lunes, 6 de noviembre de 2017

Donuts Halloween – Edición Limitada

¿Si guardas unos Donuts sin abrir durante 20 años se pudrirán a pesar de estar envasados al vacío? Voy a hacer la prueba, porque las ediciones limitadas están hechas para almacenarlas en el armario hasta que se revaloricen.


Hoy los productos de consumo ya son demasiado guays. Todo el mundo hace esas cosas con las que soñábamos de pequeños pero los serios señores de empresa nunca hacían. Ahora todo ha cambiado, esos señores serios ya no existen y lo que ahora existe son señores que montan en monopatín y toman decisiones. ¿Y sabes qué? Prefería a los otros.

En el momento que eres un señor de empresa se te acabó el ser guay. No es por nada, pero ser un tío de empresa e ir de guay es superloser. Es como ese puto señor mayor que se trata de hacer el enrollado. Esos tíos eran el mal rollo personificado, no hay nada más triste que un viejo “intentando hablarte en tu idioma”.


Un señor mayor la gracia que tiene es que es mayor. No te acercas a un señor mayor buscando un colega, te acercas buscando justo lo contrario, porque colegas tienes de sobra y son todos gilipollas. Lo que esperas de un señor mayor es que sepa estar en su sitio y que quizás se te pegue a ti algo, porque yendo con tus colegas no lo vas a conseguir ni de chiripa.

Si te acercas a un señor mayor “jovencito” como los que hay hoy al principio fliparás con que le gusten las mismas cosas que a ti. Pero al cabo de un par de horas te empezarán a dar náuseas porque, horror, a este puto viejo le gusta lo mismo que a ti. ¿Qué respeto te inspira eso? Pierdes la fe en el futuro porque ves que va a ser igual que el presente sólo que más arrugado.


A un señor mayor lo respetas por ese gesto de desprecio hacia todo lo que no esté a la altura del buen gusto, no lo respetas porque sepa jugar a Super Smash Bros. Ver a ese señor te hace pensar que quizás haya una salida al rollo bananero que tienes montado con tus amigos. Contemplarle te recuerda que hay esperanza más allá de las cuatro chorradas de las que hablas cada día.

Así que si un señor mayor está tan perdido como para intentar caerte bien porque haga unos Donuts Halloween dejas de respetarle. Te piensas que es un pelele intentando complacer a los jóvenes, que todo el mundo sabe que son un mercado pingüe, delicioso. Y este pollo ha intentando acercarse a ti haciendo unos Donuts Halloween.


Los jóvenes de ahora son iguales que los de siempre sólo que criados en un molde más amplio. Y yo recuerdo que cuando salía por Moncloa no había nada más triste, más repugnante que un puto viejo hablando con tu grupo de amigos en un bar de copas. Pensabas que ese tío era muy patético porque estaba hablando con unos niñatos en vez de estar en casa con su mujer.

Pues ahora debe ser igual. Si ves a un viejo intentando ir de guay contigo te da pena. Así que yo no sé si estos Donuts Halloween me acaban de convencer.