteses pero en su interior maquinaba para destruir a todo el mundo y quedarse solo sobre una pila de cadáveres. ¿Cómo defiendo yo este hecho ante mis nietos?

Les diré la verdad, que la gente estaba muy jodida pero nadie hablaba de ello. A todo el mundo le dolía por dentro pero por vergüenza no se comentaba junto a la máquina de café. Así que lo que hacía la gente era planear oscuras venganzas contra todos los que les hacían daño. Y la manera de vengarse era el éxito y la fama. Mis nietos me mirarán como extrañados, pero ¡ei! ¡No es culpa mía! ¡Os estoy diciendo la verdad! ¡No me metáis en una residencia!

martes, 26 de septiembre de 2017

Dungeons & Dragons

A mi de Dragones & Mazmorras sólo me gusta la serie de dibujos. Los juegos de rol me parecen complicadísimos, con enésimas variables a tener en cuenta. Por eso de pequeño me dedicaba a montar juegos de rol simplificados.


Mi primer trabajo (de dos) fue hacer un juego de rol con Superlópez y El Supergrupo de protagonistas. Podías cogerte al Capitán Hispania o a Latas y cumplimentar las misiones que el Master te proponía. Funcionó bien pero me pasé de complejo. Los personajes eran perfectos pero la mecánica demasiado elaborada. Así que di otro paso más.

Mi masterpiece (de dos) fue jugar con los muñequitos del Pressing Catch usando los dados de rol para ver qué movimientos hacían. Hice listas de movimientos de Jake “The Snake” Roberts y de Hakeem Recio y con eso jugábamos. Aquí ya acerté bien: el juego era suficientemente simple y con la suficiente acción para que molase. Y como yo cuando gano el oro no compito más por si a ver si me lo van a quitar abandoné aquí mi carrera por el juego de rol perfecto.


¿Qué hecho desencadena que hayas terminado una etapa de tu vida y debas dirigirte hacia la siguiente? Normalmente esas cosas se saben, cuando ya percibes que de una etapa no se puede rascar más marchas por instinto a la siguiente. Con la edad me doy cuenta de que cerrar etapas es tan importante como vivirlas porque si te vas dando un portazo luego quedan remordimientos. Así que aunque sólo sea por puro egoísmo ahora me dedico a minimizar los daños que mi marcha pueda provocar.

Sin embargo si estás cabreado que te cagas tienes que tirar de portazo. Yo de momento no lo he sabido hacer mucho mejor. Si eres tonto es culpa tuya y yo no voy a cargar con ese mochuelo. Y como no me dejas más opciones tengo que tirar de portazo ya que no admites que eres tonto y es culpa tuya. Yo me quedo mal porque he dado un portazo pero tú te quedas con la complicada labor de aceptar que eres tonto. ¿Qué iba a hacer más que dar un portazo? Entiéndeme tú a mi.


Sí, podría seguir a tu lado hasta que aceptes que eres tonto, pero ¿cuánto tiempo puede llevar eso? Entiende que a mi aquí se me acabaron las opciones ya que tú no pareces querer avanzar más de lo que has avanzado. Así que en el mejor de los casos si no doy un portazo te tendré que decir que voy a por tabaco y no volver nunca. ¿Qué quieres, que aguante tu tontería ad eternum? Eso no es justo, lo sabes tan bien como yo.

Lo de aceptar que uno es tonto es una cosa de lo más complicada. Para mi no, partir de la base de que la culpa es de uno es lo que me resulta más fácil. Me cuesta pensar que alguien puede ser 100% idiota. Así que por no ver ese hecho claro como el agua de un arroyo cargo con la culpa. Ver que alguien es idiota 100% es mucho más doloroso que llevar una cruz, así que elijo la cruz.


¿Ves qué bueno soy? Para que la gente siga creyendo que no eres retrasado yo me cargo con una cruz. ¿Conoces a alguien que te pueda querer más que yo? Te quiero tanto que me doy cuenta de que como se te caiga la farsa que tienes montada serás pasto de los perros callejeros. Y por no verte morir entre sus fauces yo cargo con el sambenito. ¿Qué te cuesta decir gracias?

