No me gusta presumir (en serio), pero
he visto por 30€ un juego que he sacado por 3,5€. ¿No soy la
polla? ¿No soy el más grande? Por supuesto que sí.
Si presumo es porque las circunstancias
me obligan. Comprenderéis que con tal nivel de tino uno se ve
obligado a sacar pecho. No por mi, que como os digo no me gusta, sino
por vosotros, para que sepáis dónde mirar. Tengo que sacar pecho
para destacar entre la multitud y que vosotros, ciegos peripatéticos,
sepáis dónde debéis fijar vuestra vista.
Sacar pecho es un trabajo cansadísimo,
tienes que estar todo el rato así como si fueras un capitán general
o algo de eso. A ver si de una vez entendéis quién es vuestro
dictador y puedo relajarme un poquito. Si vinieseis a adorarme de
sumisa manera, sin tener yo que decirlo, podría estar a otra cosa
que no fuera tiranizaros.
El pueblo tiene los gobernantes que
merece. Si vosotros supieseis a quién tenéis que nombrar líder yo
no tendría que guiaros. Pero no, estáis embotados por los gin
tonics que tomáis en el afterwork y por las ensaladas Florette que
os empujáis mientras se carga Netflix. Normal que luego no sepáis
hacer la o con un canuto.
¡Qué dura es la vida del superior en
todos los sentidos! Siempre mirando por el eslabón más débil para
que así no se rompa la cadena. ¿Y alguien te da las gracias? ¡No!
La gente cree que tu superioridad es suficiente premio. De alguna
manera eso es cierto.
En verdad os digo que esto no está
pagado. Siempre vigilando por el rabillo del ojo al inútil para
salvarle de su propia mediocridad. Y sin que se dé cuenta, además,
ya que su orgullo de gusano es demasiado estúpido como para aceptar
que la ayuda no es que sea necesaria, es que es imperativa.
Definitivamente soy un ser superior.
Por eso tengo que sacar pecho, para que tengáis esperanza en
vuestras inútiles y reemplazables vidas. Vuestra inferioridad es tal
que no podéis asomar la cabeza ni siquiera un poquito por encima del
lodo que os cubre completamente. Por eso yo, generoso, os digo que el
camino es por aquí. ¡Seguidme!
Comprended que dada vuestra categoría
personal, que me dirija a vosotros con educación no es el más
apremiante de los asuntos. El más apremiante de los asuntos es
salvar vuestros culos de cucaracha lo más pronto posible. Soy como
el Sr. Lobo, digo lo que hay que hacer porque la mujer de este tío
está a punto de llegar y no puede ver el sanguinario desastre que
habéis montado.
Así que, por Dios, buscad ropa de cama
y cubrid la tapicería del coche. Después os ducharé con una
manguera y os pondréis esta ropa de pringado. ¡Venga! Y quiero un
café.