viernes, 12 de diciembre de 2014

La peli de Navidad y patrocinios

Hoy hablaremos de una propiedad muy simple de la molonidad, pero no por ello menos importante. A veces lo simple ha de ser subrayado para que no lo perdamos de nuestro molón horizonte. 


Lo que estamos viendo es lo que se llama un patrocinio simple: aparece una película o espectáculo y una marca, para imbuirse de los atributos intangibles de dicho espectáculo (frescura, profundidad, juventud, riesgo, etc), se hace anunciar junto a él. Sin embargo, el estilo determinará la manera en la que esa marca aparece junto al espectáculo. Evidentemente, cuanto más sutil y elegante sea el remarcar de esa asociación más beneficiada será la marca, a no ser que quieran atraer a subnormales, borricos, zotes u otros seres cuya existencia es de poco interés.

En el caso que nos ocupa resulta evidente que Santa Lucía es una puta basura de ente socioeconómico. Es como salir con un amigo que se ha hecho famoso e ir gritando por la calle que eres su amigo. Si sales con un amigo famoso lo dices poco, te colocas lo más a su sombra posible, si alguien te pregunta le dices que sí, que es famoso y que le conoces por este o por aquel motivo. En ningún caso dices anormalidades como que "yo le enseñé todo lo que sabe" o te intentas dar más importancia que él.  Bien, pues esta es la manera en la que Santa Lucía ha decidido aproximarse al estreno de Disney de estas Navidades, Big Hero 6.

Lo primero que pensé al ver desde lejos este anuncio fue que Santa Lucía había hecho algún tipo de corto de dibujos animados para anunciarse, una cosa muy manida y con mejor fama de la que se merece, pero bueno, al menos exige cierto esfuerzo: hay que pensar un guión, unos valores a contar, una historia, unos personajes, etc. Normalmente esto también se hace de la manera más burda posible intentando presionar por todos los campos para que la gente compre el producto, creando, lógicamente, rechazo hacia tal subnormal que intenta de tan ofensiva forma que yo lo compre. 

Sin embargo, luego recordé un trailer que vi hace tiempo sobre ese héroe que no le cabe la barriga en el traje de metal y vi la horrenda realidad: Santa Lucía había utilizado algo menos de un tercio del anuncio de la película para proclamar que ellos la patrocinan. Así que nada, Santa Lucía no mola. Luego se puede hilar mucho con posmodernas formas de entender la comunicación, pero la esencia, el concepto puro, es este. 


Y, para terminar, veamos los ojos de este juguete cuya alma vaticina que Big Hero 6 será una gran película. ¿Por qué? Se ve. El juguete está bien hecho, transmite algo cierto, esperanza, la mirada alzada de un gordito que en el fondo sabe que puede ser un héroe pero aún así le atenaza todavía una brizna de duda. Si se han molestado en hacer un juguete tan bueno, tan vivo, que tan lleno de cosas reales está, la película será cojonuda. Esta es una lección extra de cómo se sabe si un libro será bueno o no sólo mirando la portada. Sí, puede hacerse, de hecho, es la mejor manera. Leerlo es una pérdida de tiempo. 

Por tanto tenemos una peli magnífica, llena de verdad, patrocinada por una marca horrible, que es pura mentira. Lógicamente Santa Lucía mancha a Big Hero 6 y no es Big Hero 6 la que ilumina a Santa Lucía. La burdez de Santa Lucía es demasiado grande, es como ese amigo que te chupa toda la energía: al final le tienes que acabar dando el bote porque molesta 100 y aporta 0. 

Y ya está. Esta es la lección de hoy.