sábado, 10 de febrero de 2018

Freeway Naranja


En mis tiempos Freeway era la marca blanca de Continente (que una vez fusionado con Pryca se convierte en Carrefour). He comprado esta lata en los chinos, así que o Freeway se ha independizado o los chinos revenden productos.


Me gusta la cultura china de “un céntimo ahorrado es un céntimo ganado”. Yo, como todos los grandes hombres, también soy muy mirado para la pela y no me gusta gastar al tun tun. No creo que se hayan levantado muchos imperios gastando a lo loco. Bueno, sí, el imperio Tesla, pero ¿cuánto puede durar eso?

Felipe González se cepilló a Aznar en el segundo debate con un argumento muy sencillo: señor Aznar, usted quiere meter menos en la máquina de hacer dinero y que, a cambio, por el otro lado salga más. Eso nos convenció a todos y Aznar salió derrotado. Y esa es la verdad: no hay fórmulas mágicas para conseguir imperios sin remangarse y trabajar de firme.


Los chicos así mal criados son capaces de inventar todo un argumentario, el neoliberal, para no abordar la cuestión cenital: no quieren trabajar. No quieren relacionarse con otras personas, quieren vivir eternamente dentro del útero materno. O paterno, entiéndame usted. Así que para no enfrentarse a la realidad completamente tangible dicen que con fórmulas financieras estupendas podemos evitar caer al barro.

Lamentablemente eso es, además de triste, mentira. El destino de la humanidad está en el barro porque no podría ser de otra manera. Si tienes alergia a la tierra mojada te va a ir muy mal-muy mal porque antes pasará un camello por el ojo de una aguja que un rico al reino de los cielos. Si eres demasiado soberbio no puedes ser feliz, vamos.


En el barro no valen trucos, estás desnudo ante el prójimo. O ante el enemigo, según sea tu conceptualización de la realidad. ¿Tan grave es eso? Bueno, si eres un piltrafillas sí, naturalmente. Si no eres capaz de enfrentarte a la vida sin refugiarte en tu SUV y en tu pahpáh estás jodido de firme. La gente se va a reír de ti porque ibas de gran hombre y en realidad no eres más que un puto mierda.

Juan, que de tonto no tiene un pelo, ya vio esto hace muchos años, 10 para ser exactos. Juan, que no quería hacer el ridículo como tú lo vas a hacer, optó por entrenarse en el terreno de juego del futuro. No, el terreno de juego del futuro no son ciudades blancas repletas de drones que hacen todo el trabajo por nosotros. El terreno de juego del futuro es una calle normal y corriente con gente normal y corriente.


Comprende que si has invertido tu energía en defenderte de la realidad poco vas a hacer cuando caigas a ella. Todo conspira para que madures y lo que te toca para madurar es caer al barro. ¡Ay, qué miedo! ¿Y ahora qué voy a hacer? Agarrarte a la pantorrilla de Juan, naturalmente.

Juan ha hecho los deberes para que tú ahora no te sientas completamente a merced de los elementos. Juan, ese héroe legendario, te protegerá de las inclemencias hasta que te des cuenta por ti mismo de que no hay inclemencia alguna de la que tener miedo. ¡Gloria a Juan! ¡Bendito sea!