domingo, 17 de septiembre de 2017

Throwback Party Jamz – Ministry of Sound

Si hay que trabajar en un ministerio que sea el del sonido, ¿no os parece? Seguro que en el ministerio del sonido los funcionarios van con gafas de sol Oakley y con camisetas ajustaditas Powell Peralta.


En el ministerio del sonido si no quieres beber alcohol te puedes pedir un San Francisco, que es una bebida roja que sabe bien pero no tiene alcohol. En el ministerio del sonido encontrarás a tus compañeras de colegio ataviadas de muy atrevida manera y te preguntarás a ti mismo si esta chica es la misma que se sienta tres pupitres más allá de ti en clase. En el ministerio del sonido todo es como fuera de él pero más sexual.

Cuando vas por primera vez al ministerio del sonido todo te da miedo. Tus amigos llevan chaquetas de cuero cuando nunca les has visto con esas chaquetas. El cuero da como miedo, eso lo sabe todo el mundo. Si tienes que dibujar a un malo lo dibujas con chaqueta de cuero, no con prendas de algodón.


Además la luz está baja y la oscuridad da más miedo que la luz, eso también es de dominio público. El ministerio del sonido está diseñado para que pierdas la inocencia o por lo menos la guardes en la guantera unos cuantos kilómetros. La inocencia está muy bien pero porque no repares en ella unas pocas horas a la semana no te va a pasar nada. A cambio aprenderás cosas que no creerías.

La inocencia es una cosa muy olvidada. Hoy el que gana es el fuerte y el astuto, pero al inocente que le den dos higos. ¡Mal asunto! El inocente es el que en caso de conflicto es capaz de emitir un juicio justo ya que su mente no está nublada por intereses egoístas. Para tener una sociedad feliz hay que hacerle caso al inocente.


Si pasas por encima del juicio del inocente al principio muy bien porque te saldrás con la tuya pero a la larga te empezarán a pasar cosas. Más allá de la percepción material existe otra superior cuya cualidad es la de un orden perfecto. Este orden tiene la inocencia como piedra angular y aquel que se aleje de la inocencia también se alejará del orden, del equilibrio completo. Por lo tanto no es de extrañar que si te alejas de la inocencia te empiecen a pasar cosas para que retornes a ella.

¿Somos, por tanto, piezas de un engranaje superior? ¿No somos tan libres como pensamos? Pues no, no lo somos. Creerlo así es de una soberbia entre insultante y enternecedora. Sin embargo esto no es malo: nuestra felicidad absoluta depende de cuánto nos acerquemos a la sumisión completa al plan total. Cuanto más sumisos seamos más felices seremos.


Una batidora cuando más feliz es es cuando bate, ¿no? Puede divertirse una temporada pensando que es una freidora friendo filetes. Se entretendrá mucho sintiendo el aceite hirviendo en su cuerpo y pensará que ese filete no le ha quedado tan mal cuando en realidad le ha quedado fatal. Sin embargo cuando alcanzará su plenitud es cuando bata leche con frutas para hacer un batido.

Por el mismo motivo tú debes pensar muy bien cuál es tu papel en el ministerio del sonido, porque puedes alejarte de él una temporada pero todo conspira para que vuelvas a su seno. Así que estate atento, oveja descarriada, a ver si te van a colocar en tu sitio cualquier día de estos y se te ha olvidado cómo se bate un plátano.