Si dijeses gracias todo terminaría, pero antes que eso prefieres que te devoren unos perros. ¡Bueno! ¡Sea! Me tendré que cobrar así tu deuda. Prefiero que me des las gracias que el placer efímero de ver cómo se te escapa la vida bajo unos dientes afilados, pero si así es como quieres que sea... ¿Quién soy yo para exigirte nada? ¿No te he dicho que te quiero mucho? Parece que no te enteras, qué chico.

lunes, 25 de septiembre de 2017

Viajes de Gulliver

Según tengo entendido Gulliver fue tanto al país de los enanos como al de los gigantes. O sea, que Gulliver sabe lo que es sentirse una mierda y lo que es sentirse un titán. ¿Por qué Gulliver no da más conferencias en el TED y esas cosas?


Si sabes lo que sabe Gulliver ya no tienes más problemas en la vida; has probado el faisán y la mierda recién cagada. Si sólo has probado el faisán sobre ti sobrevuela la amenaza de que cualquier día de estos te toca comer mierda. Y comer mierda no le gusta a todo el mundo, a ver si vas a perder la compostura y quedas fatal delante de todos tus amigos y compañeros.

Puede darse el caso contrario, que tú toda la vida te la hayas pasado comiendo mierda. Si nunca has comido faisán no sabes las normas básicas de comportamiento de la alta sociedad así que cuando te toque comer faisán harás el ridículo de impepinable manera.


Sin embargo si tienes el bagaje de Gulliver ya está todo arreglado. Puedes desenvolverte en los arrabales y en la corte de los reyes. ¡Qué nivel, Maribel! Es el momento de comprarse un Renault Megane, según reza su publicidad.

Un Renault Megane es para aquellos hombres que ya se sienten sueltos en cualquier parte, como el caso que acabamos de explicar. Si conduces un Megane le dices al mundo y a las mujeres que tú eres un todoterreno de la vida y por lo tanto de la sexualidad. Que tú no tienes problemas sean cuales sean las circunstancias, que tú siempre vas a poder proteger a la hembra de los elementos.


A mi me parece muy bien mientras la hembra haga un contrato de gananciales. Si la hembra no tiene un piso comprado y no pone la mitad a mi nombre que le den por el culo a la hembra del demonio. A mi que me paguen mis servicios de protección ante los elementos o puerta, que será por hembras desprotegidas. No hay otra cosa. Das una patada y salen 200 hembras desprotegidas.

Como la demanda supera ampliamente a la oferta los precios suben, eso lo sabe cualquiera. Así que, guapa, pon el piso a mi nombre o no hay trato. ¿Qué te has creído? ¿Piensas que las cosas se hacen por tu cara bonita? Eso era a los 20 años, ahora yo no diría que tu cara es bonita ni mucho menos.


Como tu cara de bonita ha pasado a ser feíta tienes un arma menos que esgrimir, así que punto para Juan. Yo trago con lo de que ahora seas feíta pero tú tragas con lo de que estar conmigo ya no es gratis. Que ahora hay que pagar. Soy como la clásica startup que de repente se vuelve de pago, ¿comprendes? Y como ya te has viciado a mis servicios pagas porque no te queda más remedio.

Sí, puedes esperar a que aparezca otra startup de mis mismas características pero los dos sabemos que eso no va a ocurrir. Soy como el peaje de Guadarrama, puedes irte por la Nacional algunas veces pero a la larga acabas pagando. Así que ¡venga! ¡A retratarte! ¿Cuánto llevas encima? ¡Qué poco! ¿No te iba de puta madre, asquerosa?

domingo, 24 de septiembre de 2017

Xbox

Ahora lo molongui es Xbox. No, no es Switch, como todo el mundo parece creer. Switch bien pero molar-molar mola más Xbox. ¡Qué complejo es esto de saber lo que mola y lo que no! ¿Cómo se sabe? Se sabe y ya está. Esto mola porque te hace sentir cosas guays por dentro y esto no mola por lo contrario.


