Como mi empeño, mi terquedad se centra
en ser el más guay del mundo, ahora juego mucho a la Xbox original.
¿Por qué? Analicemos tan especialito asunto.
La Xbox no es ni muy vieja ni muy
nueva, como una novia de calidad. No caes en la obviedad de jugar a
la Super Nintendo ni usas algo de tan poco buen gusto como una
Playstation 3. Estás bordeando el delicioso filo de la navaja.
Caer para un lado o para otro es muy
fácil. Puedes ir con los malotes o puedes ir con los empollones,
pero la gracia está en ir con todos y con ninguno a la vez. Ambos
lados tienen cosas malas y lo guay es libar el néctar y escupir la
cera.
Si no buscas el más difícil todavía
ya me dirás qué motivación tiene la vida. No, dime, porque yo no
se la veo. Ya sé que tirándome a una Mega Drive cumplo con los
retrocánones, pero la gracia es cumplirlos tocando siempre las
narices.
Me pregunto cómo será dejar de tocar
las narices. No lo quiero ni pensar, debe ser algo aburridísimo.
Mira, es que lo estoy pensando y hasta mal rollo me está entrando,
de verdad.
Aportar cosas inteligentes es terrible,
las brumas de tu mente se disipan y ya no tienes nada en qué pensar.
¿Y ahora que he resuelto todos los problemas qué hago? Es
importante tener una batería de problemas de reserva por si te
aburres y no sabes qué hacer.
Ten cuidado, oh lector, de no resolver
de golpe todos los problemas de la vida porque luego igual te
aburres. Tienes que tener un plan pensado de antemano para cuando no
tengas ningún tedioso nudo mental que resolver. De lo contrario
puede pasarte como al de Cadena Perpetua, que cuando sale de la
cárcel se aburre como un higo.
Mucho se habla de mejorar las
relaciones en el trabajo, pero yo te insto a que las empeores. Si
tienes un buen ambiente no te puedes quejar de nada y tienes que
ponerte a trabajar. Y eso es lo que evitamos por encima de todo, ¿no?
Todo este guirigai de la economía colaborativa y aledaños es porque
no nos apetece trabajar. ¿Por qué si no íbamos a montar todo este
cristo?
¡Evita el buen rollo! ¡Malmete!
¡Traiciona! ¡Siembra la cizaña! Sólo así podrás librarte de la
condena de no tener excusas. Si siempre hay un culpable podemos
seguir haciendo como que hacemos algo cuando en realidad no hacemos
nada. ¿No es estupendo?