viernes, 4 de noviembre de 2016

El Corte Inglés Almendras marcona crudas


Estas almendras son una putada. Si pillas una chunga el sabor se te queda en la boca diez minutos y las que comas después no las disfrutas.


Estas pequeñas cosas son la clave de todo. Si no las tienes en cuenta quedarás expuesto como un desastre con patas. Son hechos imperceptibles, pero precisamente por eso son la clave del éxito. Porque nadie se fija en ellos.

El consumidor de almendras quizás no se fije, pero lo percibe. Aunque ese consumidor sea un simio sobrevalorado, el pobre simio percibe, percibe. No procesa esos estímulos, porque es inferior, pero percibirlos los percibe.


Estar un paso por delante de las percepciones no procesadas por el rebaño es la clave de todo. Así tú puedes darle forma a esas percepciones abstractas y convertirlas en un objeto concreto. Y eso ya sí, eso ya lo entiende el rebaño. Al rebaño no le vuelvas loco con ideas, que es un rebaño. Un rebaño come, caga y muere sacrificado por el pastor y ya está. No le líes la cabeza, al rebaño. Pobre.

El rebaño come lo que le eches, eso es evidente. No hay más que ver la televisión. Ahora bien, en ese rebaño vive, en potencia, el Destello Divino. El rebaño no lo comprende, no le da importancia, pero por intuición fisiológica se dirigen inconscientemente hacia él. Porque ese Destello es la clave de la vida, el motivo por el que están sobre la Tierra aunque lo ignoran. Si apelas al Destello hipnotizarás a las masas y las someterás, inclementemente.


El Destello es el procesador central. No, no es ese triste Intel Celeron desfasado, putrefacto, al que apela el sistema. Yo apelo al otro. Al bueno. Al AMD de última generación. A ese, a ese. Ese es el que tiene futuro. Ese es el que da dinero.

Ese procesador es el que dirige el destino realmente, aunque el Celeron pretenda dirigirlo él. No lo hace. Lo hace el AMD, a pesar del capricho del Celeron de pretender ser él el que lo hace. El AMD controla todo, incluso a las partes del sistema real que pretenden rebelarse contra él.


El AMD contiene la existencia. Es el alfa y el omega. Podríamos permitir al Celeron dirigir alguna tarea menor, como la del sonido. Me parece bien. Pero un triste procesador de sonido no puede pretender dirigir la máquina. No puede, por cualidades físicas.

Por tanto, amigo mío, amiga mía, lo que carajo seas: replantea tu estrategia. Estás mal enfocado. O enfocada, me la suda. No estamos para esas sandeces.