No hay nada que más me guste que un
nombre sonoro, que se te llena la boca al pronunciarlo. ¡MTX
Mototrax! Es como comerse un jabalí con mermelada.
No hay que olvidarse nunca que lo que
más felices nos hace es comer jabalí. Todo el mundo ha leído las
obras completas de Astérix pero en la práctica nadie se dedica a
cazar jabalíes en el bosque y a pelear bonachonamente con tu amigo
Obélix. En cambio la gente lo suele dejar para la jubilación,
cuando ya eres tan viejo que las babas se te caen y tu piel se
desprende de la carne de repugnante manera.
¡Hay que ser gilipollas! ¿No? ¿Por
qué dejas lo importante para el final? ¿Tan mal se te da cazar
jabalíes? Debe ser eso, no puede existir otra explicación. A ti lo
que te pasa es que si vas a cazar jabalíes no coges ni un resfriado.
Tu talón de Aquiles es ese, por eso no paras de hacer cosas
diferentes a cazar jabalíes.
Si dejas lo de los jabalíes para la
jubilación cuando empieces a cazarlos nosotros ya seremos buenísimos
haciéndolo y ya no nos va a apetecer. O peor, iremos contigo pero
nos reiremos por lo bajinis cuando no des pie con bola. ¿Por qué
planificas tan mal la vida? ¿Por qué pones tanto peso en una
variable y dejas las demás sin atender? ¿Eres tonto? Así
conseguirás una ecuación desbalanceada, que es lo más humillante
que puede conseguir un matemático.
Debe horrorizarte la vida exenta de
responsabilidades porque huyes de ella como de un fantasma. Tienes la
cabeza ocupada en asuntos supuestamente importantes sólo por no
aceptar que lo de los jabalíes no se te da. Y para colmo de
tragedias yo conozco tu corazón y a mi no me puedes engañar como a
los demás. Yo veo al niño desesperado que yace bajo la apariencia
de persona respetable.
A lo mejor la culpa es mía. Eres tan
especial, tan único, que saber tratarte exige una preparación
extraordinaria. Extraordinaria, como tú. ¡No te preocupes! ¡No
desesperes! Mientras tú hacías esas cosas tan importantes que
tienes que hacer yo me he dedicado a aprender a cazar jabalíes. Así
cuando te rindas a la evidencia de que estás caminando en círculos
tendrás un maestro a la altura de tu timidez. Cuando tú vas yo
vengo, podríamos decir.
Naturalmente me voy a reír de ti. La
diferencia es que, al contrario que todos los demás, yo estoy de tu
parte. Me voy a reír de ti pero no te humillaré, que es lo que
piensas que va a ocurrir si te paras ahora. ¿A que sí? ¿A que es
eso lo que piensas? Tampoco vas tan desencaminado en realidad.
En fin, que ya te dije que esto iba a
pasar. Esa es otra, que siempre tengo razón. ¿Por qué te empeñas
en pensar que la tienes tú? ¿No ves que eso es como pretender
vaciar el mar? Eres enternecedor hasta la vergüenza ajena, me
resultas muy enternecedor.
¡Pretender quitarme la razón a mi!
¡Qué cosas tienes! Si pusieses la mitad de empeño en cazar
jabalíes...