Este es un juego de ser camionero. Es
malísimo, o al menos a mi me parece malísimo, y lo mejor que tiene
es que te puedes pedir de protagonista a una joven sureña neumática
que habla como una muñequita tonta.
¡Bueno, eso es todo lo que necesito
para sentirme bien! El mero hecho de mirar una mujer hinchada, aunque
esté hecha en tres dimensiones, a mi ya me gusta. Si luego el
doblaje sugiere que a esta chica es muy fácil montarla y se va a
poner de tu parte, miel sobre hojuelas.
Últimamente estas cosas no pueden
decirse, ¿no? Eso de que a ti lo único que te importa es que una
mujer sea fácil ahora está como mal visto. Antes lo que estaba mal
visto era decir que querías montarte a un hombre. Ahora decir que
quieres montarte a un hombre es una cosa aplaudidísima, digna de
ascenso.
Yo no estoy ni de una parte ni de la
otra, yo estoy de parte del equilibrio y del rock & roll. Si la
norma es ser unos machotes descerebrados voy a apoyar a los sarasas.
Si la norma es ser un sarasa ridículo voy a apoyar a los machotes.
¡Ya está! Este es el patrón de Juan. Lo has descubierto.
Alguien tiene que velar por la razón y
el saber estar, y como tú no lo vas a hacer lo hago yo. Admitámoslo,
tú por lo único que estás preocupado es por encajar. Eso es lo que
te quita el sueño por las noches, no las injusticias. Bien, a mi me
quitan el sueño las injusticias. ¿Queda claro de una vez cuál es
el lugar de cada uno?
A mi encajar me quita el sueño si de
repente un día descubro que encajo. En esas situaciones mi piel
empieza a ponerse rojita, tipo salmón, empiezan a salir ronchas. No
tardo demasiado en salir a dar una vuelta no sin antes tirarme un
pedo en el ascensor, porque tirarte un pedo en el ascensor es una
falta grave social. Esas faltas graves, una tras otra, van modelando
el mundo a imagen y semejanza de Juan.
¿No quieres vivir en un mundo a mi
imagen y semejanza, lector capullito? Piénsalo, si el mundo tiene mi
forma habrá espacio de sobra para ti y los tuyos porque Juan es más
grande que tú y más grande que cualquiera de los tuyos. Todos
tendréis espacio de sobra para desarrollaros porque yo os contengo a
vosotros y no al revés.
Rendirme pleitesía es lo más
gratificante que harás jamás porque es de las pocas cosas que
puedes hacer que tengan sentido. Todo lo demás es una chorrada, lo
sabes tan bien como yo. Así que arrodíllate y reza por mi.
Si rezas por mi harás el bien y si
haces el bien a ti te irá estupendamente. Tienes que rezar por Juan
para que Juan te lleve en su seno, si no nada.