Hoy en día el molar se ha convertido en una profesión y cuando aparece el dinero de por medio las cosas tienden a perder la pureza. La ecuación que rige nuestros actos se ve afectada por la variable vil metal y ya no te dedicas a ver con sencillez qué mola y qué no. Más bien lo buscas. Ese es el primer paso para dejar de molar, te lo digo por si es tu caso.

La gente tiende a pensar que molar significa seguir unas normas escritas en alguna parte y no sabe lo equivocada que está. Todo el mundo mola, es algo natural. ¿Crees que yo molo más que tú? Puede, pero eso es sólo porque soy muy fiel a mi mismo. Si tú fueras fiel a ti mismo serías tan molón como yo sólo que por motivos diferentes.


Una cosa que me espanta es que alguien me llegue como enseñándome sus cartas en el molón juego. En el momento en el que entras en ese juego del demonio has dejado de molar, porque el demonio mola poquísimo. El demonio es ese niño raro que daría lo que fuese por ir con los guays y para ello trama mil y un engaños, como el demonio que es.

Sin embargo si me llega la más vulgar ama de casa hablándome con pasión de la receta de macarrones que ha sacado de Internet me quitaré el sombrero. Esa mujer sabe lo que le gusta y le flipa a manos llenas. Bien, pues esa es la fórmula de la molonidad. ¿Has visto qué fácil es? ¡Y tú yendo a exposiciones y hablando con las personas “adecuadas”! Entiéndeme cuando pienso que eres gilipollas y sumamente ridículo.


La molonidad no son unas reglas estandarizadas, como lo es todo aquello que no mola. La molonidad eres tú desplegándote de armonioso o explosivo modo, aunque las explosiones pueden ser armoniosas perfectamente. Pero tú ya me has entendido lo que quiero decir. Lo que digo es que para molar primero has de saber quién eres porque si no te pasarás la vida imitando a otros que lo saben.

¿No te gustan las exposiciones? ¡Qué casualidad! ¡A mi tampoco! Sin embargo me gustan las consolas, ya ves tú. ¿Que a ti te gusta la cría del champiñón? ¡Fascinante! Háblame sobre ello, eso sí que mola. Pero, por favor, no intentes “acertar” cuando me hablas de tus gustos musicales. Eso es horripilante, me horripila. ¿Tú sabes en la posición que me colocas haciendo eso?


No tengo ni un solo amigo “que mole”. Ni uno solo. ¡Menos mal! No hay nadie más gilipollas que un molón oficial y a los gilipollas no los tomo de amigos. Mis amigos lo son por aquellas partes de sí mismos que más desprecian: este me cae bien porque es un inútil pero a la vez es muy salao. Este porque es ingenuo y se la cuelan los trileros sin esforzarse. Y este otro porque es bruto como un arado.

Como ves, la verdadera molonidad se esconde en el cajón que tiene llave. Los otros no tienen llave pero este sí. ¿Por qué? ¿Qué guardas ahí? Tiene que ser la hostia, si no no tendría llave. Ah, que te da vergüenza enseñarlo. Claro, por eso mola tanto. ¿Entiendes lo que te quiero decir?

sábado, 23 de septiembre de 2017

Jurassic World

Ciudadano Kane se queda en calzoncillos ante esta película. ¡Qué bueno es Steven Spielberg! ¿Cómo se puede ser tan bueno? Me da una rabia que no me puedo aguantar.


Lo digo medio de coña medio en serio pero esta es la película que más me gusta del mundo. No sé por qué la mejor película del mundo ha de ser una cosa hecha a base de diálogos. En esta película se cuentan cosas importantísimas a base de imágenes. Tendemos a pensar que lo difícil de digerir es mejor que lo fácil y así nos va en la vida.

