jueves, 1 de enero de 2015

Cosas que se parecen a cosas

A veces hay que ponerse facilitos. Esto es ley. No hay que buscarle tres ¿o cinco? pies al gato. Creo que la frase hecha es con tres pies, pero tiene más sentido que sea con cinco. Tres pies a un gato se los vas a encontrar siempre, y te sobra uno. Pero cinco no. Cinco, por mucho que se los busques, nunca se los vas a encontrar. Sin embargo, el acervo popular elige tres. otra prueba, rotunda, de que la gente es estúpida y elige mínimo común múltiplo que máximo común denominador. La mediocridad está hasta en el lenguaje popular. 

Sin embargo, hay un tipo de estupidez que sí que mola: la que hacemos las personas que sí somos inteligentes. Lo bueno de nosotros es que, aunque quisiéramos, no podríamos ser estúpidos. Así que cuando hacemos algo estúpido o nos fijamos en algo estúpido lo imbuimos con nuestra inteligencia, y no al revés. ¿No es fabuloso? Iluminamos los rincones oscuros y no dejamos que la oscuridad nos cubra a nosotros. Y si lo hacemos es por algún motivo ulterior y guardamos, bajo el manto tenebroso, la lucidez. 

Entonces tú dirás "¡Coño, por eso todo lo que dices es la polla!" Tienes toda la razón. Es por eso, precisamente, y no por otra cosa. Así que hoy aprovecharemos esta cualidad magnífica para dar valor a cosas que, aparentemente, no lo tienen. ¿Hay algo menos lúcido que hacerle la pelota a cosas aparentemente lúcidas, como Dios, los buenos pensamientos o algo en lo que toda la sociedad coincide estar de acuerdo? ¡Ah, queridos! La lucidez implica correr riesgos y apoyar cosas que no tienen apoyo alguno. Ese, y no otro, es el verdadero camino de la molonidad. El resto sólo es impostura y acercarse al sol que más calienta. Este tipo de gente, claro está, debe estar en cuadras ya que su aportación al mundo es mecánica y no creativa. 

¿Qué valor tiene alguien que sólo sabe cumplir órdenes, como un ordenador corriente? Pues, evidentemente, el de un ordenador corriente: 500 pavos. Sin embargo, las labores creativas tienen más valor.

¿Es creativa una persona por el mero hecho de querer serlo? No, claro está. Una castaña podría querer ser una manzana y aún así nunca lo sería. La creatividad, aparte de necesitar calidad innata, ha de ser desarrollada, pulida y cuestionada constantemente. En caso contrario, acabaríamos encontrando una fórmula un poco más vistosa que la convencional y la llamaríamos creativa, siendo esta segunda fórmula otra convención pero con un barniz más atractivo para los estúpidos.

Lo creativo ha de estar en constante movimiento porque esa es su cualidad fundamental. El que quiera encontrar rápidamente una estructura en la que apalancarse y esperar la muerte no puede ser, en ninguno de los casos, una persona creativa. Es algo contra-concepto. La creatividad implica abandonarse al mismo hecho de la vida. Esta, que es la labor más grande a la que el hombre puede llegar, también es la más difícil a la que el hombre se anime. Por, ya sabes, los miedos. 


¿No se parece este desconchón en la pared a base de arrancar una placa pegada en sus cuatro esquinas y en el centro con unos vulgares chorros de pegamento o silicona al logo de Movistar?


¿No se parece esta salida de aire acondicionado al logo de Umbrella?

¿No es maravilloso decir cosas que no tienes claro si a la gente le van a gustar o no? ¿No tiene mérito encajar unas críticas que casi seguro que te van a caer mientras todavía estás escribiendo? ¿No hace falta valor? ¿No vale más de 500 euros?

Por supuesto que sí. Alguien tiene que abrir camino y eso normalmente no se recompensa. Es más, se desdeña para poder otros llegar detrás y aprovecharse de los descubrimientos ajenos para su propio beneficio. ¿No es este comportamiento propio de ratas? ¿No hace esto el PSOE, evidentemente, respecto a Podemos? ¿Alguien realmente puede respetar a alguien que se comporte así? ¿No se les cae la cara de vergüenza de cambiar "casta" por "élite" y quedarse tan tranquilos? ¿No era despreciable cuando de pequeños llegaba un juguete que copiaba a otro? ¿No se le castigaba a ese segundo juguete con el desprecio? ¿Qué os ha pasado? ¿Cuándo habéis dejado de molar?

Tranquilos, porque ya estoy yo aquí.