lunes, 7 de noviembre de 2016

Navidad 2016 Juguetes El Corte Inglés


Cada año llega el catálogo de juguetes de El Corte Inglés. ¡Hurra! Esto sí que es una lectura, no Pérez-Reverte.


Lo he conseguido en un quiosco, que tenían una pila de ellos. Ni pasarme por El Corte Inglés he tenido. Cuenta el qué, pero el cómo también.

Cómo conseguir las cosas cuenta tanto como conseguirlas. Porque hacer las cosas de zafia manera puede hacerlo cualquiera. ¡Ya ves tú qué gracia! Me lío a garrotazos con todo el mundo y cojo el premio. No, hombre. Ya eres un niño mayor. Tienes que hacer cosas de mayor.


El mundo no te sirve, no está a tu servicio, hijo. Tú eres el que ha de servir al mundo. Por eso te increpo, de constante forma, cual gota china, para que depongas tu infantil actitud. A nadie le interesa otro idiota que sólo piensa en sí mismo. A esos niños las niñas les acaban tirando al cubo de la basura orgánica, junto a las mondas de patata.

Tienes que entender, ya que no se te explicó, que tu importancia es menor. No hay nada peor que alguien que cree que es lo que no es, porque por esa leve locura, molesta, los demás tienen que pencar. Un mendigo convencido de que es un rey es una cosa muy molesta, porque la gente, por no hacerle daño, va a decirle a todo que sí. Por eso viene papá y te increpa.


Hijo, la gente no se rinde ante ti porque seas muy fuerte. Se rinde ante ti porque eres muy débil. Porque le das pena. Sí, entiendo que tus oídos sangren con esta información, pero no hay otro modo de salvarte. Lo que tú crees que está cimentado sobre tu valor está cimentado sobre tu debilidad. Ya ves, tu mundo es una pajarita de papel.

Corrígete, hijo, te lo ruego, porque eres mi hijo. No quiero que un día tu vida se derrumbe sólo porque no quisiste escuchar. Y ahí sí, ahí ya te darás cuenta del tomate, pero ¿no será mejor que te lo diga papá, suavemente, que tengas que aceptarlo tú forzado por tu vida derrumbada? Yo creo que sí.


Acepta tu inferioridad, hijo, porque estás haciendo el ridículo. Papá, que también es humano, se empieza a avergonzar de que seas hijo suyo. Que algo salido de sus espermatozoides sea tan tozudo, tan molesto para la generalidad. Porque al que me miran mal luego es a mi, porque soy tu padre. ¿Entiendes?

Toma, hijo, te he comprado un yo-yo. Para que empieces de cero. Para que construyas tu vida desde el principio aceptando tu pequeño retraso mental. No seas orgulloso, a la larga será mejor. No lo dudes.