El Inspector Gadget es uno de mis
personajes favoritos de cuando era pequeño. Me encanta eso de estar
repleto de gadgets y ser medio tonto. Parece una profecía que
alertaba de los millennials, ¿no creéis?
Al Inspector Gadget le pasaba como les
pasa hoy a los millennials: que mucho gadget pero como no esté el
perro Sultán y la inteligente Sophie para limpiarles el culo no
consiguen nada. Esta serie dejaba perfectamente claro que aunque
tengas la más avanzada tecnología si no tienes buen juicio no vas a
ir a ninguna parte.
Al Tío Gadget Sophie nunca le decía
nada de todo lo que hacía por él. Le resultaba enternecedor que el
Tío Gadget se creyese tan importante cuando en realidad era más
tonto que una piedra. El perro Sultán lo llevaba un poco peor,
estaba hasta la coronilla del pobre idiota. Pero por amor a Sophie
tragaba y seguía llevando palos a diestro y siniestro.
A los millennials les pasa un poco lo
mismo; no quieren reconocer que sin aquello contra lo que se rebelan
no conseguirían nada. Sin Jack Nicholson en Algunos Hombres Buenos
los millennials estarían a merced de innumerables amenazas
exteriores. Sin embargo los millennials son como Tom Cruise, tan
soberbios que les resulta imposible dar las gracias.
Es natural que no den las gracias; de
hacerlo quedarían de lo que son, unos niños caprichosos que saben
hablar mucho pero de picar piedra no tienen ni puta idea. El honor y
la lealtad son conceptos desconocidos para ellos. ¿Cuánto tiempo
puede aguantar uno este rollo injusto, ridículamente infantil? No lo
sé, pero más bien poco, me temo.
Los millennials tienen el mismo
problema que los fachas: son demasiado orgullosos. No son capaces de
contemplar la posibilidad de que quizás no sean tan listos. Por lo
tanto ahora los únicos conflictos que quedan por resolver sobre la
faz de la Tierra son aquellos que enfrentan a dos bandos igualmente
idiotas: millennials y fachas.
¿Cómo puede acabar esto? No lo sé y
francamente no me interesa. Los conflictos de las divisiones
inferiores son, naturalmente, demasiado inferiores para mi. Estar
peleando por a ver quién es más listo es tan productivo como
intentar vaciar el mar. Este tipo de conflictos son para gente que
todavía tiene algo que demostrarse a sí misma.
¿Qué hará Juan mientras se
solucionan estos pormenores? Lo que Juan hace siempre, pasear por las
calles en busca de nuevas piezas audiovisuales a precios bajos,
bajísimos. A Juan no le interesa pelear por ver quién hace la
jugada más rocambolesca. Juan es demasiado guay como para rebajarse
a tener que demostrarlo. Juan pasa de vuestro rollo, lo siento,
colegas.
Cuando terminéis esa lucha que en
realidad es contra vosotros mismos Juan os esperará viendo El
Inspector Gadget, una película en la que Matthew Broderick hace un
papel mucho mejor de lo que uno podría esperar habiendo visto Un
Loco a Domicilio. Ya veis, chicos, que la vida es más fácil de lo
que pensáis.