En mis tiempos Freeway era la marca
blanca de Continente (que una vez fusionado con Pryca se convierte en
Carrefour). He comprado esta lata en los chinos, así que o Freeway
se ha independizado o los chinos revenden productos.
Me gusta la cultura china de “un
céntimo ahorrado es un céntimo ganado”. Yo, como todos los
grandes hombres, también soy muy mirado para la pela y no me gusta
gastar al tun tun. No creo que se hayan levantado muchos imperios
gastando a lo loco. Bueno, sí, el imperio Tesla, pero ¿cuánto
puede durar eso?
Felipe González se cepilló a Aznar en
el segundo debate con un argumento muy sencillo: señor Aznar, usted
quiere meter menos en la máquina de hacer dinero y que, a cambio,
por el otro lado salga más. Eso nos convenció a todos y Aznar salió
derrotado. Y esa es la verdad: no hay fórmulas mágicas para
conseguir imperios sin remangarse y trabajar de firme.
Los chicos así mal criados son capaces
de inventar todo un argumentario, el neoliberal, para no abordar la
cuestión cenital: no quieren trabajar. No quieren relacionarse con
otras personas, quieren vivir eternamente dentro del útero materno.
O paterno, entiéndame usted. Así que para no enfrentarse a la
realidad completamente tangible dicen que con fórmulas financieras
estupendas podemos evitar caer al barro.
Lamentablemente eso es, además de
triste, mentira. El destino de la humanidad está en el barro porque
no podría ser de otra manera. Si tienes alergia a la tierra mojada
te va a ir muy mal-muy mal porque antes pasará un camello por el ojo
de una aguja que un rico al reino de los cielos. Si eres demasiado
soberbio no puedes ser feliz, vamos.
En el barro no valen trucos, estás
desnudo ante el prójimo. O ante el enemigo, según sea tu
conceptualización de la realidad. ¿Tan grave es eso? Bueno, si eres
un piltrafillas sí, naturalmente. Si no eres capaz de enfrentarte a
la vida sin refugiarte en tu SUV y en tu pahpáh estás jodido de
firme. La gente se va a reír de ti porque ibas de gran hombre y en
realidad no eres más que un puto mierda.
Juan, que de tonto no tiene un pelo, ya
vio esto hace muchos años, 10 para ser exactos. Juan, que no quería
hacer el ridículo como tú lo vas a hacer, optó por entrenarse en
el terreno de juego del futuro. No, el terreno de juego del futuro no
son ciudades blancas repletas de drones que hacen todo el trabajo por
nosotros. El terreno de juego del futuro es una calle normal y
corriente con gente normal y corriente.
Comprende que si has invertido tu
energía en defenderte de la realidad poco vas a hacer cuando caigas
a ella. Todo conspira para que madures y lo que te toca para madurar
es caer al barro. ¡Ay, qué miedo! ¿Y ahora qué voy a hacer?
Agarrarte a la pantorrilla de Juan, naturalmente.
Juan ha hecho los deberes para que tú
ahora no te sientas completamente a merced de los elementos. Juan,
ese héroe legendario, te protegerá de las inclemencias hasta que te
des cuenta por ti mismo de que no hay inclemencia alguna de la que
tener miedo. ¡Gloria a Juan! ¡Bendito sea!