martes, 24 de octubre de 2017

Walt Disney World Quest: Magical Racing Tour – Game Boy Color

Los coleccionistas de poca monta van a por videojuegos buenos. Los coleccionistas ya duros, hardcore, vamos a por cualquier juego que haya. ¡Da lo mismo! Lo importante es rellenar la estantería.


Hay quién quizás te diga que es mejor la calidad que la cantidad, pero eso lo dice la gente que no le gusta trabajar. ¡Claro, pillar un solo juego bueno es muy sencillo! Lo difícil es perder todo rigor, todo listón personal. Lo importante es tener la estantería llena y no dejar que nadie se acerque demasiado para que no pueda ver que todo lo que hay es caconi.

Eso es lo difícil, amigos. Hacer un chamizo y que la gente crea que es un palacio. ¡Hacer un palacio está chupado! Basta con hacerlo. Sin embargo poner cuatro palos apilados y que dé la sensación de ser una obra magna... ¡Ni Houdini! Ni Juan Tamariz. Ni Mágic Andreu.


A la larga también es mejor la cantidad; si la gente se pone a investigar la calidad de tus logros, si tiene mucho sobre lo que investigar se cansará pronto. Dado que cada vez hay más y más oleadas de caca la gente se rendirá y dirá “Ay, mira, que lo investigue su padre”. Y tú te habrás vuelto a salir con la tuya sin dejar que nadie destape el hediondo pastel que cocinas.

Al final la vida es una lucha contra todos los demás y dedicarse a la calidad compromete el verdadero objetivo. Si te dedicas a la calidad puede que pierdas la carrera a la que realmente nos dedicamos. Como decía Danny de Vito en Con El Dinero de los Demás, el que tenga más dinero al morir, gana. He aquí el verdadero asunto.


Si eso es a lo que realmente jugamos ¿por qué perder el tiempo en bobadas como el medio ambiente? Para quedar de bueno, está claro. Aquí el juego no es a ver quién es más bueno, el juego es lo que decía Danny de Vito. Sin embargo estos putos podemitas están cambiando las reglas mientras yo me tomo tranquilamente mi café. ¡Diablos!

Ahora el que queda bien ante el vecino es el que hace cosas buenas por los demás. Eso arruina toda la estructura previa. La nueva estructura anula de un plumazo todos los logros conseguidos bajo la tutela de la anterior. ¡Coño! ¡Con esto sí que no contaba! ¿Y ahora qué hago con esta pila de mierda tan armoniosamente atesorada?


Es una putada, lo sé, a mi también me han jodido los podemitas estos. Está uno acumulando mierda en paz y vienen estos a decir que todas las heces con las que me he hecho son calderilla. ¡Venga, hombre! ¿De qué? Esto se avisa.

En resumidas cuentas, estoy confundido, como Dinio. Esto ayer iba de timar al prójimo y hoy me despierto con unas reglas diametralmente opuestas. ¿Qué pasa aquí? ¿Me la habrán jugado al final los podemitas?