Eddie es una película de Whoopi
Goldberg, que ahora que lo pienso tiene un apellido judío. ¿No es
Goldberg un apellido judío?
Las películas de Whoopi Goldberg son
un género en sí mismo. Da igual si son comedias, dramas o acción,
en el momento que aparece Whoopi Goldberg aunque sea en un papel
secundario la película instantáneamente se convierte en una
película de Whoopi Goldberg.
Tal magnetismo está al servicio de muy
pocos. Como ejemplo patrio se me ocurre Chiquito de la Calzada, que
da igual si lo que dice tiene gracia o no, como lo ha dicho Chiquito
es genial, una joya del humor. Chiquito tiene gracia en sí mismo,
emite luz haga lo que haga. La gracia está en que ha dicho
mariquitarl en vez de mariquita.
Esa gracia última, amorfa, es la que
entiendo que es más interesante. Esa gracia es el núcleo del
planeta, pura entropía, pura potencia. Es una fábrica de fuegos
artificiales que no tiene un plan preestablecido, simplemente la
fábrica funciona y de ella aparecen luces majestuosas que nos
elevan. El día que la inteligencia artificial tenga este tipo de
posibilidades creeré en ella.
Hay cosas que no se pueden programar,
por mucho que le duela a Silicon Valley. Hay cosas que son mágicas,
más allá de la mente. La creencia en que la mente es capaz de
solucionarlo todo es tan ingenua como la de que una mano se puede
agarrar a sí misma. Tener tanta fe en la mente es como tener fe en
el hacha en vez de en el leñador.
¿En qué tienes más fe, en un hacha
supersónica en manos de inútiles o en un hachita discreta en manos
de profesionales? Yo en lo segundo. Si tienes buenos profesionales
siempre puedes mejorar el hacha, pero si tienes inútiles en tu
equipo me temo que ni un hacha de doble filo de los enanos de El
Señor de los Anillos podrá desfacer el entuerto.
Hoy en día podemos ir a Marte en
autobús pero eso de encontrarnos al vecino en el ascensor no lo
sabemos llevar bien. El vecino es gilipollas. Mira qué chanclas
lleva. ¡Pues hasta el tercero con él que me tengo que subir, porque
este vive en el tercero, si no recuerdo mal!
Creo que si lográsemos cavar hasta ese
núcleo último de los demás desaparecerían nuestras ansias de
conquistar planetas. Si llegásemos a esa veta nos daríamos cuenta
de que ahí está todo lo que estamos buscando. Buscamos el Cielo
mirando hacia arriba pero hacia donde deberíamos mirar es hacia
dentro.
Pero como este trabajo sí que es
difícil, no hacer cohetes, lo que hacemos es cohetes, porque es más
fácil. Siempre dejamos lo difícil para el final, aunque no sea
matemáticamente eficiente. Será, por tanto, porque la eficiencia
matemática es un camelo. No responde a las necesidades reales. Por
tanto el camino no puede ser la eficiencia matemática. Piensa todo
lo que quieras pero no podrás hallar una ecuación que demuestre
científicamente por qué Chiquito tiene tanta gracia.