domingo, 1 de octubre de 2017

Zohan: Licencia para peinar

Adam Sandler es un artista por lo menos singular. Me parece menos sofisticado que Jim Carrey pero a la vez veo mucha sofisticación en su humor. Pero no creo que llegue a él de manera sofisticada. ¿Me seguís?


Para que yo llegase a la conclusión de que la mejor opción es el tipo de humor de Adam Sandler debería hacer una reflexión previa vertiginosa, sesudísima. Tendría que retirarme a una casita en el bosque, sin electricidad, sin compañía, hasta entender de clarividente manera que la más elevada cota intelectual se ha de expresar agarrando un plátano entre las nalgas.

No sé si Adam Sandler es un intelectual, francamente. Creo que es un buen chico, eso sí. El humor que practica es como de subnormales pero me parece brillante. Cuando veo esta película paso un buen rato que te cagas. Paso por alto todos sus supuestos defectos y me quedo riendo como un niño cuando mira el móvil que cuelga encima de su cuna. ¡Diablos! ¿No es ese el nivel más alto que existe?


Me temo que el mundo todavía no está preparado para apreciar la sencillez excelsa del humor de Adam. Al mundo se le da mucho mejor pelear que ver la grandeza en lo simple. Tal vez cuando dejemos de pelear, exhaustos tanto por la batalla como por la revelación de que eso no lleva a ninguna parte, empecemos a apreciar lo que aquí se expone. Pero para ello tendremos que tener la mente despejada de brumas de conflicto.

Ya me dirás quién puede apreciar hoy nada con el ambiente que hay alrededor. Mires donde mires hay un conflicto, soterrado o abierto. ¿Quién puede ahora tener el elevado estado interior como para apreciar la trascendencia de las cosas más simples? Es imposible, cuando hay tormenta uno no puede tumbarse a contemplar las aves.


Por lo tanto abogo por no poner resistencia al conflicto y dejar que este se exprese hasta donde le apetezca. Si tiene tanto que expresar por algo será, ¿no? Me limitaré a ponerme un casco para que ningún objeto volador me parta la cabeza y esperaré, paciente, a que todo acabe. Quizás en ese momento yo me vea con fuerzas como para explicaros la exquisitez de Adam Sandler y vosotros con las suficientes para entenderlo.

Si hay gente que está chinada por algo será. La gente no se china así por las buenas, algo le tienen que haber hecho. Por eso me parece perfectamente bien que la gente se revuelque como un león enjaulado. Cuando termine de revolcarse estará mucho más tranquila y podremos esperar juntos el nuevo estreno de Sandler. Pero de momento dejémosles explotar como Dios manda.


A mi y a las mujeres hay una cosa que nos pone negros: que nos digan que nos calmemos cuando estamos enfadados. ¡Lo que me faltaba! ¡Tú no entiendes nada! ¡Nada! Si no fueras tan gilipollas yo no estaría enfadado y encima me dices que me calme. ¡Lo que hay que oír!

Por eso es bueno comprar en Ikea, porque cuando apetece romper muebles es mejor que sean de los baratos. Si rompes una cómoda victoriana cuando estás enfadado igual luego te arrepientes, pero si rompes una mesa Lack no.