miércoles, 24 de diciembre de 2014

La máquina de hacer selfies

Bueno, no es una máquina, es un puto bastón al que atar el móvil, pero bueno. A efectos propagandísticos queda ese encabezado mejor.


A la pava y al niño les he mosaicado la jeta porque soy magnánimo. Lo he hecho con un programa de edición fotográfica gratis que es la alternativa, al menos para mi y de momento, a Photoshop, ahora que necesita que te conectes a Adobe para utilizarlo. Ya me dirá usted quién quiere siquiera acercarse a Adobe si ahora realmente me exige que pague una millonada por utilizar su software. Me busco una alternativa. Pero no nos desviemos.

Este palitroque infecto, esta vulgaridad hecha producto de consumo, está empezando a ser muy popular por estas putas tierras de Dios. El otro día se lo vi a una japonesa, luego un amigo me dijo que lo vio en Londres y ahora esto. Así que nada, ya sabes la próxima mierda que te tienes que comprar si eres parte de ese vulgo que tanto odio y desprecio. Cosas de cada cual, mira.

Por comentar algo de la foto, por no dejaros así, hablemos de que el puto bastoncito tiene como un agarradero rojo, o sea, que se han molestado en incluir algunos elementos de diseño funcional. Vamos, que se toman en serio a sí mismos, a su invención. Son como esos tipos que reciben un premio al mejor producto de teletienda y hacen un discurso, serio, sobre las bondades de las zapatillas de estar por casa con suela de gel. En fin.

Sobre ella, hay que decir que va vestida "modernita", o sea, absolutamente no moderna. Lleva ropa combinada, que le sienta bien, un bolso guay, tiene una actitud festiva al estar en la Tierra, despreocupada, un pelín superficial-pero-encantadora... Vamos, lo peor. Lo más pasado. Lo menos moderno hoy es la modernidad oficial. La prueba es que se ha pillado una máquina de hacer selfies, la zorra de ella. Qué tía. 

Y en fin, con esto os dejo. Feliz Navidad, me cago en Dios, si es que puede ser feliz viendo estos horrores por este mundo apestosozo.

Hale. Sed modernos.