No hay nada mejor que el sabor a 486,
no sé qué te parecerá a ti. En un 486 con MS-DOS y Windows 3.11
corriendo que se las pelaban la vida era sencilla, pulcra, sin
complejas actualizaciones. Luego llegaron los millennials y
desmontaron este honesto tablero de juego en el que nos
desenvolvíamos.
Los millennials han llegado con su
alergia al trabajo duro y han puesto todo patas arriba. Ya no quieren
poseer coches, con el gusto que da eso de poseer un coche. Cuando
posees un coche posees una prolongación de tu polla. Cuando vas al
bar queda claro quién tiene la polla más grande mirando el coche
que tiene. ¿Qué vamos a hacer ahora que no tenemos coche en
propiedad? ¿Bajarnos los pantalones y medírnoslas con una regla?
Yo antes que eso prefiero hipotecarme
por 30 años. Prefiero eso antes de que mis amigos comprueben en
directo lo pequeña que la tengo en realidad. ¿No es en este miedo
radical, primario, en el que se sustenta toda la industria
automovilística? Por supuesto que sí. Si no nos diese miedo que
nuestros amigos la tuviesen más larga que nosotros la industria
automovilística dejaría de tener sentido real.
Ahora va a haber coches eléctricos
pero eso ya no es lo mismo. El que tenga un Tesla querrá decir que
tiene un pene de ojos vidriosos e imaginación sin anclaje en la vida
real, como Elon Musk. O sea, que el que tenga un Tesla también tiene
en el armario vestidos de bailarina junto a chaquetas de cuero y
tachuelas. Aquel que tenga un Tesla no se sabe por dónde te puede
salir. Yo no me metería con un tío que haya sido seducido por un
Tesla. Cualquiera sabe lo que te podría pasar...
El que se haya hecho con un Toyota
híbrido puede que no tenga tanta imaginación pero al menos tiene un
pie en la tierra. Consumirá pulcra pornografía de lesbianas y si le
vienes con unas esposas pensará que está detenido en vez de
excitarse, como un honesto muchacho de granja. Un tipo con un Toyota
híbrido igual es un poco más aburrido pero nunca mirará con ojos
golosos a tu perro.
El que tenga un Renault Zoe será gay,
sobre eso no hay que pensar demasiado. El que tenga un Nissan Leaf
será amante de las orgías multitudinarias pero no podrá soportar
que le toque una gota de lefa ajena. Los propietarios de coches
eléctricos son así, escrupulosos hasta la contradicción.
Como veis, mucho millennial mucho
millennial pero todo sigue igual. Aquí se sigue midiendo la longitud
del pene de la peña mirando el coche, sea eléctrico o no. La
diferencia es que ahora la longitud del pene no está marcada por lo
grande que sea el coche sino por lo complejo. Cuantas más vueltas
hayas dado para llegar a la conclusión de que el coche debe ser así
y no asá más larga la tendrás. Hay que reconocer que es una
novedad notable.
Los cerebritos nunca pensamos que
nuestro cerebro algún día sería el factor determinante para que
nuestro pene fuera más largo o más corto. Con sólo una crisis
mediante resulta que ahora nuestro cerebro es lo más demandado por
el planeta. ¡Pues bendito sea Dios! Antes era lo menos demandado.
¿Qué estratagemas desarrollaré ahora que mi enemigo no es el bully
de la clase sino el otro cerebrito? No lo sé, pero os prometo que le
hundirán en la miseria.
Ahora que el enemigo son los otros
cerebritos la guerra puede ser titánica. Normal que Elon Musk quiera
legislar la inteligencia artificial. Debe ser que él ya ha llegado a
mis mismas conclusiones. ¿Quieres que compartamos apuntes, Elon? No,
hombre, que ahora somos enemigos. ¿No has escuchado lo que te acabo
de decir, puto loco?