La mejor escena de esta película es cuando Owen lidera a la manada de velociraptores, por eso esa escena sale en la portada. Ver a Owen siendo capaz de mandar sobre unos seres de cerebro reptiliano te inspira muchísimo. Yo con esa imagen estoy bastante más lleno que si me leo las obras completas de Shakespeare.


Los reptiles tienen como característica fundamental ser de sangre fría mientras que los mamíferos la tenemos caliente. Los mamíferos mantenemos una temperatura corporal constante mientras que la de los reptiles es variable. Se podría decir que nuestro corazón es más cálido que el de los reptiles. En principio la sangre fría es mejor para el combate despiadado pero esta película sugiere lo contrario.

¿No es lo más putamente guay del mundo ser capaz de que unos velociraptores te obedezcan? Un tigre está chupado, es un mamífero como tú y ahí ya hay un vínculo. Una serpiente es un reptil pero es muy pequeñilla, con una serpiente no vas a ganar ninguna guerra. ¡Pero estos bicharracos...! La potencia de un tigre mezclada con la sangre fría de una culebra. ¿Quién coño es capaz de comandar a semejante ejército?


Yo creo que de ponernos en plan comandante lo mejor es ponerse bien-bien. Que te obedezcan cuatro mataos es facilísimo, los mataos están deseando obedecer a alguien porque por sí mismos no se valen. Pero la gente de más categoría ya es más dificilillo. La gente de categoría no obedece al simple ordeno y mando, como Íñigo Errejón. La autoridad que Errejón obedece es más compleja, más sutil, el respeto se le inspira a Íñigo usando algo más que la fuerza simplona.

Si vas por la vida de predicador no te va a hacer caso ni tu hijo. Si vas de gritón igual te obedecen unos pocos pero el resto va a pasar de ti porque no tienen ganas de aguantar gritos. Tienes que mezclar ambas facetas si lo que quieres es mandar sobre unos velociraptores espantosos. Es natural que haya crisis de liderazgo porque los millennials no le hacen caso a cualquier tuercebotas. Y la mayoría de líderes que tenemos o son gritones o son blanditos.


¿Tienes un equipo a tu cargo? Bueno, bueno, no te flipes, hoy tiene a su cargo un equipo hasta el tonto del barrio. La cuestión es cuan alta es la calidad de tu equipo. Si son idiotas caso cerrado, tú no vas a ir a ninguna parte. Si son listos puede que te obedezcan por miedo, porque tú eres el jefe, pero para que te obedezcan aplastas sus mejores cualidades. Por lo tanto lo único que haces es convertir a listos en idiotas porque si no tú no puedes con ellos. ¡Luego dicen que el talento en España está desaprovechado! Me pregunto por qué.

¿Serás capaz, oh líder empresarial, de comandar los velociraptores que hoy campan por la piel de toro? Pueden meter la Biblioteca de Alejandría en un chip del tamaño de la cabeza de un alfiler pero te miran con desprecio, como si fueras un primate. ¿Crees que podrás soportar la carga? Voy a ir a Sportium a hacer mis apuestas.

viernes, 22 de septiembre de 2017

Eneryeti Mayic

El ginseng y el guaraná son así unas cosas como muy flipantes porque dan energía y eso. Son, podríamos decir, como cosas mágicas. Así que a este Eneryeti le llaman Mayic y dabuti.


Estoy preocupado por Eneryeti, la bebida energética patria de la que soy fan parece como si se estuviese flipando; como les va bien están sacando variedades al tun tun. ¡Error! Cuando te va bien haz como si no te fuera tan bien. Cuando te va mal haz como si no te fuera tan mal. ¿Tan difícil es recordar las normas básicas de la elegancia en este puto mundo futurista de chichinabo?

Aquí parece que por tener smartphones nos podemos comportar todos como cíngaros. Pues no, en todo caso tendremos que ser más responsables que nunca porque ahora con un dron te tiro un cohete por la ventana. No hay nada peor que unos niños malcriados a los que se les dan todos los caprichos. Pues un poco está así la cosa, no nos engañemos.


