¿Qué armas secretas podía haber en
la 2ª Guerra Mundial? Pues una mierda de armas secretas. Me río yo
de la tecnología del siglo pasado. ¡Ja ja ja ja!
¿Qué armas secretas eran esas? ¿Un
puñado de soldados escondidos en un hoyo armados con cetmes? ¿Un
desembarco en una costa europea a plena luz del día? No, espera,
esta última pasó de verdad.
La 2ª Guerra Mundial está
sobrevalorada porque ahora podemos destruir el mundo mientras nos
sacamos un moco con el meñique y tomamos una Fanta con la otra mano.
La gente debería darse cuenta de que esa guerra está más que
superada.
Si quieres preocuparte por guerras
preocúpate de tus vecinos, que las están pasando canutas. Déjate
de distracciones infantiles y mírale a los ojos al de al lado, que
tiene un divorcio a cuestas y una barriga llenita. Eso sí que son
problemas, no las guerras antediluvianas.
Ah, que tú sigues jodido por aquello.
Que todavía no lo has superado, que lo tienes clavado. ¡Pues si te
cuento yo lo mío...! Pero no te lo cuento porque es una chorrada y
ya se me pasará. Prefiero contarte un chiste.
No digo que los hechos no sean lo que
son, digo que puedes enfocarlos de otra manera para que podamos
avanzar. ¿Soy yo un smartass? De los más irritantes, pero he ahí
también mi gracia. ¿Por qué no me sigues la broma? Aprenderás
cosas que no imaginas.
Como ves, yo no hablo de la viga de
acero vasco en tu ojo. Hago como que no la veo para tener la fiesta
en paz. Además, tengo que quitarme esta pajita que tengo yo en mi
ojo. ¿Tienes colirio? Me vendría fetén.
Juan, ese alma majestuosa, te propone
un juego distinto al de crucificar a cada persona que pasa a tu lado
por la calle. Juan te propone seguir crucificando a todo el mundo
pero de coña, ya que con un poco de azúcar la píldora pasa mejor.
¿Crees que Juan te va a sermonear? Si
piensas eso no conoces a Juan. Juan, en cambio, te dará un plan de
claves para que clavar al prójimo en la cruz empiece a molar. Claves
– clavar. ¿Lo coges? Tú no coges ni un resfriado. Tú qué vas a
coger.