¡Las gemelas Olsen! La prueba viviente
de que la industria del show business está podrida.
Si eres de mi generación sabrás que
las gemelas Olsen debutaron en nuestras vidas interpretando a
Michelle, el bebé de los Tanner en Padres Forzosos. Imagino que se
irían rotando en la interpretación, unas escenas las hacía una y
otras escenas las hacía otra.
Las Olsen desaparecieron con la serie
mencionada y luego volvieron en forma de famosas trash. Hay un morbo
extraño en ver lo mal que le va a alguien que otrora fue una
estrella. Ver a una estrella caída nos da gustito, por dentro
decimos “jódete, por listo”. O por lista.
Las gemelas Olsen nos alertan de los
cambios que hemos de acometer en la sociedad. El concepto de estrella
ha de ser redefinido para que no sea efímero. Una estrella hoy en
día no sólo ha de brillar, más que nada porque así cualquier día
uno se puede caer del tren y se acabó el rollo estrella para toda tu
puta vida.
Hoy una estrella, para serlo realmente,
ha de tener su raíz en la tierra, no en la industria. Una estrella
tendrá, por tanto, que deshacerse de esos “tics de estrella” que
tanta mala fama nos dan a las estrellas de verdad. Ese rollo de
creerse mejor que los demás ha de pasar a mejor vida.
Si buscas referencias de lo que
significa ser una estrella hoy en día, aparte de contemplarme a mi,
deberías pasarte por Youtube. En Youtube hay cientos de personas
haciendo shows que dejan en bragas a toda Atresmedia y Mediapro
juntas. Sin embargo son personas corrientes, sin formación artística
y mucho menos “formación de establishment”.
¿Sientes dentro que eres la polla pero
te da asco relacionarte con la farándula? ¡Enhorabuena! Este es tu
momento. Hoy en día la farándula está condenada a la desaparición
porque la receta del estrellato ha cambiado dramáticamente.
Hoy para ser una estrella está
prohibido ser un gilipollas. ¡Oh! ¿Ahora qué hacemos? Basábamos
nuestra estrategia, básicamente, en ser un gilipollas. Pues,
francamente, estás jodido. O jodida. Se acabó ese parapeto.
Si quieres ser una estrella te
recomiendo que empieces a apreciar a todas esas personas que hasta
ahora tratabas por encima del hombro. Juan te lo ordena, la estrella
más fulgurante del universo. ¡Vamos! ¡Al mercadillo con todas las
chachas! ¡Venga!