viernes, 27 de octubre de 2017

Batman – Return of the Joker – Game Boy

No me gusta presumir (en serio), pero he visto por 30€ un juego que he sacado por 3,5€. ¿No soy la polla? ¿No soy el más grande? Por supuesto que sí.


Si presumo es porque las circunstancias me obligan. Comprenderéis que con tal nivel de tino uno se ve obligado a sacar pecho. No por mi, que como os digo no me gusta, sino por vosotros, para que sepáis dónde mirar. Tengo que sacar pecho para destacar entre la multitud y que vosotros, ciegos peripatéticos, sepáis dónde debéis fijar vuestra vista.

Sacar pecho es un trabajo cansadísimo, tienes que estar todo el rato así como si fueras un capitán general o algo de eso. A ver si de una vez entendéis quién es vuestro dictador y puedo relajarme un poquito. Si vinieseis a adorarme de sumisa manera, sin tener yo que decirlo, podría estar a otra cosa que no fuera tiranizaros.


El pueblo tiene los gobernantes que merece. Si vosotros supieseis a quién tenéis que nombrar líder yo no tendría que guiaros. Pero no, estáis embotados por los gin tonics que tomáis en el afterwork y por las ensaladas Florette que os empujáis mientras se carga Netflix. Normal que luego no sepáis hacer la o con un canuto.

¡Qué dura es la vida del superior en todos los sentidos! Siempre mirando por el eslabón más débil para que así no se rompa la cadena. ¿Y alguien te da las gracias? ¡No! La gente cree que tu superioridad es suficiente premio. De alguna manera eso es cierto.


En verdad os digo que esto no está pagado. Siempre vigilando por el rabillo del ojo al inútil para salvarle de su propia mediocridad. Y sin que se dé cuenta, además, ya que su orgullo de gusano es demasiado estúpido como para aceptar que la ayuda no es que sea necesaria, es que es imperativa.

Definitivamente soy un ser superior. Por eso tengo que sacar pecho, para que tengáis esperanza en vuestras inútiles y reemplazables vidas. Vuestra inferioridad es tal que no podéis asomar la cabeza ni siquiera un poquito por encima del lodo que os cubre completamente. Por eso yo, generoso, os digo que el camino es por aquí. ¡Seguidme!


Comprended que dada vuestra categoría personal, que me dirija a vosotros con educación no es el más apremiante de los asuntos. El más apremiante de los asuntos es salvar vuestros culos de cucaracha lo más pronto posible. Soy como el Sr. Lobo, digo lo que hay que hacer porque la mujer de este tío está a punto de llegar y no puede ver el sanguinario desastre que habéis montado.

Así que, por Dios, buscad ropa de cama y cubrid la tapicería del coche. Después os ducharé con una manguera y os pondréis esta ropa de pringado. ¡Venga! Y quiero un café.