Ahora, por ejemplo, cuando haces cola en un chino para comprar Eneryeti tienes que aguantar que un niño vestido como de dandy apeste a colonia delante tuyo mientras notas sus vibraciones como de mujer histérica porque estás demasiado cerca de él. Cuando el mundo estaba dominado por machotes tenía sentido ese rollo, pero ¿ahora? Ahora no es más que una impostura, forma desprovista de fondo.

En mis tiempos nos vestíamos de maricones para protestar, ahora se hace para encajar. Por lo tanto ahora para protestar hay que vestirse de Chuck Norris, no de Boris Izaguirre. Antes era al revés.


¿Mola o no mola el 2017? ¿Algún día pensaste que te vestirías de skin porque sería lo top, lo verdaderamente contestatario? Yo desde luego no me lo imaginé ni por un segundo. Pero ya ves, la modernidad es la mejor amiga que podrías tener. La modernidad siempre te sorprende, siempre te abraza con brillantez por el punto débil que dejaste descubierto.

Los pelos de mi pecho que un día pensé en depilar hoy son el mejor adorno de pasarela. Hoy tener un plexo solar como el de Ravishing Rick Rude “El Cariñoso” es muchísimo más guay que estar depilado como una débil rana. Hoy ir por al vida con mocasines sin calcetín vuelve a ser lo que siempre fue, una cosa absolutamente ridícula.


Admite que las noticias que te trae Tío Juan siempre te alegran; el Tío Juan “El Viajero” siempre te trae cosas fascinantes de allende los mares. Te dice que al otro lado del mar, donde las cosas molan de verdad, los niños vestidos de marinerito ya no se llevan. Que ahora se llevan los hombres que parecen hombres y las mujeres que parecen mujeres. ¿Te extraña? Antes era de lo que huías, por eso montaste lo de los hipsters, melón.

Creer que una moda es la de-fi-ni-ti-va es de amateur de la modernidad. Es de alguien que ha empezado hace poco en esto de ser moderno y comete los errores propios de la inexperiencia. Y como tú empezaste en esto de la modernidad en 2007 caes como un palomo en cada cepo. Haz caso a Juan que lleva en esto mucho más que tú y déjate aconsejar, pimpín. Que con esos mocasines pareces un pimpín.

jueves, 21 de septiembre de 2017

La Biblia de neón

Los libros son una maldición. Son larguísimos, no producen una satisfacción inmediata, como los tiempos exigen. ¿Quién rayos tiene tiempo ahora de meterse en el universo que propone un libro? Nadie. Leer es una cosa para sociedades consolidadas, no para esto.


Aún con todo como me gustó La Conjura de los Necios me pillé este libro del mismo autor. Si el autor escribió un libro que me gustó quizá haya escrito dos, ¿no? Bueno, pues no. Este libro me aburrió muy pronto y lo mejor que tiene es el título. El segundo disco de The Arcade Fire tiene el mismo título. ¿Qué fue de The Arcade Fire?

El sonido entre folk y orquestal de The Arcade Fire fue un hit. La Rockdelux se deshacía en elogios con esta banda formada única y exclusivamente por frikis de manual. A mi ni fu ni fa, como todo lo que huela a cultura indie, pero como estaba en la edad en la que me tenía que gustar la cultura indie compré.


Francamente, no me arrepiento de la compra. El primer disco de The Arcade Fire es buenísimo y hay que tenerlo. Yo no lo tengo pero tengo el segundo, lo que habla de mi estatus de follower y no de innovator en lo que a cultura indie se refiere. No me duele demasiado porque la cultura indie, por definición, es efímera y prefiero ser innovator en cultura de masas, que perdura más, como la estatua del David de Miguel Ángel.

