jueves, 30 de noviembre de 2017

Shenmue II

¡Parad las máquinas! ¡Detened las rotativas! He trincado el Shenmue II por 3€. Para los que seáis ignorantes en el mundo del retrocoleccionismo videojueguil os tengo que decir que esta es una pieza excelsa que se cotiza entre 30€ y 60€. He triunfado como la Coca-Cola.


El dependiente del Cash Converters donde he pillado este megahallazgo también sabía de su importancia, así que me recordó repetidas veces la suerte que yo tenía. ¡Que sí, tío! No me lo digas más, me estás haciendo sentir culpable por tener un poquito de suerte de cuando en cuando.

Shenmue es el típico videojuego de culto que te cagas, si vas a una fiesta de retrocoleccionistas va a salir Shenmue en la conversación de fijo. Vale que el cotizado-cotizado es el de Dreamcast, pero yo estoy muy contento con lo mío.


Afortunadamente yo no me muevo con retrocoleccionistas, por eso mi cerebro está bien. Los retrocoleccionistas y gente así están muy pirados y nunca entiendes qué rayos les pasa por la cabeza. Su mirada es esquiva y no sabes si están pensando en cuánto admiran tu pieza o en cómo van a matarte para robártela.

Intento sacar lo mejor de cada tipo de gente: de los retrocoleccionistas saco su hobby, que me encanta, pero dejo su locura excesiva. Con los fachas cojo su sanote sentido del humor pero dejo su cutre manera de enfocar las cosas. Hay que hacer esto si uno quiere ser feliz.


El equilibrio es la cuenta pendiente que en este momento tenemos como sociedad. Si vas por la calle verás o panolis en una ridícula bicicleta o panolis en un ridículo SUV. Yo ni entiendo cómo alguien puede atreverse a ir en bicicleta por Madrid con el tráfico que hay ni cómo alguien en medio de un grave problema medioambiental puede elegir un SUV entre todas las opciones posibles.

Como a mi me gusta ir por el camino de en medio voy andando, porque así ni tengo miedo de que me atropelle un SUV si cojo una bici ni me siento mal por estar echando macísimo de humo a la atmósfera.


Juan va por la vida como Dios dispuso que se hiciera: Juan camina por la acera, Juan coge el coche cuando tiene que ir a una provincia por carretera y Juan coge un tren si quiere hacer un viaje. Juan deja los modernos inventos del demonio para los endemoniados, como no puede ser de otra manera.

Juan, sin embargo, en su grandeza, acepta que tú vayas en bicicleta. Juan podría mirarte por encima del hombro, naturalmente, pero Juan se corta un pelo. Así de grande, así de magnífico es Juan.