En estos tiempos locos, los más locos de toda la Historia, ya no queda nada que robar. Así que ahora los ladrones se habrán de matar a sí mismos, entre ellos, como en un juego de las sillas; a nosotros ya nos han echado, ya no jugamos. Ahora quedan ellos, pero, como en todo juego en el que el objetivo es depredarlo todo, sólo puede quedar uno. Es lo malo de ser de los malos, cuando ya has acabado con todos los buenos sólo quedan tus compañeros villanos a los que matar. Y como son tan hijoputas como tú no te puedes fiar de ellos un pelo. Así que este supongo que será el plato que el mundo nos servirá, gozoso, este 2015.
Joy to the world. The Lord has come.