Cuando hoy uno mira las ilustraciones que acompañaban a las figuras de acción de Masters del Universo ve dónde está la tostada realmente. El arte mayor de nuestros tiempos está en las empresas de juguetería y en los departamentos de diseño de las marcas de coches. Ahí es donde se pega fuerte, no en las discotecas. Las discotecas son aguachirri comparadas con MB.


Uno siente mejor el zeitgeist mirando las novedades de diseño en los coches. ¿Qué coches han triunfado en la época del megasuperturboneoliberalismo? Los musculosos, los SUV. Los coches que van diciendo por la carretera “aquí estoy yo y si no te gusta te meto una hostia”. ¿Qué coche resume mejor el espíritu de nuestros tiempos que un SUV?

El espíritu de los tiempos es el que es, que tú seas amante del pop melódico no cambia nada. Si quieres conectar con la gente tienes que hablarle en el lenguaje que le mola en ese momento. ¿Creías que los neoliberales nunca iban a ganar la partida? Qué inocente.


Cuando la cosa se pone malita siempre llamamos al cachas. Siempre. Es algo genético, lógico. Si hay muchas amenazas de índole radical, de supervivencia, el mejor preparado es el cachas. Así que pensar que los neoliberales no iban a reinar en una época de completa confusión es ser ingenuo que te cagas.

Como entiendo todo lo que está pasando perfectamente no me altero lo más mínimo. Compro de buena voluntad que ahora los tiempos no son para libros sino para disciplina militar. Sería muy soberbio si hiciera otra cosa, ¿no? ¡Vivan los neoliberales, salvadores de nuestros culos!

miércoles, 20 de septiembre de 2017

Historias de la puta mili

¿A quién no le gusta Ramón Tosas Ivá? A los millennials, que no deben saber ni quién es. ¡Así nos va! Perdemos el terruño en pos del microchip y encima nos creemos que hemos ganado en el trato.


Mi andadura por estos, digamos, diez años de crisis me ha hecho aprender muchas cosas. Ha sido, podríamos decir, una puta mili para mi. Una de las cosas más interesantes que he descubierto es cómo piensan nuestros queridos amigos fachas. Antes eran mi enemigo mortal, ahora son un simpático vecino con más malas pulgas que mala fe.

Yo en el combate, en la guerra total, soy como Ender de El Juego de Ender. Mi fuerte no es la envergadura física sino la inteligencia y la capacidad estratégica. Para derrotar de forma definitiva a un enemigo hay que pensar como él porque así seremos capaces de descubrir su punto débil. Nuestra arquitectura cerebral está siempre diseñada para proteger el punto más débil de nuestra alma. Por lo tanto adoptando los patrones mentales del enemigo se nos revelará la respuesta que buscamos.


Sin embargo, como Ender, cuando uno hace esto se lleva una sorpresa: el punto débil del enemigo lo es porque es inocente. Cuando uno ve esto se acaba la guerra porque le resulta imposible ejecutar a un inocente. Toda la maquinaria de guerra que el enemigo ha desplegado tenía perfecto sentido desde el punto de vista de él. Así que cuando se es una máquina de matar tan implacable como lo soy yo el siguiente paso es convertirse en una máquina de traer paz a este bello mundo.

La manera definitiva de acabar con la guerra es entender que en realidad no hay conflicto alguno. Todo era un error de percepción, un malentendido. Cuando ves la inocencia del enemigo trabajas a su favor y no en su contra y el enemigo a cambio hace lo mismo contigo.


¿Te suena todo esto meapilas? Debería, porque un poco lo es. Es más guay la guerra que la paz, por eso existen videojuegos de naves y de peleas callejeras. No hay videojuegos de podar rosas. Bueno, alguno hay, pero es un videojuego casual de la Wii, una cosa como de principios de siglo. La guerra nos mola porque es divertida. Todo el día dándonos besos agobia.

Sin embargo podemos entender la guerra como lo que es, un juego que nos hemos inventado. Si la vemos como un juego y no como algo superserio podremos mantener sus emocionantes formas pero salvaguardando su inocente fondo. Entender que la guerra es una tontería nos brinda paz y encima diversión.


