Esta peli está protagonizada por una
de las tres caracaballos más guapas del mundo junto con Barbra
Streisand y Nathalie Seseña.
Además, pone que está dirigida por el
mismo de El diablo viste de Prada y 29 vestidos. La primera me parece
que está bien, la digiero sin demasiados problemas, y la segunda me
horrorizó. ¿Tendría algo que ver que la vi en el cine con una
poligonera que conocí en el Badoo? Pues puede ser.
Soy muy amante de lo retro, por eso
para conocer gente todavía tiro de IRC (Internet Relay Chat).
Meterme en Tinder, no sé, me haría sentir como un hipster más. Y
yo, de ser hipster, no soy uno más, precisamente.
Como creador de toda moda que existe,
me repugna bastante seguirlas. Yo creo una moda, os la entrego a
vosotros, sucios simios, y sigo mi camino. Me gusta daros cosas que
os hagan avanzar en la existencia pero no me gusta mezclarme con
vosotros porque me dais asco. A mi me gusta rodearme de gente
suficientemente buena, escogida cuidadosamente.
¿Qué ha de tener alguien para tener
permiso para acercarse a mi? Os sorprenderá, pero sólo me rodeo de
gente buena. No, no de gente con talento. De gente buena, de buenas
personas. El talento es una tontería, cualquier buena persona tiene
talento pero no al revés. Por ejemplo, no dejaría que Cristiano
Ronaldo se acercase a menos de 3 kilómetros de mi.
Si crees que tienes talento pero haces
cosas malas tengo que decirte que en realidad no tienes talento
alguno. El talento, si no sirve al bien, en el mejor de los casos es
ingenio. Del mismo modo, si usas un cuchillo para matar en vez de
para cortar el pan no esperes que te llame “experto cocinero”. Te
llamaré asesino.
Para elegir a las personas me tomo
muchísimo más tiempo que para elegir la fruta. La fruta la elijo en
un pis pas, pero a las personas las palpo durante mucho rato. Toco,
toco, para ver si el sujeto está suficientemente maduro pero no
pocho. Como los aguacates, las personas es mejor que pequen de
inmaduras que de pochas.
Y este es un poco el rollo de Juan.
¿Sorprendido? No entiendo por qué. Admite que ya sospechabas que
Juan era superguay. ¿Que no imaginabas que tanto? Pues también
tienes razón. En ese sentido es normal que te sorprendas.
Por supuesto, por supuesto que puedes
hacerme una reverencia. ¡Cómo no! Los superiores debemos daros
caprichitos a los inferiores, por supuesto que sí.