sábado, 24 de marzo de 2018

Cool World


Tras ¿Quién engañó a Roger Rabbit? llegó Cool World. La copia siempre es peor que el original y esta película no nos anima a hacer una excepción.


Cuando vi Cool World fue una decepción. Tampoco es que tuviera muchas esperanzas pero alguna sí que tenía. Con el tiempo ha pasado a engrosar la lista de cult classics trash que tanto me gustan, junto con Waterworld o Showgirls.

Ser un cult classic trash tiene cierto mérito. Tiene un aroma a Ed Wood, a dignidad pese a la incompetencia. Un cult classic trash es como ese pelo enquistado, molesto, retorcido, pero cuando lo tienes en la mano te resulta fascinante. Lo palpas como si fuese un tesoro, una caracola extraña hallada en el arrecife.


¿Qué es mejor, ganar un Oscar o ser un cult classic trash? Hombre, en plan hacer carrera casi un Oscar. Con un Oscar te empieza a llover la pasta y puedes comprarte una Xbox One X, la consola que mueve gráficos 4K de forma nativa. Sin embargo ser un cult classic trash tiene un estilo exquisito que jamás tendrá ningún Oscar.

De todas formas estamos en 2018 y ya no tenemos por qué elegir. Guillermo del Toro es la prueba. El friki de historias tiernas pero sin alcurnia ha ganado un Oscar y está estrenando la segunda parte de Pacific Rim.


Si Guillermo del Toro lo ha conseguido las puertas están abiertas. Cualquier matado de barrio puede asaltar los cielos y hacerse con un Oscar, esa estatuilla tan propia del establishment. Hay que reconocer que Guillermo tiene un gran mérito.

Si quieres hacer algo de verdadera trascendencia tienes que apoyar al barrio cutre y no al barrio pijo. Apoyar al barrio pijo está chupado y no tiene ningún mérito. Apoyar al barrio cutre, en cambio, tiene toneladas de mérito y de dignidad. Nos excusaremos en eso para conquistar Hollywood.


Si quieres ganar un Oscar no tienes que hacerte amigo del Presidente de la Academia, tienes que hacerte amigo del Ujier de la Academia. El ujier sabe lo que se cuece en las cloacas y te puede dar el chivatazo mejor que nadie sobre cuándo conviene desplegar el ataque.

El Presidente no tiene ni puta idea de nada. El que sabe es el Ujier. Por eso te recomiendo, mi estirado amigo, que cambies de estrategia si quieres triunfar.