La guerra es una pelea de niños en la que vale pegar pero sin hacer daño. Y pasa lo de siempre, que uno se emociona y acaba pegando un poco fuerte de más. Entonces ya la tenemos liada. Si no pedimos perdón inmediatamente la cosa se puede llegar a liar tanto como para tirarnos una bomba nuclear a la cabeza. Así que con un poco de buena voluntad podremos divertirnos peleando pero sin que la sangre llegue al río. Una pelea como de perros, divertida, bonachona. Como de aldea de Astérix.

¿Veis qué fácil es, insectos? Muy bien, pues ahora id a predicar la palabra que os ordena predicar vuestro puto amo. Venga. Ya estáis tardando.

martes, 19 de septiembre de 2017

Mira quién habla

¿Existe una película mejor? No, no la busques en Blockbuster porque no la hay. No hay nada mejor que un bebé al que el público escucha pero los otros actores no diciendo lo locos, lo dementes que están los adultos.


Los adultos están majaretas. Tienen un chocho en la cabeza que lo único que se puede hacer con ello es una comedia, porque una tragedia es muy fácil, es lo que te sale sin pensar. Hacer una tragedia con la locura indómita de los adultos es de guionista amateur, de guionista poco profundo. Si tienes lo que hay que tener bien puesto has de escribir comedia, no tragedia.

Una tragedia es lo que escribe un adulto loco viendo a otros adultos locos. Un escritor de tragedias no es capaz de contemplar la situación out of the box, por eso se la toma en serio. Sin embargo un escritor de comedias tiene una mirada inocente, lúcida, por eso no puede caer en la estupidez imperante ya que no tiene sentido. Y lo que no tiene sentido provoca risas y no llantos.


La comedia tiene más sentido que la tragedia porque hasta la más grave de las guerras no es más que una llantina de patio de colegio que dos niños viejos no han sabido resolver como adultos. Absolutamente ningún conflicto es realmente serio, porque lo único serio es la comedia. Los problemas son todos una tontería que nadie se ha dado cuenta de que lo es, por lo tanto lo que no es serio es pretender pintar de dramático lo que en el peor de los casos es patético.

Seguro que tú tienes muchos problemas, ¿a que sí? Bien, pues tus problemas son una cagarruta comparados con los que tengo yo. Por lo tanto es evidente que mi vida es mucho más divertida que la tuya ya que está más llena de problemas. Hay guionistas que dicen cosas como “comedia = tragedia + tiempo”, pero yo no estoy de acuerdo. ¡Si necesitas tiempo para darte cuenta de que esa tragedia es una comedia tan bueno no serás!


Un guionista toca el cielo cuando ya la muerte le hace tope de gracia. Cuando uno ve las cosas con verdadera perspectiva se da cuenta de que la muerte es el drama sobredimensionado por excelencia. ¡Pues que el abuelo estaba hasta los cojones de todos y dijo que tararí! ¡Se murió! ¡Normal! Para aguantaros a vosotros casi es mejor morirse, así que el abuelo lo que ha demostrado muriéndose es que tiene más juicio que vosotros. El abuelo se está descojonando ahora mismo, que se lo ha ganado atravesando el pavoroso velo famoso.

Morirte es lo que haces cuando estás rodeado por guionistas de tragedia 360º. Yo estoy en esa situación, pero soy tan bueno tan bueno que mi comedia se mea en todas las tragedias que me quieren vender. Mi visión es tan brillante, tan sobrecogedora, que ni una legión de orcos escritores de tragedia puede nada contra mi. Y no pueden porque cuando ponen su sable en mi cuello me descojono.


Los pobres orcos se lo toman como mal, claro, porque ellos me llegan como superserios a matarme y yo me parto de risa. Esto les provoca un cortocircuito en su cerebro orco que les cambia los puntos cardinales y del susto se mueren. O sea, que yo me cargo a los orcos a base de reírme de ellos. Los mato de contradicción.

