miércoles, 13 de septiembre de 2017

Doom 3

No hay nada mejor que el sabor a 486, no sé qué te parecerá a ti. En un 486 con MS-DOS y Windows 3.11 corriendo que se las pelaban la vida era sencilla, pulcra, sin complejas actualizaciones. Luego llegaron los millennials y desmontaron este honesto tablero de juego en el que nos desenvolvíamos.


Los millennials han llegado con su alergia al trabajo duro y han puesto todo patas arriba. Ya no quieren poseer coches, con el gusto que da eso de poseer un coche. Cuando posees un coche posees una prolongación de tu polla. Cuando vas al bar queda claro quién tiene la polla más grande mirando el coche que tiene. ¿Qué vamos a hacer ahora que no tenemos coche en propiedad? ¿Bajarnos los pantalones y medírnoslas con una regla?

Yo antes que eso prefiero hipotecarme por 30 años. Prefiero eso antes de que mis amigos comprueben en directo lo pequeña que la tengo en realidad. ¿No es en este miedo radical, primario, en el que se sustenta toda la industria automovilística? Por supuesto que sí. Si no nos diese miedo que nuestros amigos la tuviesen más larga que nosotros la industria automovilística dejaría de tener sentido real.


Ahora va a haber coches eléctricos pero eso ya no es lo mismo. El que tenga un Tesla querrá decir que tiene un pene de ojos vidriosos e imaginación sin anclaje en la vida real, como Elon Musk. O sea, que el que tenga un Tesla también tiene en el armario vestidos de bailarina junto a chaquetas de cuero y tachuelas. Aquel que tenga un Tesla no se sabe por dónde te puede salir. Yo no me metería con un tío que haya sido seducido por un Tesla. Cualquiera sabe lo que te podría pasar...

El que se haya hecho con un Toyota híbrido puede que no tenga tanta imaginación pero al menos tiene un pie en la tierra. Consumirá pulcra pornografía de lesbianas y si le vienes con unas esposas pensará que está detenido en vez de excitarse, como un honesto muchacho de granja. Un tipo con un Toyota híbrido igual es un poco más aburrido pero nunca mirará con ojos golosos a tu perro.


El que tenga un Renault Zoe será gay, sobre eso no hay que pensar demasiado. El que tenga un Nissan Leaf será amante de las orgías multitudinarias pero no podrá soportar que le toque una gota de lefa ajena. Los propietarios de coches eléctricos son así, escrupulosos hasta la contradicción.

Como veis, mucho millennial mucho millennial pero todo sigue igual. Aquí se sigue midiendo la longitud del pene de la peña mirando el coche, sea eléctrico o no. La diferencia es que ahora la longitud del pene no está marcada por lo grande que sea el coche sino por lo complejo. Cuantas más vueltas hayas dado para llegar a la conclusión de que el coche debe ser así y no asá más larga la tendrás. Hay que reconocer que es una novedad notable.


Los cerebritos nunca pensamos que nuestro cerebro algún día sería el factor determinante para que nuestro pene fuera más largo o más corto. Con sólo una crisis mediante resulta que ahora nuestro cerebro es lo más demandado por el planeta. ¡Pues bendito sea Dios! Antes era lo menos demandado. ¿Qué estratagemas desarrollaré ahora que mi enemigo no es el bully de la clase sino el otro cerebrito? No lo sé, pero os prometo que le hundirán en la miseria.

Ahora que el enemigo son los otros cerebritos la guerra puede ser titánica. Normal que Elon Musk quiera legislar la inteligencia artificial. Debe ser que él ya ha llegado a mis mismas conclusiones. ¿Quieres que compartamos apuntes, Elon? No, hombre, que ahora somos enemigos. ¿No has escuchado lo que te acabo de decir, puto loco?