viernes, 2 de marzo de 2018

Burnout 3 Takedown


Burnout estaba muy bien, pero ahora se le han añadido takedowns. ¿Qué es un takedown? Golpear al coche de otro hasta que lo saques de la pista o le hagas volcar.


¿No echáis de menos eso en la vida real? Antes se podían hacer chistes, valía vacilar al contrario. Ahora ya no, ahora todos fingimos tener una piel superfina para evitar la confrontación. Por un lado es bueno porque exige encontrar caminos cada vez más pacíficos. Por otro es malo porque el típico jetilla aprovechará para hacer trampas y, si le dices algo, hacerse la víctima diciendo que le quieren pegar.

Como veis, los avances en las estructuras sociales están muy bien. Cada vez somos más civilizados. El problema siempre es el mismo, el jetilla. Ese da igual que vivamos en un sistema perfecto que siempre va a intentar pinchar a los demás para salirse con la suya. El problema del jetilla es que está negro por dentro y, antes de confesar, prefiere dar por culo a toda la clase.


Todos conocemos algún jetilla así. En cada tertulia televisiva hay, por lo menos, un jetilla así. Es como el bufón de la corte, su aportación no tiene importancia pero como lo que dice lo dice entre cascabeles le dejamos seguir. ¿Qué vamos a hacer, matarlo? Es una idea, pero ahora matar tampoco vale ya.

El único cauce civilizado y democrático que nos queda para deshacernos del jetilla es darle de lado. Diga lo que diga, decirle a todo que sí y luego ponernos con los temas serios los inteligentes, dejando de lado al bufón. No se le puede matar, no se le puede insultar... Pues no nos queda más remedio que darle de lado.


En realidad esto es mejor, porque lo que fácil se va fácil vuelve. Pero hay que admitir que es más coñazo: era más fácil dar una colleja y que el tonto se largase a su casa. Pero qué le vamos a hacer, estamos en 2018. Lo de la colleja no es plan.

¿Estás agradecido, humilde lector, de que Juan ponga letra a tus sentimientos? Deberías, porque gracias a mi eres capaz de expresarte mejor y, por lo tanto, eres más libre. No estás a merced de tonterías, ya no las tienes por qué comprar. ¡Viva Juan!


¿Qué más te da que sepas de muchas cosas si no te dejan hablar de ellas? Eso no puede ser. Gracias a Juan se sienta un precedente y cuando estés arrinconado en un debate (si es que a las discusiones de bar que tenemos se les puede llamar debate) tendrás algo a lo que agarrarte. Juan es ese faro que te recuerda, indefectiblemente, que hay tierra firme.

Recuerda que Juan te dio todo esto porque Juan, cualquier día de estos, te va a pedir que le devuelvas el favor.