domingo, 25 de marzo de 2018

G1 Jockey Wii


Ser jockey es algo que, francamente, me interesa. Ser un tío superpequeñito que comanda un caballo tope purasangre es como muy smooth criminal, ¿no creéis?


El buen perfume viene en envases pequeños y yo es en algo en lo que ahora tengo que fijarme. Pasada la época neoliberal descocada en la que Juan pasó a engrosar las filas del ejército de los enanos (rudos y eficaces), ahora Juan ha de apoyar a los elfos para que sentencien la guerra con sus arcos certeros.

Mis queridos elfos, mis queridos millennials, yo no tengo nada contra vosotros. Mis órdenes despiadadas han sido fruto de un deficiente sentido militar por vuestra parte. No podíais atacar en tromba porque sois más frágiles aunque más sofisticados. Si te di una bofetada fue por tu propio bien.


Y lo mismo que antes te di una bofetada ahora te beso la frente, millennial, porque ahora es tu turno. El enemigo ya está suficientemente débil como para que tus ataques sean verdaderamente efectivos. Saca tus polvos mágicos (tus Polvos Flu si eres un millennial Harry Potter) y enséñame eso que tanto tiempo llevas queriendo enseñarme.

Aunque estoy seguro de tu victoria, no te voy a alabar todavía más. Tu vanidad es tu punto más débil y no quiero que nada falle. Así, quiero que invoques dragones espirituales, quiero que me enseñes qué aprendiste en esos libros polvorientos que sólo tú conoces.


Una vez terminada la misión que te encomiendo, millennial, nos iremos a bailar ese techno de fantasía que tanto mola. Me encantan tus referencias Final Fantasy y seguro que bailas el unicornio, el baile de moda. Nada puede salir mal.

Comprende, millennial, que las cosas han tenido que ser así. Eres demasiado importante como para que te pierda en un ataque sencillo, más apto para gente mucho más burda que tú.


Bueno, millennial, espero que aceptes mis explicaciones. O casi mejor espero que no las aceptes, porque ¿qué millennial de mierda serías tú si respetases tanto las jerarquías?

Espero, millennial, que me sigas odiando tanto como el primer día. De ese odio nacerá tu polvo de estrellas y nos bendecirás con tus maravillas. Amén.