lunes, 19 de febrero de 2018

Woody Allen delante de la cámara


Esto son dos películas, Los USA en zona rusa y Aprendiz de gigoló. La primera no la he visto y la segunda sí. La segunda tiene un argumento que me gusta mucho pero el desarrollo como que me aburre un pelín.


Woody Allen ya da igual lo que haga, Woody Allen podría entregar cada año una lata de cinta de película rellena con una mierda de caballo enroscada como una ensaimada y todo estaría perfectamente bien. Woody Allen ya no tiene nada que demostrar y menos a ti.

A mi ya me ha dado Annie Hall y Desmontando a Harry. ¿Qué más quiero? ¿Qué más me da que las nuevas “no acaben de”? A mi por lo menos “no me acaban de”, vamos.


Sin embargo ver a un gigante caído le da mucho gusto al hombre mediocre. ¡Por fin me puedo cebar con alguien! Estaba cansado de que todos se cebaran conmigo. Ahora que Woody Allen está en el suelo voy a darle unas pataditas en el estómago. Total, nadie se va a dar cuenta y yo me voy a quedar super a gusto.

Si quieres descubrir quién vale y quién no di de repente que todo te va fatal. Que de irte a tope ahora te va como la bosta. El que se quede a tu lado vale y el que te dé puntapiés en la barriga no vale. También hay grados, hay gente que se queda pero te da pataditas. El baremo es un poco así.


Yo soy como El Príncipe de Zamunda, visito Queens fingiendo ser un hombre muy pobre para encontrar una mujer que me quiera por mi mismo, no por mi sangre real. Si sacas el encanto y lo shiny se te van a acercar todas y tú no quieres eso. Tú quieres que se acerquen sólo las que merecen la pena, por eso vas enseñando lo peor de ti.

La gente se mata mucho por parecer chupi constantemente. Yo, en cambio, me esfuerzo por parecer un homeless constantemente. El que esté conmigo de tan rala guisa podrá estar conmigo también en la riqueza, no sólo en la pobreza.


Y así es, niños, cómo se monta una vida como Dios manda. Exenta de jetillas que sólo se acercan al bling bling. En cambio, bien llena de humildes seres que te echan una mano cuando es preciso. ¿No es este un mundo bien montado? Pues lo ha montado Juan.

Así es, amigos; Juan, el arquitecto filántropo, ha diseñado una estructura funcional y sostenible. ¿Qué has hecho tú? Nada, para variar. Qué novedad. Qué sorprendido estoy.