La vida dentro del capitalismo es
aburridísima. No se puede hacer nada, todo está vallado con alambre
de espinos. Sin embargo dentro del cercado hay algunos alicientes que
hacen que merezca la pena seguir deambulando sin ningún sentido
real. Hoy este aliciente es Break, de la prestigiosa Eagle.
Eagle es prestigiosa porque vende
cacahuetes salados con miel en un bote grande de metal. Si vinieran
en una bolsa normal la marca sería como cualquier otra, pero un bote
de metal revela un gusto por el detalle casi austríaco. ¿De dónde
es Eagle? No me apetece mirarlo.
Hoy Eagle se apunta a la tendencia
slow-vegana-aburrida y nos regala, dadivosa, estos palitos de pan que
son una copia de Snatts. Sin embargo en esta variedad viene escrita
la palabra mágica: quinoa.
La quinoa es como las células madre,
comes quinoa y de repente rejuveneces. ¡Es una cosa...! Eso de
guardar el cordón umbilical de tu retoño a partir de hoy estará
pasado de moda, porque Eagle acerca el poder revividor de la quinoa a
las masas. Si miras la composición ves que de quinoa tiene menos de
un 2% pero ¡ey! ¿quién quiere leer la puta composición y arruinar
la magia? Yo leo “quinoa” por delante de la bolsa y me hago
joven, así, de repente.
La sugestión es de las mejores cosas
que tiene el capitalismo, la verdad. Nuestra dieta no se basa en
nutrientes, se basa en colores de etiquetas. Todos sabemos que el
color naranja es creatividad y el azul equilibrio. El rojo fuerza y
pasión y el morado Podemos. Comemos y nos desarrollamos en base a lo
que nos sugiere el diseño gráfico. ¿No es algo así como... la
polla?
En realidad eso no tiene nada de malo,
rehuso vivir en un mundo en el que tenga que estar leyendo prospectos
antes de cada comida. La comida es comida y hay una que es un poquito
mejor y otra que es un poquito peor. Si tienes hambre de manzanas
será porque te vendría bien comer manzanas y si tienes hambre de
filete lo mismo.
Yo no como filetes no por convicción,
sino porque no me gustan mucho. Sin embargo el dulce me gusta una
barbaridad y los frutos secos y el queso Philadelphia también. ¡Pues
chico, para no tener un nutricionista no parece que me salga tanto de
los estándares de calidad! ¿No?
Como como si fuera un viejo,
básicamente. Si hay corte de helado de vainilla me lo como porque
está superrico pero tampoco me pongo ciego porque no me quiero poner
supergordo. Con un poco gordo vale.
Así que... ¡No sé! ¿A qué viene
tanto drama con la alimentación? Es que me muero de risa, no
offense.