Esta película va de una novia a la que
dejan y se cabrea muchísimo. Lo original es que la chica tiene
superpoderes y no deja de darle dolores de cabeza al chico que la
dejó.
A mi también me han dado dolores de
cabeza por esos motivos, pero afortunadamente no tenían
superpoderes. De ser así habría firmado mi sentencia de muerte. Si
ya es difícil cargar con alguien fuera de sus casillas imagínate si
tiene superfuerza y supervelocidad. Y supertodo.
Lo de que te dejen tiene que ser una
humillación durilla. Naturalmente, yo también lo sé por propia
experiencia, pero jamás se me ha ocurrido tomar represalias. No es
que no te apetezca, lo que no te apetece es que, si las tomas, luego
tienes que lidiar contigo mismo. ¿Cómo superar que le has montado
un Cristo bendito a alguien sólo porque estabas enfurruñado?
Sólo por no tener que hacer cuentas
con uno mismo es mejor morder un lápiz. Aguantarte el cabreo pero no
tener que arrepentirte más tarde de haberte pasado de la raya. Las
cosas van tomando su lugar poco a poco, así que si tu comportamiento
es correcto terminarás aliviado y sin remordimientos por haberle
hecho nada a nadie.
La gente suele pensar que los agravios
cometidos contra uno son más dolorosos que el peso de haberlos
cometido contra los demás, pero no es cierto. Es mejor que le deban
a uno dinero que debérselo a los demás, ¿no? Pues es tan sencillo
como eso.
Solemos hacer como que dentro de
nosotros no hay un balance de debe y haber. De reconocer que lo
tenemos no podríamos hacer muchas cosas de las que hacemos. Y sin
embargo ahí está, haciéndote sentir bien o mal dependiendo del
bien o mal que hagas al prójimo. Si haces cosas buenas por los demás
aumenta el haber. De lo contrario se incrementa el debe.
Cuanto más tardemos en reconocer que
ese balance existe más pufos nos permitiremos cometer. Pensaremos
que estamos deprimidos cuando en realidad lo que nos pasa es que
estamos cargados de deudas, esas que si queremos podemos confesar
pero si no queremos no. Por eso es importante tener las cuentas bien
cuadradas.
No se puede servir a dos amos, o
mantenemos nuestro balance interior saneado o mantenemos el del
banco. Negar la realidad no hace que deje de ser realidad. Tu
problema de depresión viene de ahí, de que has faltado a la
justicia en demasiados tratos. La infancia que le cuentas a tu
psicoanalista no tiene nada que ver.
Tu balance interior te acompaña
siempre, el del banco sólo mientras le seas útil. ¿A qué esperas?
Pon tus cuentas en orden que queda mucho camino por delante.