domingo, 15 de octubre de 2017

Inspector Gadget

El Inspector Gadget es uno de mis personajes favoritos de cuando era pequeño. Me encanta eso de estar repleto de gadgets y ser medio tonto. Parece una profecía que alertaba de los millennials, ¿no creéis?


Al Inspector Gadget le pasaba como les pasa hoy a los millennials: que mucho gadget pero como no esté el perro Sultán y la inteligente Sophie para limpiarles el culo no consiguen nada. Esta serie dejaba perfectamente claro que aunque tengas la más avanzada tecnología si no tienes buen juicio no vas a ir a ninguna parte.

Al Tío Gadget Sophie nunca le decía nada de todo lo que hacía por él. Le resultaba enternecedor que el Tío Gadget se creyese tan importante cuando en realidad era más tonto que una piedra. El perro Sultán lo llevaba un poco peor, estaba hasta la coronilla del pobre idiota. Pero por amor a Sophie tragaba y seguía llevando palos a diestro y siniestro.


A los millennials les pasa un poco lo mismo; no quieren reconocer que sin aquello contra lo que se rebelan no conseguirían nada. Sin Jack Nicholson en Algunos Hombres Buenos los millennials estarían a merced de innumerables amenazas exteriores. Sin embargo los millennials son como Tom Cruise, tan soberbios que les resulta imposible dar las gracias.

Es natural que no den las gracias; de hacerlo quedarían de lo que son, unos niños caprichosos que saben hablar mucho pero de picar piedra no tienen ni puta idea. El honor y la lealtad son conceptos desconocidos para ellos. ¿Cuánto tiempo puede aguantar uno este rollo injusto, ridículamente infantil? No lo sé, pero más bien poco, me temo.


Los millennials tienen el mismo problema que los fachas: son demasiado orgullosos. No son capaces de contemplar la posibilidad de que quizás no sean tan listos. Por lo tanto ahora los únicos conflictos que quedan por resolver sobre la faz de la Tierra son aquellos que enfrentan a dos bandos igualmente idiotas: millennials y fachas.

¿Cómo puede acabar esto? No lo sé y francamente no me interesa. Los conflictos de las divisiones inferiores son, naturalmente, demasiado inferiores para mi. Estar peleando por a ver quién es más listo es tan productivo como intentar vaciar el mar. Este tipo de conflictos son para gente que todavía tiene algo que demostrarse a sí misma.


¿Qué hará Juan mientras se solucionan estos pormenores? Lo que Juan hace siempre, pasear por las calles en busca de nuevas piezas audiovisuales a precios bajos, bajísimos. A Juan no le interesa pelear por ver quién hace la jugada más rocambolesca. Juan es demasiado guay como para rebajarse a tener que demostrarlo. Juan pasa de vuestro rollo, lo siento, colegas.

Cuando terminéis esa lucha que en realidad es contra vosotros mismos Juan os esperará viendo El Inspector Gadget, una película en la que Matthew Broderick hace un papel mucho mejor de lo que uno podría esperar habiendo visto Un Loco a Domicilio. Ya veis, chicos, que la vida es más fácil de lo que pensáis.