Esta era una de mis películas
favoritas de pequeño, Donald en el País de las Matemáticas. La
otra no tengo ni idea de cuál es.
Las películas que vienen dos en una
sola carcasa son un buen trato económicamente hablando, pero para el
coleccionista es un poco putada. Siempre es mejor que cada película
venga en su funda individualmente, aunque ocupe el doble.
Si fuera una cuestión de espacio no
existirían los coleccionistas, porque ahora puedes meterlo todo en
un disco duro y ya está. Puedes meterlo hasta en la nube, ese ente
que en realidad es un mundano servidor. Pero nada de eso tiene
gracia.
Lo que mola es coleccionar. Eso
resistirá cualquier avance tecnológico porque no es ningún
problema a solucionar por la tecnología. Coleccionar mola, es un
pasatiempo constructivo y rico. En esta verdad sencilla se basan los
cromos y los Pokémon. De pequeños nosotros hicimos una colección
majestuosa de cajetillas de tabaco.
Una colección la tienes que contemplar
con los brazos en jarras. Da mucha satisfacción, es como mirar tu
obra cada vez más perfecta. Es una cosa masculina aunque colecciones
Barbies Malibú. En mi pueblo colecciona todo el mundo, hasta mi tío,
aunque tienes que obligarle un poco a que confiese.
Coleccionar es una actividad cultural
al alcance de todo el mundo, no como el teatro. Puedes coleccionar
diamantes o puedes coleccionar tapones de botella, da lo mismo. Tu
colección tiene un significado para ti y es algo que haces con tus
propias manos. Los intelectuales hardcore somos muy amantes de la
colección porque así hacemos algo fuera de nuestros monstruosos
cerebros, para variar.
Ahora que ya te he convencido, dime:
¿qué vas a empezar a coleccionar? Ah, revistas de moda. Pues me
parece muy bien. Yo antes también las coleccionaba, es una cosa muy
agradable. Ah, que no, tú vas a coleccionar estatuillas. ¡Pues
estupendo! Hace poco me hice con una pieza sublime en ese área.
¿Os acordáis cuando podíamos dedicar
tiempo a actividades constructivas para el alma? Antes de que el
mundo se volviese loco, intentad hacer memoria. Pues no os
preocupéis, queridos amigos, porque todo eso volverá. La locura,
por mucho que se empeñe, es efímera. Lo que permanece es la razón.
Aunque tú quizás nunca has sido muy
amante de la razón que digamos. Quizás estés supercontento porque
ahora el mundo es un manicomio. Lo siento, tío, ni con Donald Trump
en la Casa Blanca tu rollo se sostiene. Pírate de una vez que los
demás estamos deseando volver a vivir en paz.