jueves, 2 de noviembre de 2017

RKO 281

Esta película trata de las aventuras y desventuras que Orson Welles y su equipo pasan para rodar, producir y sacar Ciudadano Kane, la considerada mejor película de la historia.


Orson era un joven descarado y prepotente, por eso acababa peleado con todo productor que se encontraba por medio. Los productores también tienen su corazoncito y eso de que venga un chaval a decirles que son unos cantamañanas se conoce que no lo deben llevar bien, digo yo.

¡Ay, el carácter del joven talentoso! Tan apasionado, tan apisonador... Todos vamos por la vida así al principio, eso de la paciencia no está hecho para un joven. Un joven lo quiere todo y lo quiere ahora. Un joven no entiende que las cosas lleven trabajo y que para conseguirlas no se puede pasar por encima de los productores, por muy tontos del bote que sean o parezcan.


Por desgracia, además de conseguir nuestros objetivos tenemos que sacarlos sin perjudicar al vecino. O sea, la recaraba. Es una cosa complicadísima, es casi alquimia, por eso la paciencia es tan importante. Uno no puede destilar esencia exquisita si tiene prisas porque te puede estallar el matraz si no andas con temple. Sin embargo como eres tan joven aprietas el acelerador y te explota todo en los morros, por regla general.

¡No pasa nada, amigos imberbes! Es perfectamente normal. El Tío Juan, Luz del Mundo, os entiende a las mil maravillas. Al Tío Juan no es que le hayan estallado matraces, es que le ha estallado el laboratorio entero. Y aquí estoy, con apenas unas cicatrices que me hacen más sexy, si es que eso es posible de algún modo.


No te digo que no haya pasado las de Caín, lo que te digo es que pasar las de Caín también tiene su cosa. O sea, que tú quieres hacer Ciudadano Kane o la nueva Apple sin pasar las de Caín, dices. ¡Pues vas aviado, hijo! Pasar las de Caín forma parte del entramado, que no podría ser más divertido, tengo que subrayar.

Que ya sé que nos hemos criado en época de bonanza, que ya. Que ya sé que chascábamos los dedos y una cohorte de criados de Librea nos traían nuestros deseos en una bandeja de plata purísima. Pero tienes que reconocer que aquello tampoco molaba. Uno notaba cómo le engordaba el culo. Ahora también se nota, pero al menos lo mueves y se pone zumbón.


En resumidas cuentas, amigo imberbe, que no te preocupes porque los escollos se amontonen delante de ti como piezas de Lego recién sacadas de la caja. Con tu pericia de joven talentoso fulgurante las compondrás de tal modo que de escombros se tornarán en escalera y podrás subir hacia tu destino majestuoso.

¡Qué contemporáneo es todo lo que cuento! ¡Qué oportuno! ¡Gloria a Juan!