martes, 17 de octubre de 2017

Mi Super Ex-Novia

Esta película va de una novia a la que dejan y se cabrea muchísimo. Lo original es que la chica tiene superpoderes y no deja de darle dolores de cabeza al chico que la dejó.


A mi también me han dado dolores de cabeza por esos motivos, pero afortunadamente no tenían superpoderes. De ser así habría firmado mi sentencia de muerte. Si ya es difícil cargar con alguien fuera de sus casillas imagínate si tiene superfuerza y supervelocidad. Y supertodo.

Lo de que te dejen tiene que ser una humillación durilla. Naturalmente, yo también lo sé por propia experiencia, pero jamás se me ha ocurrido tomar represalias. No es que no te apetezca, lo que no te apetece es que, si las tomas, luego tienes que lidiar contigo mismo. ¿Cómo superar que le has montado un Cristo bendito a alguien sólo porque estabas enfurruñado?


Sólo por no tener que hacer cuentas con uno mismo es mejor morder un lápiz. Aguantarte el cabreo pero no tener que arrepentirte más tarde de haberte pasado de la raya. Las cosas van tomando su lugar poco a poco, así que si tu comportamiento es correcto terminarás aliviado y sin remordimientos por haberle hecho nada a nadie.

La gente suele pensar que los agravios cometidos contra uno son más dolorosos que el peso de haberlos cometido contra los demás, pero no es cierto. Es mejor que le deban a uno dinero que debérselo a los demás, ¿no? Pues es tan sencillo como eso.


Solemos hacer como que dentro de nosotros no hay un balance de debe y haber. De reconocer que lo tenemos no podríamos hacer muchas cosas de las que hacemos. Y sin embargo ahí está, haciéndote sentir bien o mal dependiendo del bien o mal que hagas al prójimo. Si haces cosas buenas por los demás aumenta el haber. De lo contrario se incrementa el debe.

Cuanto más tardemos en reconocer que ese balance existe más pufos nos permitiremos cometer. Pensaremos que estamos deprimidos cuando en realidad lo que nos pasa es que estamos cargados de deudas, esas que si queremos podemos confesar pero si no queremos no. Por eso es importante tener las cuentas bien cuadradas.


No se puede servir a dos amos, o mantenemos nuestro balance interior saneado o mantenemos el del banco. Negar la realidad no hace que deje de ser realidad. Tu problema de depresión viene de ahí, de que has faltado a la justicia en demasiados tratos. La infancia que le cuentas a tu psicoanalista no tiene nada que ver.

Tu balance interior te acompaña siempre, el del banco sólo mientras le seas útil. ¿A qué esperas? Pon tus cuentas en orden que queda mucho camino por delante.