Los coleccionistas de poca monta van a
por videojuegos buenos. Los coleccionistas ya duros, hardcore, vamos
a por cualquier juego que haya. ¡Da lo mismo! Lo importante es
rellenar la estantería.
Hay quién quizás te diga que es mejor
la calidad que la cantidad, pero eso lo dice la gente que no le gusta
trabajar. ¡Claro, pillar un solo juego bueno es muy sencillo! Lo
difícil es perder todo rigor, todo listón personal. Lo importante
es tener la estantería llena y no dejar que nadie se acerque
demasiado para que no pueda ver que todo lo que hay es caconi.
Eso es lo difícil, amigos. Hacer un
chamizo y que la gente crea que es un palacio. ¡Hacer un palacio
está chupado! Basta con hacerlo. Sin embargo poner cuatro palos
apilados y que dé la sensación de ser una obra magna... ¡Ni
Houdini! Ni Juan Tamariz. Ni Mágic Andreu.
A la larga también es mejor la
cantidad; si la gente se pone a investigar la calidad de tus logros,
si tiene mucho sobre lo que investigar se cansará pronto. Dado que
cada vez hay más y más oleadas de caca la gente se rendirá y dirá
“Ay, mira, que lo investigue su padre”. Y tú te habrás vuelto a
salir con la tuya sin dejar que nadie destape el hediondo pastel que
cocinas.
Al final la vida es una lucha contra
todos los demás y dedicarse a la calidad compromete el verdadero
objetivo. Si te dedicas a la calidad puede que pierdas la carrera a
la que realmente nos dedicamos. Como decía Danny de Vito en Con El
Dinero de los Demás, el que tenga más dinero al morir, gana. He
aquí el verdadero asunto.
Si eso es a lo que realmente jugamos
¿por qué perder el tiempo en bobadas como el medio ambiente? Para
quedar de bueno, está claro. Aquí el juego no es a ver quién es
más bueno, el juego es lo que decía Danny de Vito. Sin embargo
estos putos podemitas están cambiando las reglas mientras yo me tomo
tranquilamente mi café. ¡Diablos!
Ahora el que queda bien ante el vecino
es el que hace cosas buenas por los demás. Eso arruina toda la
estructura previa. La nueva estructura anula de un plumazo todos los
logros conseguidos bajo la tutela de la anterior. ¡Coño! ¡Con esto
sí que no contaba! ¿Y ahora qué hago con esta pila de mierda tan
armoniosamente atesorada?
Es una putada, lo sé, a mi también me
han jodido los podemitas estos. Está uno acumulando mierda en paz y
vienen estos a decir que todas las heces con las que me he hecho son
calderilla. ¡Venga, hombre! ¿De qué? Esto se avisa.
En resumidas cuentas, estoy confundido,
como Dinio. Esto ayer iba de timar al prójimo y hoy me despierto con
unas reglas diametralmente opuestas. ¿Qué pasa aquí? ¿Me la
habrán jugado al final los podemitas?