Como ves, soy el ser más poderoso del universo. Tú me das el infierno mezclado con el Apocalipsis y yo te saco con ello el Parque Warner y Port Aventura. ¿Qué vas a poder hacer tú contra mi, pobre criatura?

lunes, 18 de septiembre de 2017

Jurassic Park III

Volver a Jurassic Park es algo que si no te engañan para que lo hagas no lo haces. Es lo que tuvieron que hacer con Alan Grant para que volviese a poner los pies en la isla. Los señores Kirby le contaron una milonga para llevarle otra vez allí.


Alan Grant, cabreado, le soltó una hostia al señor Kirby. Normal. Imagínate que te hacen el lío y cuando te quieres dar cuenta estás en Jurassic Park. Pues sueltas una hostia. Normalísimo. Jurassic Park es un sitio peligrosísimo y si te meten en él lo lógico es que no respondas de tus actos.

La gente no cae en la cuenta de lo peligroso que es Jurassic Park. Por un capricho de un millonario Jurassic Park está lleno de dinosaurios enormes genéticamente modificados. Así contado suena fascinante pero cuando te ves cara a cara con un spinosaurus ya no te lo parece tanto. Lo que te parece es que el señor Kirby es un hijo de puta y que cuando nos libremos de este spinosaurus se va a enterar.


Sin embargo los señores Kirby hicieron lo que hicieron por una buena razón, buscar a su hijo perdido en la isla. El puto niño estaba haciendo parapente cerca de allí, algo salió mal y quedó varado en ella. Hay que ser gilipollas para hacer parapente cerca de Jurassic Park, por otro lado. Mira que hay sitios en el mundo para hacer parapente. Pues tú lo tienes que hacer al lado de Jurassic Park. La verdad es que casi te mereces haberte quedado varado en él, para que aprendas que el que juega con fuego se quema.

Jurassic Park es, efectivamente, El Mundo Perdido. En Jurassic Park el que manda no es un candoroso millennial, sino un colosal lagarto Juancho. El lagarto Juancho que reina en Jurassic Park no es que no respete a los millennials, es que se los come de un solo bocado, así, ñam. Los millennials saben mucho de redes sociales pero de supervivencia en El Mundo Perdido no saben ni el huevo. Se hacen caca en los pantalones. Pero caca, literal, de que se manchan.


Los millennials han hecho todo lo que han hecho no por ser muy listos sino por no enfrentarse al lagarto Juancho. Tal es el pánico que inspira Juancho que antes que acercarse a un kilómetro de él son capaces de hacer viajes a Marte para clase turista, como Elon Musk. Son capaces de hacer lo inimaginable antes de enfrentarse al verdadero problema, el lagarto Juancho.

El lagarto Juancho, naturalmente, está tan tranquilo porque mientras los millennials estén en Marte no andan molestando cerca de él. Al lagarto Juancho los millennials le molestan muchísimo porque sus voces son muy agudas y aquello que dicen, en cuanto rascas un poco, no son más que gilipolleces ridículas. Así que el lagarto Juancho está encantado con el brote de psicosis paranoide que vive en todo cerebro millennial.


Los millennials son así, son capaces de inventar algo complicadísimo sólo porque eso de salir a la calle les da miedo. En la calle las reglas son físicas y los millennials no dan pie con bola en ese estadio. Por tanto se han montado un mundo aparte y te quieren convencer, en su horripilante osadía, de que ese mundo es el bueno. Y tú, que estás sin curro, pues te lo crees. ¿Qué opción te queda?

Yo que tú me dejaría de inventos y me pondría a buscar al hijo de los señores Kirby, que es lo que hemos venido a hacer aquí, secuestrados o no. Venga, tú ves por allá y yo voy por aquí. Y, por el amor de Dios, dile a la señora Kirby que se calle. Este lugar es peligrosísimo. Nos está delatando, maldita sea.