domingo, 3 de septiembre de 2017

Mr. Magorium y su Tienda Mágica

¿Es garantía Dustin Hoffman y Natalie Portman de éxito? Regulín regulán. Vamos, yo no diría que esta peli es la pera limonera ni nada.


Esta peli va de mágica pero se queda en ñoña. El argumento de “si sigues tus sueños todo es posible” está tan trillado que hoy en día hasta el más loser de los losers sigue sus sueños. Para contar esa idea no hace falta añadirle una “atmósfera mágica” porque la mezcla queda demasiado dulzona. Al menos para mi gusto, y mira que a mi el dulce... ¡Cómo me gusta el dulce! Soy una vieja más, no os engañéis.

Sin embargo es una peli suficientemente agradable de ver como para sentirte razonablemente bien poniéndola en el dvd. Es como una canción de Natalie Imbruglia, aunque sólo conozca una canción de esta dulce muchacha. ¿A quién no le gusta Natalie Imbruglia? A mi mismo.


A mi amigo Manolo le encantaba Natalie Imbruglia. No su trabajo, ella. A los chicos las chicas megadulces nos vuelven majaretas, nos dejamos arrastrar por su embrujo como hojas al viento. Con la edad te vas dando cuenta que la capa dulce que parecía el fondo de la cuestión oculta otra capa más por lo menos: una capa que contiene todo lo amargo que no queda bien poner por fuera. La edad te da sabiduría y la sabiduría te hace apreciar esta capa supuestamente “mala”.

Una chica dulce 100% será muy agradable al tacto pero al cerebro es incongruente. ¡Es imposible que siempre estés contenta! ¿Con el hambre que se pasa en África estás contenta? Ese sencillo dato debería bastar para que la función se desmoronase. Sin embargo seguimos representando el papel porque socialmente nos reporta más beneficios.


Si no atiendes las urgentes necesidades de tu “parte mala” algún día te quedarás sólo con ella. La capa no es mala per se, simplemente está enfadada de toda la mierda que tiene que aguantar. ¿Se puede culpar a alguien de estar enfadado en estos tiempos? Más que culparle se le debería premiar, porque alguien tiene que evidenciar aquello que nadie más evidencia por cuestiones económicas.

Si te dedicas a atender las necesidades de tu “parte mala”, ¡felicidades! Eso significa que cuando seas viejo no estarás lleno de achaques y manías. Habrás hecho de tus achaques y manías una parte más de tu vida y así llegarás a viejo siendo algo tipo Papá Noel, no tipo Cruela de Vil.


No se puede pasar uno la vida echando la mierda bajo la alfombra. Aparte de ser conceptualmente aberrante, es aberrante en un sentido meramente práctico. Si sigues haciendo eso un día tu alfombra tendrá un bulto de agárrate y no te menees y la gente se tropezará con él. Nadie querrá ir a tu casa porque en tu casa la gente se tropieza con el bulto de la alfombra. Así que te quedarás solo con la cansada tarea de descubrir qué coño haces con toda la mierda que has acumulado durante tu vida aparentemente perfecta.

¿No es mejor limpiar cada día un poquito que limpiar un domingo todo de golpe? Cuando eres joven puedes hacerlo porque mierda tampoco tienes tanta y porque cuando uno es joven es imperativo que sea irresponsable. Pero a tus años... ¿Cuántos años tienes ya? ¡Madre mía! Y luego la vieja soy yo.