Hombre, un juego de Xbox original que
no es un FIFA. Estos del Cash Converters están a tope, cómo saben
dónde está la movida. Parecen el Studio 54.
Los coleccionistas estamos encantados
con este giro del Cash Converters que me acabo de inventar; si
jugamos bien nuestras cartas podemos hacernos con una colección de
agárrate y no te menees. Y todo a precios bajísimos, de risa. Uno
sabe que está ante palomos cuando te advierten que este juego no es
para Xbox 360. ¡Ya lo sé! Por eso lo quiero.
No hay nada más placentero que
conseguir barato lo que quizás algún día sea caro. Te sientes
listísimo, una autoridad. Vas por la calle quitándole el precio al
juego dejando que todos vean que lo haces. Dejas que el vulgo
contemple la pieza magistral que acabas de obtener gracias a tu
pericia.
Por eso es importante conservar las
antiguas amistades, porque ellas te tratan como si no fueras una
autoridad en el mundo de la caza de piezas impresionantes. Para ellos
sigues siendo Juan y no Don Juan, una cosa que te alivia mucho porque
ser Don Juan también es cansado. Tienes una respetabilidad que a
veces te aleja de las cosas tontas y, por lo tanto, guays.
¿Qué mayor placer hay que comportarte
como si fueras un universitario idiota? Dios mío, no lo sé. Pocas
cosas, imagino. Ser un universitario idiota es algo que nunca
deberíamos dejar de ser.
Sé lo que estás pensando: que en este
plan no me podrás invitar a esa reunión tan importante porque me
empezaré a comportar como un universitario idiota. Bueno... ¡Quizás!
No te prometo nada. Pero como tienes tantas ganas de invitarme me
concederás el beneficio de la duda. ¿No?
A lo mejor me presentas a una persona
muy importante-muy importante y yo le doy la mano después de
habérmela restregado por el agujero del culo, como hacen en
Mallrats. Pues... ¡A lo mejor! Como te digo, no te prometo nada.
Ser una autoridad es así, que
conviertes las faltas graves de educación en mágicas
excentricidades. ¿No te ha gustado lo de dar la mano después de
restregármela por el agujero del culo? El problema es tuyo y no mío,
ya que yo soy una autoridad y tú no. ¿Entiendes cómo va? Es muy
injusto pero es así.
Por eso te digo que si tienes que
invertir dinero en algo te recomiendo que lo inviertas en convertirte
en una autoridad. Si eres una autoridad te tiras pedos sonoros y a la
gente le parece muy divertido en vez de echarte inmediatamente de la
fiesta, como debería ser sin duda alguna.