jueves, 25 de diciembre de 2014

Saturno devorando a su hijo

Una de las cosas bonitas de estar vivo en el 2014 es ver, en primera fila, cómo el sistema se derrumba por mucho que intente mantenerse en pie. Cual animal desbocado, nos están apretando tanto que ya no queda nada que sacarnos. Así que ahora el sistema no le queda otro camino que comerse a sí mismo para sobrevivir. Como un grillo del campo que vi en un libro de animales cuando era pequeño que, cuando lo cortabas en dos mitades, la de la cabeza devoraba a la del tórax y se quedaba tan campante. Evidentemente, ese es uno de tantos traumas que me acompañan alegremente.


En estos tiempos locos, los más locos de toda la Historia, ya no queda nada que robar. Así que ahora los ladrones se habrán de matar a sí mismos, entre ellos, como en un juego de las sillas; a nosotros ya nos han echado, ya no jugamos. Ahora quedan ellos, pero, como en todo juego en el que el objetivo es depredarlo todo, sólo puede quedar uno. Es lo malo de ser de los malos, cuando ya has acabado con todos los buenos sólo quedan tus compañeros villanos a los que matar. Y como son tan hijoputas como tú no te puedes fiar de ellos un pelo. Así que este supongo que será el plato que el mundo nos servirá, gozoso, este 2015.


Joy to the world. The Lord has come.