Francamente, no encuentro la ventaja de
los Bollycaos Mini sobre los normales. Supongo que la idea es la
conveniencia, comértelos como pipas, que en teoría es más fácil
que comerte algo grande a mordiscos. No sé, no sé.
A mi me resulta más gustoso un
Bollycao normal, del mismo modo que prefiero un bocadillo a canapés.
Los Bollycao Minis, eso sí, para una recepción o una fiesta de alto
copete en general sí que deben ser buenos. Seguramente Isabel
Preysler tenga la despensa llena de Bollycaos Mini por si las
visitas.
Cuando estás charlando con personas
importantes es conveniente no tener las dos manos agarrando un
bocadillo porque en esas circunstancias las manos se han de utilizar
para gesticular. Necesitas las dos manos libres para decirle a este
cuánto te gustó su libro, las separas mucho y dices “todo esto”.
Sin embargo para hablar sólo necesitas
una mano. Elevas la mano libre, agitándola, mientras exclamas
vehementemente como si presentaras Salvados. Una mano libre es
crucial para denunciar las injusticias, lo que nadie dice pero tú
sí. Elevar la mano agitándola subraya la importancia de tus
palabras. Sin elevarla ya no es lo mismo.
Si hablar de nuevo sobre las
injusticias del mundo te importa menos que llenarte la barriga mal
asunto. Parecerá que las injusticias te importan un pimiento, te
importen o no. Si no te importan pero elevas y agitas la mano lo
harás bien. Si te importan pero tragas canapés como un bulldozer lo
harás mal. Te estoy dando un enfoque general.
A mi cuando el 15-M me dijeron que “no
pensaban que yo fuera así”. Que no ir vistiéndome como un
pescador distraído podía hacer pensar que yo era un superficial
capitalista, no una persona comprometida con la causa. Como veis, al
rebaño hay que tratarlo con modos sencillos, blancos o negros, nada
de sutiles y elegantes grises.
Si tienes dinero y vistes como un pobre
no lo entenderán; si no tienes un duro y vas de bling bling no lo
entenderán tampoco. Por eso insisto en que tengas por lo menos una
mano libre, para desfacer malentendidos en el caso de que fuere
necesario.
Vístete sin matices, exprésate de
plano modo, así nadie tendrá que estrujarse el seso y todo el mundo
estará más tranquilo. Si la gente se estrujase el seso las
injusticias desaparecerían, por lo que las situaciones que hemos
expuesto anteriormente dejarían de existir. Así que la clave es que
nadie se estruje el seso para que podamos seguir comiendo canapés
plácidamente.
Si le dices a alguien que su discurso
podemita ya está pasado de moda te buscarás un problema. Y aquí no
queremos problemas, queremos canapés. Por eso insisto, me empeño en
que gesticules mucho. Cuanto más gesticules menos entenderán.
¿Pillas el truco?