miércoles, 18 de octubre de 2017

Speed Racer

Speed Racer es de los directores de Matrix, o sea, que no puede estar mal. En la caja lo pone bien claro: “De los visionarios directores de Matrix”.


Hoy la gente se pega por ser visionario. ¡Se pega! Es curioso que gente que diga que es visionaria se pegue con otra que también lo dice, porque hasta donde yo sé cuando te estás pegando con alguien no ves nada, es todo confusión. ¿Cómo puede ser visionario alguien que está más preocupado por quedar por encima del compañero que por ver nada?

Estos pequeños detalles son los que te animan a ver una charla TED o no. Cuando un tronco está dando un discurso a un auditorio, cual profesional de la stand up comedy, aunque todos sus gestos tratan de destacar una sabiduría y un aplomo por encima de la media uno ve algo por el rabillo del ojo: es el bicho del tronco, que asoma cuando la luz le da por determinado lugar.


El bicho no es tal bicho, es un niño acojonado por no dar la talla cuando la situación lo exige. Pero un niño con tal nivel de presión encima se convierte en un bicho. Trata de apuntalar bien sus defensas para que no se note que es lo que es y eso consume unos recursos asombrosos. Es imposible que su discurso tenga interés porque lo que verdaderamente tiene interés es cómo consigue sostener esa farsa descarada.

No hay nada más triste que un niño gordito negando repetidamente que lo es. Ese pobre niño gordito tendría que estar comiendo Bollycaos, como dicta su naturaleza, no dando charlas que, dicho sea de paso, ya conocemos todos de pe a pa. ¡El mayor comercio minorista del mundo no tiene tiendas físicas! ¿No es asombroso? Estoy hablando de Amazon.


TED es un contenedor de niños gorditos que maldicen a Dios por haberles hecho como son. Me pregunto por qué no les gusta ser un niño gordito, porque a mi me encanta: los dulces te gustan más que a nadie y tus biorritmos te llevan a una vida calmada, pacífica. Sin embargo estos del TED es evidente que tienen algún trauma en su gordito cuerpo que les impide apreciar lo que realmente son.

Una charla del TED no es tal charla, es una venganza: contra todos los que se rieron de ellos, contra todos los que golpearon su cuerpo redondito, metafóricamente, claro. ¿Realmente estos carne de terapia de grupo tienen algo que decir? Lo dudo mucho.


Todos son como Speed Racer, intentando correr muy rápido para llegar a quién sabe dónde. ¡Qué cosa tan teenager! Yo no sé cómo señores con esas canas todavía están en ese rollo.

Tranquilos, foquis, bajad la marcha. Esto empieza a ser de vergüenza ajena. Bajad de ese escenario, por el amor de Dios, que ya vemos todos el pastel. ¡Mmmmm! ¡Pastel! ¡Eso sí que es lo tuyo! ¿A que sí? Anda, toma un euro, cómprate un Q! Canuto.