Estas almendras son una putada. Si
pillas una chunga el sabor se te queda en la boca diez minutos y las
que comas después no las disfrutas.
Estas pequeñas cosas son la clave de
todo. Si no las tienes en cuenta quedarás expuesto como un desastre
con patas. Son hechos imperceptibles, pero precisamente por eso son
la clave del éxito. Porque nadie se fija en ellos.
El consumidor de almendras quizás no
se fije, pero lo percibe. Aunque ese consumidor sea un simio
sobrevalorado, el pobre simio percibe, percibe. No procesa esos
estímulos, porque es inferior, pero percibirlos los percibe.
Estar un paso por delante de las
percepciones no procesadas por el rebaño es la clave de todo. Así
tú puedes darle forma a esas percepciones abstractas y convertirlas
en un objeto concreto. Y eso ya sí, eso ya lo entiende el rebaño.
Al rebaño no le vuelvas loco con ideas, que es un rebaño. Un rebaño
come, caga y muere sacrificado por el pastor y ya está. No le líes
la cabeza, al rebaño. Pobre.
El rebaño come lo que le eches, eso es
evidente. No hay más que ver la televisión. Ahora bien, en ese
rebaño vive, en potencia, el Destello Divino. El rebaño no lo
comprende, no le da importancia, pero por intuición fisiológica se
dirigen inconscientemente hacia él. Porque ese Destello es la clave
de la vida, el motivo por el que están sobre la Tierra aunque lo
ignoran. Si apelas al Destello hipnotizarás a las masas y las
someterás, inclementemente.
El Destello es el procesador central.
No, no es ese triste Intel Celeron desfasado, putrefacto, al que
apela el sistema. Yo apelo al otro. Al bueno. Al AMD de última
generación. A ese, a ese. Ese es el que tiene futuro. Ese es el que
da dinero.
Ese procesador es el que dirige el
destino realmente, aunque el Celeron pretenda dirigirlo él. No lo
hace. Lo hace el AMD, a pesar del capricho del Celeron de pretender
ser él el que lo hace. El AMD controla todo, incluso a las partes
del sistema real que pretenden rebelarse contra él.
El AMD contiene la existencia. Es el
alfa y el omega. Podríamos permitir al Celeron dirigir alguna tarea
menor, como la del sonido. Me parece bien. Pero un triste procesador
de sonido no puede pretender dirigir la máquina. No puede, por
cualidades físicas.
Por tanto, amigo mío, amiga mía, lo
que carajo seas: replantea tu estrategia. Estás mal enfocado. O
enfocada, me la suda. No estamos para esas sandeces.